Unionistas y nacionalistas logran la paz definitiva para Irlanda del Norte
El líder del Partido Democrático Unionista (DUP) y el número dos del Sinn Fein, el brazo político del IRA, aceptaron encabezar un Gobierno autónomo norirlandés de poder compartido entre católicos y protestantes.
“Acepto los términos del juramento del cargo establecidos en la Sección 4 de la Ley de Irlanda del Norte de 1998”, dijo Paisley ante la Asamblea autónoma al aceptar el puesto de ministro principal del nuevo Ejecutivo del Ulster. Su adjunto, McGuinness, pronunció esas mismas palabras, primero en gaélico (lengua autóctona irlandesa) y después en inglés, bajo la atenta mirada de los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, Tony Blair y Bertie Ahern, los “padrinos” durante los últimos diez años de este largo proceso de paz.
Atrás quedaron años de intensas y tortuosas negociaciones, de avances y de retrocesos para acercar las posiciones de dos bloques, el unionista y el nacionalista, aparentemente irreconciliables hasta hace poco.
Al término de la sobria y breve ceremonia de investidura llegó la hora de los discursos para la historia.
“El odio no nos va a gobernar”
Primero Paisley, flanqueado por Blair y Ahern a su izquierda y por McGuinnes a su derecha, se mostró convencido de que “ha llegado la hora de la paz a Irlanda del Norte”.
“Ha llegado el momento en que el odio no nos va a gobernar. Será estupendo tomar parte de este maravilloso proceso de curación en esta provincia”, dijo el reverendo, al tiempo que ofreció sus propios consejos para culminar con éxito un proceso de resolución de conflictos. “En la política, como en la vida -recordó-, es muy cierto que no siempre puedes conseguir el cien por cien de lo que deseas. Llega un momento en el que hay que conformarse con lo ganado y seguir hacia adelante”.
Para el reverendo, el reciente reconocimiento del Sinn Fein de la autoridad de la Policía (PSNI) y la Justicia norirlandesas ha sido el factor decisivo en su cambio de actitud hacia los republicanos. “He reconocido la importancia de ese gesto tomado por una comunidad que durante décadas ha demostrado hostilidad hacia las fuerzas del orden”, concluyó Paisley, quien también tuvo unas palabras de recuerdo para las víctimas del conflicto.
Por su parte, McGuinness advirtió de que la nueva relación con el DUP tendrá altibajos, pero recordó que el pueblo norirlandés dejó claro en las pasadas elecciones autonómicas que quiere “una nueva era de paz y reconciliación”. El ex comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA) le deseó lo mejor al reverendo, con el que dijo estar compartiendo “los momentos más excitantes de su vida”.
A pocos días de que anuncie los detalles de su salida del poder, el primer ministro británico, Tony Blair, también aprovechó la magnitud del momento para hacer olvidar, aunque sólo sea temporalmente, el fiasco de Irak y otros asuntos domésticos que han minado su popularidad. “Irlanda del Norte era sinónimo de conflicto. Parecía que los problemas no eran fruto de una disputa sino de una forma de vida. Aquí hay una lección para cualquier lugar en conflicto. La principal lección es que hay que perseverar, no abandonar nunca, no creer que la gente quiere conflicto cuando en realidad quiere una oportunidad para vivir en paz”, dijo Blair.
El premier británico también destacó la labor de sus predecesores en el cargo durante el proceso de paz, así como la de su colega irlandés, Bertie Ahern, con quien ha compartido los esfuerzos negociadores en el Ulster desde la firma del acuerdo del Viernes Santo en abril de 1998. Pero sobre todo, alabó el liderazgo y constancia de Ian Paisley, Gerry Adams y Martin McGuinness al recordar que “había perdido la cuenta” de todas la veces que se le ha recordado que estos nunca compartirían el gobierno del Ulster.
Al jefe del Ejecutivo de Dublín, Bertie Ahern, la resolución del proceso de paz le llega tres semanas antes de la celebración de unos comicios generales en Irlanda, en los que aspira a obtener un tercer mandato. Ahern afirmó este martes que el Ulster ha demostrado que “la paz no es imposible y que los conflictos no son inevitables”.
“No podemos deshacer nuestro triste y turbulento pasado y nadie puede olvidar a las víctimas, pero podemos crear un futuro mejor. Irlanda del Norte es ahora un lugar de paz y promesas”, concluyó Ahern.