La fuerza dramática de 'Hamelin' irrumpe en el Cuyás

Texto de enjundia para la segunda comparecencia escénica del Teatro Cuyás en esta temporada. Cambio radical de registro tras Divorciadas, Evangélicas y Vegetarianas de la mano de uno de los mejores dramaturgos en lengua española de los últimos años. Juan Mayorga, ganador del Premio Nacional de Teatro, escribió Hamelin “con una habilidad pasmosa”, señala Nacho Cabrera, director de la compañía La República y responsable del montaje que se representará en el recinto de la calle Viera y Clavijo los días 16, 17 y 18 de octubre.

La enorme fuerza de esta obra, que de la mano de Animalario arrasó en la gala de los MAX de 2006, radica en la “estructura interna del texto”, una auténtica “obra maestra”, señala Cabrera, que demuestra la enorme capacidad de Mayorga para crear obras redondas “que logran implicar emocionalmente al público desde el inicio hasta el final”. Una potencia dramática que también afecta al equipo de actores que ensaya de manera exhaustiva el montaje desde hace varias semanas. El Cuyás se prepara para tres noches de teatro intenso.

Hamelin logra, incide Cabrera, que el espectador “llegue a sus propias conclusiones tras mostrar todas y cada una de las posibilidades que ofrece una situación tan complicada como los abusos a menores”. Y la mano de Mayorga, incide el director de escena canario, consigue que “un tema tan escabroso se plantee de manera sencilla y sin regodearse en los aspectos más escabrosos”. Para Cabrera, el tema de profundidad de esta obra sobre “ratas humanas” es la “relativa facilidad con la que se crean juicios paralelos en nuestra sociedad y las zonas oscuras que subyacen a un sistema judicial que tiene fallos”.

“El autor juega de manera magistral con estas ideas y de una manera sencilla y mediante diálogos directos y reales te plantea las preguntas que tú mismo respondes”. “La estructura interna de Hamelin es una verdadera maravilla y ahí se nota la mano del Premio Nacional de Teatro; Juan Mayorga es un genio”, señala contundente a la vez que explica que este trabajo de elaboración del texto “ofrece momentos de respiro que sin llegar a ofrecer clave de comedia ofrecen una cara más amable del tema”.

Trabajo actoral ''muy potente''

Un libreto de este calado necesita “un trabajo actoral muy potente” para lograr “credibilidad y eficacia en el mensaje”. “Uno de los grandes retos que presentan los textos de Juan Mayorga es el ritmo trepidante de acción y diálogos. Aunque la trama sea profunda, la estructura es sencilla y fluida, y eso requiere llevar las cosas muy bien atadas”, reconoce Cabrera. En este sentido, los actores enrolados en esta nueva aventura de La República están siendo sometidos a “sesiones de trabajo agotadoras” en las que el texto de Mayorga ha tomado cuerpo. “Mayorga agobia con ritmos frenéticos que se ajustan como un guante al drama, pero los chicos están muy motivados y se han metido emocionalmente en el montaje. Va a salir muy bien”, advierte el director.

Este Hamelin va como anillo al dedo a una compañía como La República, que se ha caracterizado, desde sus inicios, por su relación de amor incondicional al teatro comprometido que, ante todo, evitar mirar hacia otro lado ante temáticas que generan reflexión. Esta rebeldía temática también ha tenido su reflejo en una profunda disconformidad escénica desechando caminos más fáciles durante sus 13 años de existencia. Se estrenaron con Chatarra, una adaptación de Sueños del barrio de Roberto Fontanarrosa e iniciaron una senda donde la investigación y lo rompedor se ha convertido en señas de identidad irrenunciables.

Un camino vital que se repetiría en Lista Negra o El hacha, un texto sobre la violencia firmado por Antonio Morcillo que supuso todo un éxito de público y crítica y la confirmación del talento de Rafa Rodríguez, que repetiría en Dedos y Nano. Han sido muchos montajes arriesgados; mucha valentía que vuelve a ponerse de manifiesto con Hamelin, una muestra más de coherencia consigo misma de la compañía La República.

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