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Por qué la tormenta tropical Theta no debería preocupar por lo que es sino por lo que significa para Canarias

Cinco huracanes barrieron el Atlántico hace unas semanas, fenómeno nunca antes visto

Toni Ferrera

13 de noviembre de 2020 20:27 h

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Este fin de semana se acercará a Canarias un ciclón tropical: Theta. Las referencias ya son más que conocidas. Se trata de un fenómeno cuyos vientos podrían alcanzar los 120 kilómetros por hora y que afectará especialmente a las islas de La Palma y Tenerife, que ya han declarado la alerta máxima desde este viernes. Durante la semana ha habido varios volantazos en la predicción que seguirá Theta y todo apunta ahora a que apenas tocará al Archipiélago en la parte norte. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), hay un 80% de probabilidades de que Theta deje fuertes rachas, intenso oleaje y un poco de lluvia en las Islas. Poco más. Pero la cuestión no debería de quedar ahí. Este ciclón se parará, con casi total seguridad, a unos 300 kilómetros de Canarias. Leslie, otra tormenta tropical que mantuvo en vilo a toda España en 2018, también estuvo a punto de presentarse en las Islas. Los expertos creen que esto no es casualidad y que algo está cambiando en el Atlántico.

Este año se ha batido el récord de huracanes desde que hay registros. De hecho, la AEMET se ha quedado literalmente sin nombres para identificar estos fenómenos meteorológicos (solo había pasado una vez, en 2005) y se ha sacado del bolsillo el alfabeto griego para continuar el trabajo (Theta es la octava letra griega y se pronuncia Ceta). El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) califica la temporada de “extremadamente activa”. Y Juan Jesús González, doctor en Física e investigador en sistemas tropicales, cuenta que lleva en los últimos años apreciando un “aumento notable” que afecta a todo el Atlántico este, incluida Canarias.

“Antes, hace más de 20 años, estos fenómenos prácticamente no se acercaban. Que afecte a Canarias o no es más casual, la cuestión es que están llegando”, explica González, quien recuerda que por cuarto año consecutivo se ha apreciado un ciclón tropical donde, en condiciones normales, quizá no debería de estar. “Lo venimos diciendo. Es raro que no hayamos sido golpeados por alguna de estas tormentas. Ahora son más numerosas y más adversas”, argumenta Jesús Agüera, delegado de la AEMET en las Islas.

Hasta el momento, ambos expertos prefieren no atribuir esta tendencia al calentamiento global. González asegura que hay muy poca gente investigando y no se han publicado suficientes estudios con pruebas fehacientes sobre ello, pero admite que las proyecciones de algunos científicos sí colocan a la crisis climática como causa. Lo hacen, entre otros motivos, por el aumento de las temperaturas en el mar. González afirma que estos ciclones se ven beneficiados por las aguas cálidas y ahora pueden mantenerse (incluso fortalecerse) en zonas históricamente frías donde perdían potencia. “No es solo esto. Creemos también que hay un cambio en la dinámica atmosférica que está llevando a estas tormentas al este”, añade González.

Además, en esta región existe otro problema. Las predicciones son más complejas y es difícil conocer la trayectoria de los fenómenos meteorológicos. Agüera habla de ciclones “erráticos, imprevisibles y de formación repentina”. Pasó con Leslie, que cambió su dirección y casi toca Canarias. Y esta semana ha vuelto a ocurrir con Theta. “En el Trópico, cerca de Estados Unidos”, reflexiona González, “es más fácil dilucidar el paso. Aquí entran en juego más dinámicas y es más complicado predecir”.

Y para más inri, la seguridad. ¿Está preparada Canarias para una tormenta tropical? ¿Puede proteger sus costas? La última que se posó encima de las Islas, el ciclón Delta en 2005, tumbó todo el tendido eléctrico de Tenerife y un hombre murió en Fuerteventura al ser arrastrado al vacío por la fuerza de los vientos. Otros seis migrantes subsaharianos naufragaron al sur de la isla de la Gran Canaria cuando trataban de arribar en la isla. “Aunque tuviéramos seguridad, no sabemos si estamos preparados, ¿cómo podemos adaptarnos? Hay que estudiarlo. La verdad es que por ahora hemos escapado”, sostiene Agüera, quien resalta un último apunte: el destrozo que podría provocar el alto oleaje en los puertos y costas del Archipiélago. “Nunca nos ha llegado una tormenta con todo a la vez (lluvia, viento, oleaje). Hay que tener mucho cuidado. Si el nivel de las olas supera los cuatro o cinco metros es muy peligroso”.

González incide en esta idea. “Estos ciclones, en su centro, tienen la presión tan baja que suben el nivel de mar entre uno y dos metros. En 40 o 50 años, con la previsible subida del nivel del mar por el cambio climático, puede afectar de forma notable las costas”. González espera que este goteo de ciclones tropicales acercándose a Canarias active la alarma del Gobierno y se implementen planes de investigación y seguridad para dejar de la improvisación. “Es cuestión de tiempo que toque. Parece que hasta que no llegue uno no se va a hacer nada, y la COVID-19 ha dejado claro lo que puede provocar la relajación de los políticos, que tuvieron a la ciencia detrás avisando de que algo así podría pasar”. 

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