Los argelinos celebran hoy elecciones legislativas
ARGEL, 10 (Reuters/EP)
Los argelinos votarán este jueves en unas elecciones legislativas que el Gobierno presenta como un gran paso hacia un Estado más democrático, una afirmación que no convence, por lo que se espera un bajo nivel de participación. Según las previsiones de diplomáticos y analistas, los partidos islamistas moderados se convertirán en el bloque más numeroso del Parlamento.
El presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, afirmó este martes en un discurso que los comicios constituyen “una prueba de la credibilidad del país” e instó a los electores a acudir a las urnas porque tienen la “responsabilidad” de “decidir el futuro” de la nación.
Probablemente, estas elecciones serán las más justas y transparentes celebradas en Argelia en las dos últimas décadas porque el número de partidos autorizados a participar es más alto que nunca --el doble que en las celebradas hace cinco años-- y, por primera vez, la Unión Europea ha sido invitada para supervisar el proceso.
A las autoridades les interesa que haya una alta participación --no como en los últimos comicios, cuando fue del 35 por ciento-- porque aseguran que esta votación representa un paso importante en el proceso de reforma democrática. Por eso han mandado mensajes de móvil a los electores y han hecho una campaña publicitaria en televisión para animarles a votar.
Pero la Constitución atribuye escasos poderes al Parlamento y además una gran parte de la población cree que las elecciones no cambiarán nada. Muchos argelinos consideran que el poder real lo tiene una red informal que tiene sus raíces en las fuerzas de seguridad --el país está gobernado por la misma élite desde hace medio siglo--, aunque las autoridades lo niegan y afirman que el país está gobernado por políticos elegidos por los ciudadanos.
Un gobierno, apoyado por el Ejército, anuló los comicios legislativos de 1991, en los que iba a resultar vencedor el Frente Islámico de Salvación, un grupo islamista radical, y eso desencadenó unos enfrentamientos entre insurgentes islamistas y fuerzas gubernamentales en los que murieron unas 200.000 personas.
Los lugares públicos donde se han colocado los carteles de propaganda electoral se han convertido en un campo de batalla entre quienes quieren que la gente vote y quienes abogan por la abstención. Los partidos colocan sus carteles y, al día siguiente, muchos han sido despegados.
CREEN QUE NO HABRÁ CAMBIOS
Muchos ciudadanos consideran que, sea cual sea el resultado electoral, no supondrá un cambio en los asuntos que les preocupan en el día a día, como el desempleo, la escasez de productos o la inflación.
Argelia no se ha contagiado de las manifestaciones y revueltas a favor de la democracia que han sacudido a varios países del mundo árabe desde el año pasado, pero los analistas creen que el Gobierno continuará con su programa de reformas políticas tras las elecciones.
Eso incluye el nombramiento de un nuevo primer ministro --se espera que Ahmed Ouyahia sea sustituido por el islamista Amar Ghoul, actual ministro de Obras Públicas-- y una modificación de la Constitución que, probablemente, reducirá el poder del presidente y aumentará el del Parlamento.
Después se celebrarán los comicios presidenciales, a los que, previsiblemente, Buteflika no optará a un cuarto mandato, ya que el martes opinó que Argelia necesita una nueva generación de dirigentes. “Para nosotros, se acabó”, dijo.
POSIBLE VICTORIA DE LOS ISLAMISTAS
Se espera que, por primera vez en la historia del país, los partidos islamistas (son seis los que se presentan a las elecciones) se conviertan en el mayor bloque en el Parlamento, aunque estas formaciones son moderadas --apenas mencionan la religión-- y apoyan a la élite gobernante. De hecho, algunos de sus líderes son ministros.
El primer ministro, que pertenece a la Agrupación Nacional Democrática, una formación laica, celebró un mitin el pasado sábado en un polideportivo del centro de la capital, Argel, y, aunque asistieron unas 5.000 personas, muchos asientos quedaron vacíos. Unas horas después, el polideportivo se llenó durante un mitin del Frente por el Cambio (islamista).
Los islamistas más radicales, que reclaman cambios políticos importantes, están fuera del proceso político, algunos por voluntad propia y otros porque sus organizaciones han sido ilegalizadas.
En Argelia no se publican encuestas fiables sobre intención de voto, pero diplomáticos y analistas creen que la Alianza Verde --formada por tres partidos islamistas-- acabará ocupando la mayor parte de los escaños.
El Movimiento para la Sociedad y la Paz, el partido más importante de la alianza, formaba parte de una coalición favorable a Buteflika hasta diciembre, cuando su líder anunció que se pasaba a la oposición. Sin embargo, conservó varias de sus carteras ministeriales, entre ellas la del previsible nuevo jefe de Gobierno, Amar Ghoul.
Existen vínculos similares entre los gobernantes actuales y otros partidos islamistas --como El Islah (de la Alianza Verde), Ennahda y Frente por el Cambio-- pese a que éstos afirman que forman parte de la oposición. El principal partido del país es el Frente de Liberación Nacional, cuyo presidente honorario es Buteflika.
La Agrupación por la Cultura y la Democracia, una importante formación opositora, ha decidido no participar en la votación de este jueves. Su presidente, Mohcine Belabbas, ha declarado a Reuters que concurrieron a las elecciones de 2007 pero después se dieron cuenta de que los diputados “no tienen ningún poder”.
“No habrá unos comicios justos, esto es sólo una fachada de pluralismo. Nuestros activistas han sido intimidados por pedir un boicot”, ha denunciado.
RADICALES
Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), presente en el norte de África, pidió a los argelinos el mes pasado que no participasen en la votación y se rebelasen contra sus dirigentes, aunque este grupo terrorista no tiene mucha influencia en Argelia.
Sí son influyentes, en cambio, los antiguos miembros del Frente Islámico de Salvación (FIS), el sucesor del Grupo Islámico Armado (GIA) ahora ilegalizado. Desde el exilio, estos islamistas han formado el movimiento Rachad, que aboga por llevar a cabo una revuelta pacífica en Argelia.
Uno de sus líderes, Mourad Dhina, fue detenido en Francia el pasado enero porque Argel había solicitado su extradición. Rachad afirmó en un comunicado que las autoridades pretenden impedir que la verdadera oposición exponga un proceso electoral corrupto.
El grupo más influyente de los que no participan en las legislativas son los salafistas, que son islamistas radicales. Controlan cientos de mezquitas y tienen una amplia red de organizaciones caritativas.
Las elecciones legislativas serán supervisadas por una misión electoral de la UE presidida por el eurodiputado José Ignacio Salafranca (PP). La subdelegación del Parlamento Europeo, que realizará su misión en la ciudad de Argel y alrededores, cuenta con siete eurodiputados, entre ellos los españoles Santiago Fisas (PP), Carmen Romero (PSOE) e Inés Ayala (PSOE).
(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)