Dicen los expertos en procedimiento administrativo que la técnica de la convalidación está implantada en España y sus territorios de ultramar desde los tiempos de la I República. Consiste tal técnica en subsanar los posibles errores que cometa la Administración en su sinuoso y cotidiano devenir mediante un procedimiento extraordinario que tiene su culmen en la mesa del máximo órgano ejecutivo, que en el caso de Canarias es el Consejo de Gobierno. Así, si por ejemplo es usted gestor público y se equivoca a la hora de contratar a una empresa y, llegado el momento de pagarle, se le rebelan los presupuestos o los informes jurídicos, no se inquiete: abra un procedimiento de nulidad de oficio, tramítelo a toda castaña, llévelo su señorito o señorita consejero-consejera para la convalidación, y a otra cosa, mariposa. Hemos dicho “si se equivoca”, pero, y ¿qué pasa cuando no se equivoca? Pues se inventa usted la equivocación, hombre de Dios, que parece lelo.