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''Clapso es capaz de hacer un trabajo de calidad tanto o mejor que una empresa del exterior''

Nacido el 20 de julio de 1971 en Las Palmas de Gran Canarias, Israel Reyes estuvo vinculado al teatro desde la época del instituto, que según sus propias palabras es “la época en la que el hobbie va paralelo a la formación”. Por esos años, Israel participaba de una compañía de teatro amateur en la que había gente muy variada. Cuando finalizó el instituto y tuvo que decidirse por estudiar o trabajar de algo, ya había tomado las riendas del grupo de teatro amateur, por lo que decidió marcharse a Madrid a tomar un curso de Gestión Cultural en el Instituto de Tecnología del Teatro.

En 1991 fundó la productora de artes escénicas Clapso Producciones dedicada principalmente a la producción de espectáculos teatrales, carnavales, eventos culturales y empresariales. Al principio sólo se dedicaban a producir teatro pero con el tiempo fueron apareciendo otras actividades que también coincidían con el perfil de la empresa, “el teatro siempre ha sido como el motor pero hemos ido creciendo desde lo escénico, hemos ido cubriendo actividades que tienen que ver con eventos turísticos, eventos promocionales, eventos culturales fundamentalmente, y luego eventos especiales como puede ser el carnaval o hemos participado de programaciones, festivales de teatro concertado con salas, con instituciones o con empresas privadas. Siempre desde el punto de vista artístico” aclara el joven empresario cultural.

Clapso Producciones trabaja tanto en el Archipiélago Canario. Además han logrado salir de las islas y participar de espectáculos y festivales en Madrid, pero reconoce que es una ardua tarea ingresar en otras provincias, así como les cuesta ingresar a las islas a compañías teatrales de afuera, por la política proteccionista. Actualmente la compañía cuenta con una serie de espectáculos más que probados, por lo que el empresario teatral quiere apostar a llevar estos espectáculos fuera de Canarias, en lugar de poner sus energías en crear nuevas obras.

Consultado acerca de cuáles considera como principales hitos en la historia de la empresa, Israel Reyes cuenta que en el año 98 junto a otro colectivo teatral, presentaron en un cine abandonado, la obra de teatro Soy lo prohibido. Casualmente, esta obra contaba en su elenco con tres de las actrices de mayor renombre hoy en día en las islas: Lili Quintana, Blanca Rodríguez y Mari Carrmen Sánchez. “Soy lo prohibido más que una inflexión, es con lo que nosotros llegamos al gran público” afirma Israel, y agrega que pasaron de ser una compañía que se movía en un circuito pequeño de 40 personas a tener más de 500 espectadores. A partir de ahí comienzan a contactarse con productoras teatrales, y empiezan a presentarse en teatros en Madrid y en Península. Además en Canarias son reconocidos como una empresa por lo que son contratados para producir otros espectáculos. Israel dice que fue una época de aprendizajes y de cambios, “empezamos también a reeducarnos a que yo puedo tener un compromiso con un actor, con un técnico o con un músico pero ese compromiso tiene la durabilidad del proyecto, y que una empresa para sostenerse necesita de varios proyectos”.

Otra inflexión importante de la empresa ha sido la adquisición de un antiguo almacén de ascensores que han transformado en etc. (espacio de trabajo creativo) en el que varias cosas pueden pasar. Este edificio cuenta con varios espacios: el espacio de creación que funciona como sala de ensayos, y lo usan tanto los integrantes de Clapso como otras compañías, además cuenta con un espacio de gestión que es la oficina de la empresa, y el espacio de encuentro y taller que también comparten con otras compañías. El edificio aún tienen espacios por explotar pero Israel confiesa que no es tan fácil ya que están en un momento en el que el dinero no sobra por lo que hay que trabajar y producir entonces no queda tiempo para otros proyectos. Con el optimismo que lo caracteriza, el director de Clapso dice que igualmente le han sabido sacar provecho al edificio y tienen un almacén, un taller de vestuario, y como si fuera poco cuentan con una sala de ensayos cuando lo desean. Si se toma en cuenta que antes la compañía ensayaba cuando y donde podía, guardaba los materiales en la granja de un amigo, y el vestuario en un almacén, la adquisición de etc ha sido un cambio muy favorable para Clapso, y tal como dice su dueño “es una herramienta muy potente de trabajo”.

Sobre los cambios que ha habido desde sus comienzos hasta ahora en el sector, reconoce que los cambios son lentos y que es necesario romper con la frontera existente entre lo público y lo privado. Afirma que los municipios están planteando una forma mixta de gestión cultural, como el Auditorio de Teror que es gestionado por una empresa privada. Israel está convencido de que si una ciudad quiere ser más voluble a la cultura “habrá que dejar que los espacios los tomen los artistas y llegar a acuerdos como ha sucedido en sitios que están evolucionados culturalmente”.

Según el empresario hay una tendencia a que las instituciones vayan cediendo el espacio público a la gestión mixta para que las empresas puedan empezar a generar dinero a partir de lo cultural, porque hay una lista enorme de parados que no trabajan más porque el dinero público está puesto en manos de un modelo que gasta demasiado y no deja ganancias. “El único dinero de los teatros públicos que se queda es el que va a parar a manos del personal que lo gestiona y de los técnicos, pero artísticamente como se sigue contratando un 90% exterior y un 10% interno, nuestra capacidad está ahí esperando” afirma sin dudas Israel Reyes. Además dice que debe apostarse a nuevos espectáculos porque el dinero está en unas pocas cosas que vienen desarrollándose desde el siglo XIX, como la lírica, “salvo los músicos de la filarmónica y las personas que trabajan en los auditorios y teatros, el resto del dinero que se invierte, no se queda aquí”.

Según el empresario el género que más ha crecido en los últimos años ha sido el familiar. Dice que por un tema de dinero hoy en día las familias prefieren asistir todos juntos a un espectáculo cultural, que ir un día a un espectáculo para adultos y al otro día llevar a los niños a una obra infantil.

Internet ha sido muy importante en la evolución de su sector, reflexiona Israel. Hoy en día la gente compra entradas por Internet, y si no están en la Red es muy probable que la gente no asista al espectáculo. Por otro lado considera que la página web de su empresa le sirve más para dar imagen que para conseguir clientes, porque el espectador se informa de sus espectáculos a través del periódico.

Lo que sí permite el sitio web de Clapso es que los productores de teatro y las salas puedan descargar el dossier en pdf de las distintas obras que tienen. Internet también le ha servido como herramienta para hacer públicos los videos de sus espectáculos a través de Youtube. Respecto a este tema, Israel cuenta de un caso de un espectáculo que les ha surgido en Madrid gracias a que una persona vio uno de sus videos a través de Youtube.

El empresario destaca la ayuda mutua y el respeto que existe en su sector. A diferencia de otros sectores, en el medio donde Israel se mueve “hay una mirada de confianza que se ha establecido por un respeto y creo que también por un proceso de madurez en el sector”. También hay apoyo y cruces de información, si necesita un contacto de un productor, de una obra o de un teatro, no duda en pedírselo a otras compañías, así como él brinda datos que le han sido útiles en su desarrollo laboral.

Israel Reyes asegura que una las principales virtudes de su empresa es estar convencidos de que son capaces de hacer un trabajo de calidad. Saber que una empresa de Canarias puede brindar un servicio integral tanto o más bueno que el de una empresa externa, es un motivo de orgullo para el director de Clapso Producciones. Considera que su empresa ha “contribuido a educar que en la medida de las posibilidades y del presupuesto y del cliente, el resultado puede ser lo más óptimo posible”. La calidad en la gestión es uno de los puntos fuertes de esta empresa, acerca de esto el empresario reflexiona que “a veces el mundo artístico es como dos cabezas: tú puedes tener un gran artista que no se sabe gestionar, y viceversa, una gran gestión, un gran vendedor y detrás artistas muy flojos”. Es por eso que siempre ha sido un ferviente defensor de trabajar con gente formada “Valoro mucho al músico que se ha formado y al bailarín que se ha dejado horas de clase, y si eso lo acompañas con una buena gestión, yo creo que ahí está la fortaleza”, concluye Israel Reyes.

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