“¿Pero ya se fue?”

Efe

El vuelo que más tensiones diplomáticas ha generado en años entre Europa e Hispanoamérica ha pasado visto y no visto por el aeropuerto de Gran Canaria, donde la pequeña colonia latinoamericana que confiaba en desagraviar con su aliento a Evo Morales solo alcanzó a preguntarse: “¿Pero ya se fue?”

Apenas 65 minutos ha permanecido en suelo español el Falcon de las Fuerzas Aéreas Bolivianas que trasladaba a Morales de regreso a su país desde Moscú, tras los rumores que anoche corrieron por toda Europa de que podía llevar a bordo a Edward Snowden, el excolaborador de la CIA perseguido por EEUU por revelación de secretos. Esas sospechas provocaron que al vuelo FAB-001 se le fueran cerrando distintos espacios aéreos europeos en su camino hacia Gran Canaria -donde tenía prevista una escala técnica para repostar a medianoche- a medida que avanzaba la noche, hasta el punto de obligar a la delegación boliviana a aterrizar en Viena.

Si la historia era verdad, el avión llevaba a bordo a uno de los prófugos más buscados del momento y amenazaba con poner en un aprieto al país donde hiciera escala. El resultado, un apuro diplomático aún mayor: la retención en tierra durante horas del avión oficial de un presidente democrático por un rumor que además se demostró infundado.

“Nunca en la historia ha pasado esto con un presidente”, se quejaba el cónsul de Venezuela en Canarias, David Nieves, que acudió al aeropuerto de Gran Canaria a petición de la Embajada boliviana, que carece de representante en las islas. Indignado, el cónsul venezolano quería ofrecer su solidaridad a Morales como miembro de una “nación amiga” y denunciaba que llevaba todo el día sometido a desinformación, hasta el punto de que le habían negado que el presidente boliviano fuera a parar en la isla.

Con el teléfono móvil a mano por si podía ayudar en algo al presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el cónsul venezolano estaba tan enfadado por la situación, que se resistía a creer lo que estaba oyendo a los periodistas: “Ya Morales se marchó”, “El avión acaba de despegar”, “La escala ha sido de apenas una hora”.

Al servicio “del Imperio”

Para entonces, había recibido la solidaridad en su encargo de un pequeño grupo de residentes bolivianos en Canarias, exasperados por el trato “colonial” dado a su presidente en las naciones europeas a las que creen al servicio “del Imperio”; es decir, de Washington.

Tampoco ellos daban crédito a que el avión de la Fuerzas Bolivianas hubiera repostado y despegado sin acercarse siquiera a la terminal, sin que Morales se dejara ver unos minutos. “¿Pero ya se fue?”. Sí, se fue y la crisis que incluso derivó en un notable despliegue policial en el aeropuerto se disolvió en 65 minutos.

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