La Casa de Colón se zambulle en la historia de los descendientes de los primeros canarios en Estados Unidos

Jerry Alfonso fabrica en el garaje de su casa pitos que imitan el parpar del pato y que se utilizan para la cacería

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Tras tres años de trabajo de campo en Estados Unidos, Aníbal Martel y Thenesoya Martín exponen desde este jueves y hasta el 28 de agosto en la Casa de Colón de la capital grancanaria el proyecto Cislanderus. Se trata de un trabajo fotográfico de más de 5.000 fotografías que sirven para mostrar la realidad de los descendientes canarios en el país norteamericano.

Por el momento han trabajado dos partes, por un lado en el estado de Luisiana y por otro en de Texas y las fotos que exponen son sólo del primero de los viajes. De este recuerdan que fue la primera toma de contacto con la comunidad canaria y que para lograr ello necesitaron “muchos viajes, mucha carretera, entrevistas y horas de trabajo”. “Desde nuestro primer viaje a las marismas supimos que nuestra organizada agenda no iba a funcionar en las tierras húmedas de Delacroix Island o la Parroquia de San Bernardo. La única manera de entender la comunidad y acceder a los más mayores, sería aprendiendo el ritmo de los bayous (ríos que conforman las marismas)”, aclaran los dos investigadores.

Las fotos de la muestra de Casa de Colón “son el resultado de este trabajo, muchas veces de encuentros fortuitos y, en ocasiones, de esas casualidades que nos hacen descubrir lo inesperado”. Esta exhibición muestra por primera vez las caras de esa hospitalaria comunidad, de los que ya se han ido y de los que aún les queda mucho por decir. “Hasta ahora no existía un archivo gráfico consistente sobre estos descendientes, así que estamos muy satisfechos con el resultado de un trabajo emocionante para nosotros”.

La exposición en la Casa Colón está compuesta por 60 imágenes que hacen un recorrido por la vida de los descendientes canarios de Luisiana. A partir de un principio de no intervención, las fotos de Aníbal Martel buscan documentar el presente de esta comunidad a la vez que fijan su atención en el punto de encuentro entre el observador y lo observado. Tomadas con luz natural, las fotos de esta muestra evidencian la complicada naturaleza de los sentimientos y la objetividad, así como las posibles maneras de conectar historia y presencia. Las fotografías se dividen en paisajes, vidas y caras. Estas últimas, en blanco y negro, son la forma de presentar a los miembros de la comunidad, cara a cara y con atención en su mirada.

Sobre la exposición de los paisajes, apuntan que esta parte de la muestra estará dedicada a compartir los lugares asociados a la historia de los descendientes canarios en Estados Unidos. Dentro de estos, están los espacios inevitablemente asociados al imaginario de la comunidad, como los bayous y las marismas de Luisiana, localizaciones emblemáticas e históricas, como el cementerio de la Parroquia de San Bernardo, pero también espacios desaparecidos tras el Katrina, esos lugares ausentes que son constantemente reconstruidos en la memoria de sus habitantes. Los descendientes canarios de Luisiana fueron los más afectados tras el paso del Katrina en 2015 ya que por culpa de él perdieron sus casas y muchas vidas, que son hoy recordadas en el Memorial del Katrin, en Shell Beach.

Mientras, en la categoría de caras repasarán, a través de cuadros de formato rectangular y en blanco y negro, retratos que buscan la mirada de los descendientes con el propósito de ponerles cara a cara con los espectadores de la muestra. Por último dedicarán una zona al área de vidas, en ella centrarán su atención en las intrahistorias de los descendientes. Pensadas a partir de un principio de no intervención, los protagonistas de estos retratos contextualizados se encuentran en sus propios espacios, domésticos o laborales, donde llevan a cabo su vida cotidiana.

Tanto Martel como Martín agradecen el apoyo de la Casa de Colón y la directora de este museo por haber apostado por esta exposición. “No se nos ocurre un lugar mejor para mostrar este trabajo de carácter trasatlántico”, resaltan. Así mismo, señalan que tras la exposición de Luisiana están buscando patrocinios institucionales y privados para sacar adelante el trabajo de campo en Texas, su próxima etapa. Allí quieren dedicarse a la comunidad de San Antonio de Texas, ciudad hermanada con Las Palmas de Gran Canaria, donde buscarán los descendientes de las 16 familias que en el 9 de marzo de 1731 llegaron a la entonces Villa de Béjar. “Por su escaso número e intercambio con diferentes oleadas migratorias, los descendientes de San Antonio no conservan el español de Canarias, pero sí el orgullo de sus orígenes, principalmente de las islas de Lanzarote y Fuerteventura” sostienen.

Aparte de esta exposición en la capital grancanaria, el próximo mes de noviembre expondrán en el Instituto Cervantes de Nueva York, primera vez que esta institución cultural española dedicará un evento a Canarias. Con Cislanderus quieren dar a conocer la historia del Archipiélago dentro y fuera de las Islas para hacerlas más visibles.

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