'Civil' en Israel, 'objetivo legítimo' en Gaza
Las palabras “civil” y “objetivo legítimo” tienen para Israel distinto significado a uno y otro lado de su frontera con Gaza, como ha quedado en evidencia durante los once días de ofensiva en la franja palestina.
La principal novedad jurídica de la operación 'Plomo Fundido', iniciada el pasado día 27, reside en la explícita consideración por parte de Israel de “todo aquello vinculado a Hamas” como “blanco lícito”.
Así, la aviación militar ha bombardeado las sedes del Parlamento, el Gobierno y varios ministerios en la franja.
Mezquitas, ONGs y la Universidad Islámica tampoco se han librado de ataques que el Ejército israelí ha justificado con el argumento de que albergaban “actividades terroristas”.
Sin embargo, tan vaga y extensa definición de blanco potencial casa mal con el Derecho Internacional, que se basa en las máximas de proporcionalidad en la respuesta militar y de distinción entre combatientes y no combatientes.
En cuanto a la proporcionalidad, con unos 650 muertos palestinos y ocho israelíes (tres de ellos por fuego amigo) en el terreno, la diplomacia hebrea, lógicamente, ha rehuido la guerra de cifras.
Israel insiste en que se ha visto obligado a responder para proteger a sus ciudadanos de los cohetes lanzados contra el sur del país por las milicias palestinas, días después de que Hamas rechazase prorrogar una tregua por considerar que el Estado judío incumplía su parte del pacto.
Los portavoces hebreos subrayan además, con razón, que las leyes internacionales definen el lanzamiento de esos proyectiles -que han matado una veintena de israelíes en siete años- como un “crimen de guerra” porque son indiscriminados.
Situación diferente al otro lado de la frontera
Los estándares cambian, sin embargo, cuando Israel mira al otro lado de su frontera con Gaza.
En la franja, una cuarta parte de los muertos en la ofensiva han sido “daños colaterales”, es decir, víctimas de un ataque lanzado contra un objetivo cercano, según fuentes médicas.
Las organizaciones de derechos humanos recalcan que en Gaza, una estrecha franja hiper-poblada por millón y medio de palestinos, la absoluta precisión es una quimera, incluso con el moderno armamento israelí, como muestran los treinta muertos de hoy por el bombardeo de un centro de la ONU que acogía a cientos de desplazados.
“Los civiles a veces pagan el precio”, se ha defendido la titular de Exteriores, Tzipi Livni.
Un argumento que la ministra “por supuesto no emplearía si las estadísticas de víctimas se invirtieran”, señaló el veterano corresponsal y escritor Robert Fisk en uno de sus recientes artículos en The Independent.
Más allá de “errores”, la muerte de inocentes es asumida en otros casos como legítima, ya que el Ejército considera que “todo aquel que promueva el terrorismo, lo acoja en su casa o sótano y envíe sus mujeres e hijos a servir como escudos humanos es considerado un terrorista”.
Asesinato selectivo
Es el caso de las cuatro mujeres y once niños que el 1 de enero perdieron la vida en el “asesinato selectivo” del líder de Hamas Nizar Rayan, al que Israel reprochaba pos-mortem haber querido protegerse del ataque permaneciendo en su casa rodeado de su familia.
El punto más polémico reside no ya en los “daños colaterales”, sino en el propio objetivo de la ofensiva: la “infraestructura” de Hamas.
Un ejemplo son los 42 cadetes de la Policía leal al Gobierno de Hamas en Gaza que murieron cuando Israel bombardeó su ceremonia de graduación.
La ONG Human Rights Watch recuerda a Israel que “no debería atacar individuos o instituciones en Gaza simplemente porque son parte de la autoridad política controlada por Hamas”, movimiento que ganó las elecciones en enero del 2006 y año y medio después tomó el control exclusivo de Gaza al expulsar por la fuerza a los hombres de su rival Al-Fatah.
Policías y milicianos, según Israel
Se trata de policías locales encargados de dirigir el tráfico y mantener el orden público, como apunta la ONG israelí Btselem.
Israel argumenta que, de noche, los mismos agentes se transforman en milicianos, pero sólo entonces podrían ser objetivo legítimo, puntualiza Human Rights Watch.
La Convención de Ginebra -que Israel no ha firmado- define combatiente como aquella persona “directamente implicada en hostilidades” y cuya eliminación confiera una “clara ventaja militar”.
Mientras el número de muertos en Gaza aumenta a diario, las organizaciones de derechos humanos recuerdan que “atacar intencionadamente un objetivo civil es un crimen de guerra”.