Desvelado (en parte) el misterioso comportamiento del asteroide que parece una nave espacial
Nuevos análisis del primer asteroide interestelar conocido como Oumuamua concluyen que fenómenos naturales pueden explicar su extraño comportamiento sin tener relación con un objeto artificial.
El 19 de octubre de 2017, los astrónomos descubrieron el primer objeto interestelar conocido que visita nuestro sistema solar.
Descubierto por primera vez por el telescopio de reconocimiento panorámico y el telescopio del Sistema de Respuesta Rápida 1 (PanSTARRS1) ubicado en el Observatorio Haleakala de la Universidad de Hawái, el objeto complicó su identificación, ya que mostró simultáneamente características tanto de un cometa como de un asteroide.
Los astrónomos nombraron formalmente el objeto 1I / 2017 U1 y agregaron el nombre común Oumuamua, que se traduce más o menos como explorador en hawaiano. Investigadores de todo el mundo se apresuraron a recopilar la mayor cantidad de datos posible antes de que Oumuamua se alejara del alcance de los telescopios de la Tierra. En total, solo tenían unas pocas semanas para observar al extraño visitante.
Los primeros informes de las características extrañas de Oumuamua llevaron a algunos a especular que el objeto podría ser una nave extraterrestre, enviada desde una civilización lejana para examinar nuestro sistema estelar, o restos de la misma.
Pero un nuevo análisis codirigido por Matthew Knight, científico investigador asociado en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Maryland, y publicado en la revista Nature Astronomy, sugiere fuertemente que Oumuamua tiene un origen puramente natural.
“Nunca hemos visto nada como Oumuamua en nuestro sistema solar. Todavía es un misterio --admite Knight--. Pero nuestra preferencia es seguir con los análogos que conocemos, a menos o hasta que encontremos algo único. La hipótesis de la nave extraterrestre es una idea divertida, pero nuestro análisis sugiere que hay una gran cantidad de fenómenos naturales que podrían explicarlo”.
Como Knight y sus colegas resumieron en su estudio, Oumuamua es de color rojo, similar a muchos objetos pequeños observados en nuestro sistema solar. Pero ahí es donde termina la familiaridad.
Probablemente tiene una forma alargada, parecida a un cigarro y un patrón de giro extraño, muy parecido a una botella de refresco en el girando de lado por el suelo. Según Knight, su movimiento a través de nuestro sistema solar es particularmente desconcertante. Si bien parecía que aceleraba a lo largo de su trayectoria, una característica típica de los cometas, los astrónomos no podían encontrar evidencia de las emisiones gaseosas que típicamente crean esta aceleración.
“El movimiento de Oumuamua no se limitó a seguir la gravedad a lo largo de una órbita parabólica como cabría esperar de un asteroide
--añade Knight--. Pero visualmente, nunca ha mostrado ninguna de las características de cometa que esperaríamos. No hay cabellera discernible, la nube de hielo, polvo y gas que rodea a los cometas activos, ni una cola de polvo o chorros de gas“.
Knight trabajó con Alan Fitzsimmons, un astrónomo de la Queen's University Belfast en Irlanda del Norte, para reunir a un equipo de 14 astrónomos provenientes de los Estados Unidos y Europa. El Instituto Internacional de Ciencia Espacial en Berna, Suiza, sirvió como base de inicio virtual para la colaboración.
“Reunimos un sólido equipo de expertos en diferentes áreas de trabajo sobre Oumuamua. Esta investigación cruzada condujo al primer análisis exhaustivo y al mejor resumen general hasta la fecha de lo que sabemos sobre el objeto -destaca Knight--. Tendemos a suponer que los procesos físicos que observamos aquí, cerca de casa, son universales. Y aún no hemos visto nada como Oumuamua en nuestro sistema solar. Esta cosa es rara y ciertamente difícil de explicar, pero eso no excluye otros fenómenos naturales que podrían explicarlo”.
El nuevo documento de investigación es principalmente un análisis de los datos existentes, incluido un estudio de diciembre de 2017 de la forma y el patrón de giro de Oumuamua, escrito por Knight y un equipo de astrónomos de la UMD. Este documento, publicado en The Astrophysical Journal Letters, se basó en datos del Discovery Channel Telescope (DCT) en el Lowell Observatory en Arizona. UMD es un socio científico de la DCT, junto con la Universidad de Boston, la Universidad de Toledo y la Universidad del Norte de Arizona.
Knight, Fitzsimmons y sus colegas consideraron una serie de mecanismos por los cuales Oumuamua podría haber escapado de su sistema original. Por ejemplo, el objeto podría haber sido expulsado por un planeta gigante de gas que orbita a otra estrella. De acuerdo con la teoría, Júpiter puede haber creado la nube de Oort, una enorme capa de objetos pequeños en el borde exterior de nuestro sistema solar, de esta manera. Algunos de esos objetos pueden haberse escapado de la influencia de la gravedad del sol para convertirse en viajeros interestelares.
El equipo de investigación sospecha que Oumuamua podría ser el primero de muchos visitantes interestelares. Knight está a la espera de los datos del Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos (LSST, por sus siglas en inglés), que está programado para ser operativo en 2022.
“En los próximos 10 años, esperamos comenzar a ver más objetos como Oumuamua. El LSST irá más allá de cualquier otro sondeo que tengamos en términos de capacidad para encontrar pequeños visitantes interestelares --señala Knight--. Podemos comenzar a ver un nuevo objeto cada año. Ahí es cuando comenzaremos a saber si Oumuamua es raro o común. Si encontramos 10-20 de estas cosas y aún parece inusual, tendremos que reexaminar nuestras explicaciones”.
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