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Vaticano tuvo conocimiento de que un sacerdote de EEUU abusó de 200 niños sordos y “no hizo nada”

MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

Responsables de la Iglesia católica no apartaron del sacerdocio ni denunciaron a las autoridades civiles a un sacerdote estadounidense tras conocer que había abusado sexualmente de unos 200 niños sordos entre 1950 Y 1970, a pesar de que obispos de Estados Unidos les alertaron sobre el asunto, según publica el diario 'The New York Times'.

El rotativo basa sus informaciones en dos cartas que envió en 1996 el arzobispo de la Archidiócesis de Milwaukee (Wiscosin), Rembert G. Weakland, al entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, informándole sobre los abusos supuestamente cometidos durante décadas por el sacerdote Lawrence C. Murphy, fallecido en 1998.

El periódico afirma haber tenido acceso a ellas porque se las han entregado los abogados de cinco de aquellos niños que supuestamente sufrieron abusos sexuales, y que les representan en su denuncia contra la Archidiócesis de Milwaukee, donde Murphy llevó a cabo su labor pastoral.

'The New York Times' sostiene que el actual Papa, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la institución vaticana que tiene el poder de apartar a curas del sacerdocio, no contestó a aquellas dos misivas.

Ocho meses después de que se mandara esta carta, el entonces 'número dos' de esta organización, el cardenal italiano Tarcisio Bertone, hoy secretario de Estado del Vaticano, abrió, según el diario, una investigación secreta sobre el caso, cuyo objetivo último era apartar a Murphy del sacerdocio.

Sin embargo, siempre según este periódico, Bertone detuvo esta investigación porque el padre Murphy le escribió personalmente y se lo pidió, argumentando que ya se había arrepentido de aquellos supuestos abusos y apelando a su delicada salud.

“Sólo quiero vivir el tiempo que me queda dentro de la dignidad de mi magisterio (...) Pido su piadosa asistencia en este asunto”, decía en esta misiva escrita por Murphy. El supuesto pedófilo murió en 1998 a los 72 años siendo todavía sacerdote.

Según los documentos en poder de los abogados, hasta tres arzobispos de Wisconsin tuvieron conocimiento de los abusos supuestamente perpetrados por Murphy, pero ninguno de ellos lo denunció a las autoridades civiles.

TRABAJADOR SOCIAL

En 1993, ante la ola de protestas por parte de antiguas supuestas víctimas de Murphy, que incluso llegaron a manifestarse en el exterior de la catedral de Milwaukee, la archidiócesis contrató los servicios de un trabajador social especializado en evaluar abusos sexuales para que emitiera un dictamen sobre el asunto.

Según 'The New York Times', esta persona afirmó que Murphy le había confesado los abusos, no sentía remordimientos por ello y había abusado probablemente de uno 200 niños. Sin embargo, no fue hasta 1996 cuando la archidiócesis se puso en contacto con el Vaticano, con los resultados antes explicados.

Murphy empezó su trabajo como profesor en la Escuela St. John para Niños Sordos de la localidad de St. Francis, en 1950, y a pesar de que durante esta década numerosos alumnos alertaron a las autoridades religiosas acerca de abusos cometidos por este sacerdote, en 1963 Murphy fue nombrado director del centro.

Preguntado al respecto por parte de 'The New York Times', el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, emitió un comunicado lamentando el “trágico caso” que había afectado a víctimas “particularmente vulnerables”. Sin embargo, negó que el Vaticano hubiera tenido constancia del caso antes de 1996.

Lombardi afirmó que ni el Código de Leyes Canónicas ni ningún otra norma aprobada por el Vaticano prohíbe a ningún miembro de la Iglesia alertar a las autoridades civiles sobre busos sexuales cometidos contra menores.

Preguntado por qué no habían actuado contra Murphy cuando tuvieron conocimiento del asunto, en 1996, Lombardi dijo que la mala salud del presunto pederasta y la ausencia de acusaciones recientes habían influido en la acción de no actuar contra él.

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