El caso no es sencillo de descrifrar porque, además de las contradicciones entre las partes, al instructor le deben estar asaltando dudas más que razonables. De entrada, se sabe que denunciante y denunciado mantenían una relación íntima desde hace años, como han reconocido ambos, pero las discrepancias empiezan cuando la limpiadora asegura que quiso terminar con el denunciante y que éste se negó, so pena de contarlo todo al marido de la denunciante y al hijo de ésta. El denunciado dice que de eso nada, que las relaciones continuaron de modo consentido hasta el día en que se grabó la presunta agresión denunciada. Pero las dudas llegan ante la ausencia de audio en la grabación, lo que impide conocer mayores datos sobre los hechos que se visionan, y ante la evidencia de que la denunciante sabía perfectamente que había allí una cámara grabando.