Manuel Marcos Pérez fue muy duro en el planteamiento de su pregunta parlamentaria porque equiparó ese grosero espectáculo del PP, blandiendo en la Cámara la ultrederechista revista Época, con los recurrentes ataques que ese partido profiere contra instituciones del Estado de Derecho cuando se ve acorralado por investigaciones contra la corrupción. Y aquel era un momento álgido de la cuestión, con Soria desplegando todas sus plumas tras haber sido archivado el caso salmón en el TSJC y denunciando a los denunciantes de las tramas de corrupción de su partido en un intento fallido de convertir a las escopetas en pájaros. Pérez le preguntó exactamente si ya había “exigido responsabilidades al vicepresidente por las graves acusaciones que ha formulado contra el presidente del Gobierno de España, a raíz de una publicación, una revista nacional, que fue además exhibida con júbilo y alborozo por los diputados y diputadas del Partido Popular”. Rivero contestó escuetamente, en su primera intervención, que “nunca he valorado públicamente declaraciones de miembros del Gobierno, no lo he hecho nunca y ahora tampoco voy a hacer una excepción” (sin comentarios, de momento, que lo del recorte de consejería empieza a romper la tónica).