Desde hace escasamente un par de meses es noticia la situación por la que pasan los músicos que actúan en directo en los bares y locales de Tenerife. La alarma saltó cuando un inspector de trabajo se presentó en Room 26, local de actuaciones de Jazz en Santa Cruz, y sancionó al bar y a uno de los músicos (concretamente a la cantante). La noticia corrió como la pólvora ya que afectaba a muchas actividades artísticas y a gran cantidad de trabajadores. Todos entramos en un estado de miedo fiscal. Locales y artistas temían ser multados o sancionados.