Bankia defiende que advirtió a sus clientes de la quiebra de los bancos islandeses
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Bankia defendió este jueves ante los tribunales que dio todas las advertencias necesarias a sus clientes afectados por la quiebra del banco Landsbanki, intervenido el 10 de octubre de 2008 por el Gobierno islandés, pero que, en todo caso, la insolvencia de la entidad era “imprevisible”.
“La información era muy completa, se dieron todas las advertencias”, afirmó el letrado de la entidad, durante el juicio celebrado en el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Madrid por la demanda presentada por la empresa Ribertierra, que reclama 25,5 millones de euros por sus pérdidas en bonos de Landsbanki.
La empresa demandante era cliente de Caja Madrid y de su filial de banca privada Altae Banco -actualmente integradas en Bankia- a las que acusa de proporcionarle un asesoramiento deficiente por la adquisición de un crédito garantizado de 19,2 millones de euros con bonos de Landsbanki.
El abogado de la demandante, del bufete Jausas, afirmó que Altae ejercía como asesor financiero y, por tanto, “tenía la obligación de informar” al cliente del “cambio de ciclo económico” que se estaba produciendo y cuyos primeros signos se detectaron en enero de 2008 con un aumento de la prima de riesgo hasta los 400 puntos básicos.
La defensa de Bankia insistió en que el cliente era un inversor “profesional” porque era un empresario conocedor del funcionamiento del mercado financiero y que los bonos de renta fija de Landsbanki “no eran productos complejos”. “Se ha equivocado (en su inversión), pues claro, pero eso no es culpa de los bancos”, aseveró el abogado de la entidad durante su exposición de conclusiones.
LOS 'RATINGS' ERAN “LA VARA DE MEDIR”.
Durante la vista declararon como testigos, entre otros, el exdirector general de Altae Gonzalo Antón y el director de la oficina Madrid-Sur de Altae, Ángel Cano, que gestionó la cuenta de Ribertierra.
El primero confirmó que los 'ratings' de las tres grandes agencias de calificación (Moody's, Fitch y Standard and Poor's) eran “la vara de medir” con la que se “valoraba el nivel de riesgo que podía asumir el cliente” y que siempre se acude a los productos de las entidades con las calificaciones más altas. “Esto no quiere decir que el cambio de una prima de riesgo sea motivo para informar al cliente”, añadió.
Por su parte, Cano explicó que los bonos de Landsbanki eran un “producto totalmente seguro”, pero reconoció que “con el paso del tiempo es probable que hoy se piense que es absolutamente necesario” comunicar los cambios en la calificación de los productos.
Por otro lado, el jefe de administración de Ribertierra, José Antonio Vizcaíno, aseguró que desde que Ribertierra adquirió los primeros bonos con Altae en 2005, los asesores “siempre” les comunicaron que el capital estaba garantizado al 100% y que se podían cambiar en cualquier momento. “Todo era maravilloso”, ironizó Vizcaíno.
En el juicio, que quedó visto para sentencia, también se discute si la venta se hizo con la debida diligencia. Los demandantes aseguran que el 19 de mayo de 2007 Altae formalizó la venta de los bonos sin advertir quién era el emisor ni el riesgo, y que recibió una comisión de 660.275 euros por la operación.
Veinte días después, el cliente firmó la orden de compra donde sí aparecía el emisor y determinadas advertencias de riesgo, según explican los demandantes. Por su parte, la entidad mantiene que esta última orden de compra (fechada en 5 de junio) cumplió con todos los requisitos legales y que incluyó un informe de un experto independiente con todos los riesgos.
En julio de 2008, el cliente se percató de que el producto dejaba de pagar intereses, por lo que se puso en contacto con Altae, que, según Vizcaíno, le recomendó seguir con el producto por ser 100% garantizado. Tres meses después Landsbanki fue intervenido y el cliente perdió la inversión.