La tarde-noche del lunes todavía estaban en el PP canario, especialmente en el tinerfeño, sacando cuentas de lo ocurrido este pasado fin de semana en el Congreso Nacional del PP, el decimoséptimo de esta era. Pocos encontraban encaje razonable a las decisiones como el apartamiento de Manuel Fernández, mano y ojito derechos de José Manuel Soria, de la Junta Nacional; la confirmación en el Comité Ejecutivo de Cristina Tavío, caída en desgracia en beneficio de Antonio Alarcó, que no pescó más de lo que ya tenía, o la sorprendente (luego resultó ser una confusión de acentos) reaparición estelar de José Macías en los órganos nacionales de tanto glamour. Hemos escuchado a unos y a otros y podemos irles aclarando algunas cosas. Empecemos por el pobre Pepe Macías, al que sin querer metimos en un susto la mañana de este lunes cuando lo telefoneamos para entrevistarlo por su sorprendente ascenso al Comité Ejecutivo Nacional. Entre perplejo e incómodo, nos aseguró que él no era ese José Macías que mencionó Mariano Rajoy cuando propuso al plenario su lista de cargos orgánicos. Nos lo habían confirmado desde Sevilla asistentes al congreso, hasta que este mismo lunes nos aclararon el entuerto. El José Macías es, en realidad, José Maciá, un dirigente catalán que sí había dado sus correspondientes codazos para estar entre los elegidos. Nuestro seguro senador, Pepe Macías, hace tiempo que se apartó, molesto y dolido, exactamente desde que Soria lo obligó a dejar el Senado para dar paso a Borja Benítez de Lugo.