Álex de la Iglesia recibe el Premio Nacional de Cine
El director de cine y presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Alex de la Iglesia, ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía 2010 por su “incuestionable trayectoria profesional innovadora y transgresora” que “ha enriquecido el lenguaje” del cine español. El cineasta bilbaíno ha destacado la relación entre el “dolor” y la capacidad de crear y se ha mostrado convencido de que “la única manera de sacar rendimiento a una labor artística es sufriendo”.
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha hecho entrega del Premio en un acto celebrado en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, en el marco de la 58 edición del Festival de Cine, en el que también han estado presentes la consejera de Cultura, Blanca Urgell, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces, las presidentas del Parlamento vasco y las Juntas Generales de Guipúzcoa, Arantza Quiroga y Rafaela Romero, respectivamente, la diputada foral de Cultura, María Jesús Aranburu, y el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza.
De la Iglesia ha relatado su “accidentado” viaje por aeropuertos y aduanas con un perro salchicha para poder llegar a la capital guipuzcoana desde Toronto y ha asegurado que se ha tratado de un trayecto “a contrarreloj como he hecho esta película y como he vivido toda mi vida”, al tiempo que ha considerado que “la premura hace que las cosas funcionen”. “La falta de condiciones idóneas es algo que estimula, desgraciadamente es así, por lo menos a mí me ocurre”, ha añadido.
A su juicio, “no hay manera de disfrutar si no se sufre”. En ese sentido, se ha mostrado convencido de que “la única manera de poder sacar rendimiento a una labor artística es sufriendo” y se ha preguntado “cómo superarlo”. “Igual no hay que superarlo, igual la clave es acostumbrarse y conseguir que las condiciones que tenemos para hacer cine, literatura, para gobernar, para convivir sea un estado no idóneo de cosas y en ese estado encontrar cómo estar cómodos”, ha aseverado.
El director bilbaíno ha subrayado que con su última película, Balada triste de trompeta, ha “sufrido más que nunca”. “Me ha costado más que la primera y sin embargo creo que me ha quedado mejor. ¿Por qué? porque he conseguido acostumbrarme al dolor”, ha afirmado.
Consenso y acercamiento
Por su parte, la ministra de Cultura ha destacado el papel de Álex de la Iglesia al frente de la Academia así como su “clara labor a favor del consenso y acercamiento entre todos los que forman parte del cine español y de ellos con la sociedad”.
Tras recordar los inicios del cineasta con “los tebeos”, ha apuntado que éste “hace cine sobre su portera, sobre muchas porteras, insignificantes, curas, chulos desahuciados, gente miserable y próxima”. “Le han dado el premio por apocalíptico, porque ha dado con la fórmula”, ha señalado González-Sinde para añadir que una de las cosas buenas del director vasco es “como plantea la salida a ese irresoluble problema que es la tensión entre arte e industria”.
Finalmente, ha alabado la capacidad para conformar repartos y elegir los rostros del cine español de todas las generaciones “para exprimirlos y sacar lo mejor de ellos”, así como su “facilidad para hacer cine de autor para las masas”.
Oscar
En declaraciones a los periodistas tras recibir el galardón, Álex de la Iglesia ha manifestado que es “un privilegiado” por haber tenido nueve semanas para realizar su última película “cuando en una película española lo normal es que dure siete u ocho semanas si no menos”.
Preguntado por el motivo por el que Balada triste de trompeta no está en los Oscar, el cineasta bilbaíno ha asegurado que “ese rollo va de que la Academia es muy diplomática”. “Yo caigo muy bien, soy el presidente, estoy aquí con la ministra, me dan premios y no me han elegido para las Oscar, cosa que me molesta mucho evidentemente, pero tengo que aceptarlo y aceptarlo con alegría porque los que deciden son los miembros de la Academia y hay que llevarlo bien”, ha concluido.