Carmen Machi: “El teatro me da paz y me quita la timidez”
MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
“En el teatro encuentro serenidad y siento que tengo más armas, me quita la timidez y me da paz. Me gusta el juego que me produce, me da más seguridad”. Así se siente la actriz Carmen Machi a pocos días de protagonizar el clásico de Edward Albee '¿Quien teme a Virginia Woolf?', una función que abrirá el 11 de septiembre la temporada del teatro La Latina de Madrid.
Machi, que acaba de finalizar su participación en el rodaje de 'Los amantes pasajeros' de Almodóvar, reconoce que este montaje, al que se incorpora ahora y que ya pudo verse en el teatro Romea de Barcelona, tenía “muchos mimbres para decir que sí”. La dirección a cargo de Daniel Veronese, con quien no había trabajado antes, fue “uno de los reclamos” principales para ella y también la presencia de su compañero Pere Arquillué, que le da la réplica en esta función.
Para Carmen Machi esta obra es “un clásico contemporáneo muy atractivo” al que se suma “la mirada” de Veronesse, experto en tomar este tipo de funciones a las que “estruja, exprime y saca la esencia”, señala en una entrevista con Europa Press. “Consigue que parezca la vida misma y que te olvides de que es teatro lo que estás haciendo. Te deja mucha libertad y por eso tienes que atarte más. Es muy inteligente y generoso. Esto le define como director”, apunta la actriz.
Su papel, Martha, es, en su opinión, “una mujer de armas tomar”, “un personaje que todas las actrices queremos hacer pero que produce mucho vértigo, pues tiene más capas de las que aparenta”, explica. “Tiene unos 53 años y está llena de insatisfacciones. Todo lo que necesitaba era ser la mejor en todas las facetas, pero no lo consigue y eso unido al hecho mismo de ser mujer la hace un ser lleno de mierda, autodestructiva. Ella tiene necesidad de compartir estos juegos peligrosos con su marido, algo que se les acaba yendo de las manos para sentirse vivos”, apostilla.
El alcohol es otro elemento que preside la obra y que, según Machi, “tiene una influencia que potencia el estado de ánimo” de los protagonistas. También el engaño, “infidelidades provocadas por el propio hastío”. “Los protagonistas sacan un juego intelectual sabroso pero luego hay un dolor y un reproche brutal por parte de ambos. Los dos arrastran mucha basura”, insiste.
RITMO FRENÉTICO
La adaptación de Veronese no difiere del original. “La complejidad de la función es que cada segundo puedes cambiar tu misma de opinión haciéndola. El director imprime un ritmo frenético a sus montajes y en este caso hay una atmósfera asfixiante, aunque desde dentro no tienes conciencia de ello, de esa catarsis de estos cuatro personajes”, señala Carmen Machi.
El retrato de la sociedad americana que Albee retrató hace cincuenta años se ajusta a la realidad actual. “Después de tanto tiempo seguimos en las mismas”, dice Machi para quien ésta es la relación de dos personas que llevan más de 20 años juntas y que se quieren. “Se enquistan cosas y ellos se las dicen, por eso pueden continuar su idilio, aunque sea monstruoso. Creo que es una historia de amor de gente que se ha amado y que se necesita profundamente, que acaban abrazándose”, matiza confesando que lo que le gusta de la obra es “cómo se hace tambalear al ser humano en general”.
Cuando se le recuerda que algunos ya la llaman la “nueva Taylor”, en referencia a la famosa actriz que protagonizó la película del mismo nombre, Carmen Machi se ríe mucho: “Me desmarco de ello, por supuesto. El trabajo de Elisabeth Taylor en ese film es uno de los más asombrosos que he visto. La película es mucho más dolorosa y centrada en la parte emocional mientras que la función está cargada de ironía, algo que se aprecia en el teatro”, asegura.
EL PODER DEL TEATRO
Respecto a la situación actual y cómo la vive el sector teatral, Carmen Machi lo tiene claro: “La gente sigue viniendo al teatro porque esto, que algunos llaman 'entretenimiento', forma parte de su vida. Es algo muy poderoso. El teatro está para ver el reflejo de la vida, de la sociedad, de uno mismo, para avanzar y tratar de crecer, para ser la voz de la conciencia de la sociedad y eso es lo que les da miedo”, afirma.
“Tanto hablamos de la subida del IVA que asusta. No sé que va a pasar pero tenemos que seguir haciendo lo que hacemos”, dice calificando lo está sucediendo de “muy triste”. “Para mí y otros muchos esto es un oficio que requiere hacer las cosas bien, no un hobby. Es además un alimento para el espectador. Igual la gente del teatro nos convertimos en los salvadores de este país si la gente sigue acudiendo a esta cita”, pronostica.