Suspendido nuevamente el juicio contra los siete de Casablanca
La incomparecencia de dos de los acusados, que se encuentran en libertad, motivó este viernes la suspensión del juicio previsto en Casablanca (Marruecos) contra los saharauis acusados de traición, los conocidos como los siete de Casablanca. Aunque en este caso no hubo agresiones, como ocurriera en noviembre pasado, los observadores internacionales llegados hasta Marruecos, entre ellos dos juristas canarias, fueron increpados por el público presente en la sala de vistas.
Ante el temor a ser expulsados de Marruecos, los corresponsales españoles acreditados en Rabat no acudieron al juicio convocado para este viernes. El corresponsal de ABC, Luis de la Vega, continúa expulsado, mientras que el de la Cadena Ser, Eduardo Marín, no pudo acreditarse para la sesión.
Los juristas españoles desplazados a Casablanca bajo los auspicios del Consejo General de la Abogacía no pudieron desenvolserse con libertad en la ciudad marroquí, y pese a portar una carta de presentación de la ministra española de Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, no consiguieron su propósito de ser recibidos por el presidente del tribunal antes de que comenzara oficialmente el juicio. Tampoco se les autorizó visitar a los activistas procesados, que permanecen en prisión provisional desde el 8 de octubre de 2009. Se les acusa de traición por haber visitado los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) el año pasado.
Las autoridades marroquíes separaron a los juristas del resto de expedicionarios observadores y sólo permitieron acceder a la sala a los primeros, entre los que se encontraban el fiscal jefe de Badajoz, Antonio Mateo, y a la magistrada Victoria Rosell, titular de Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria, representante de las islas junto a la abogada Dolores Travieso. En total, accedieron once observadores españoles, varios italianos y un sueco.
Peor suerte corrieron los abogados saharauis, que además de desalojados fueron zarandeados hasta el punto de producirse incluso daños en su vestimenta.
El público no cesó de gritar y repetir consignas contra los observadores jurídicos y en favor de la marroquinidad del Sáhara.