Debió imaginárselo desde el principio, cuando vio que la aseguradora se ponía remolona y aseguraba no encontrar una carta de suplemento de responsabilidad civil que Grisaleña entregó a Mapfre cuando alquiló las naves siniestradas y el inquilino tenía otra empresa aseguradora, La Estrella, por ser más concretos. Era una condición indispensable porque el propietario sólo alquilaba el continente, y el inquilino, el contenido. También debió imaginar que iba a tener calvario cuando tardaron una semana en ponerse en contacto con él, y cuando tuvo que contratar una agencia de peritación externa. Ahora, casi cinco meses después, ha tenido que solicitar una tercería (peritaje independiente) y mover Roma con Santiago porque le tratan de engatusar con 21 kilos de los de antes como “entrega a cuenta”, lo que le escama cantidad teniendo en cuenta que lo que asegura que le corresponde son exactamente 84. No va a cejar en el empeño, nos tememos.