Pero había algo latente en esa visita a vista de pájaro, algo que no se contó, algo que se dejó en el aire una vez hechos los amigos para la ocasión siguiente. Como Anfi del Mar ya está terminado, atención, ¡vista a la derecha!, al barranco de Balito. Allí hay un mamotreto que sólo está habitado en sus plantas altas porque el edificio está precintado y sometido a largo pleito entre su dueño, el empresario gallego Alberto Barrera, y la Administración del Estado. El pleito dura ya cerca de veinte años y no ha habido ocasión de sacar el asunto de los juzgados. La causa del precinto es que parte del edificio está en servidumbre, o incluso un pelín en el dominio público. Pero, siempre un pero, ¿pero si en lugar del señor Barrera ese pedazo de empresa que pasea a los parlamentarios en helicóptero compra y hace algo tan bueno como Anfi del Mar? Pero claro, ahora el 80% de las pelotas pasan por el terreno de juego de los socialistas, y a ésos en diez años no les hemos hecho ni pajolero caso, se dicen en la empresa. “Sí”, se contestan, “pero Palao echará una mano”. Y hacen sus cuentas. Va a ser que no, avanzamos desde aquí, porque según un empresario del sector, un asunto que se hace tan viejo en los juzgados difícil lo tiene si no es según sentencia. Y porque, además, están haciendo mal las cuentas.