La 5º ola de la pandemia terminó
Hemos vuelto a los niveles de incidencia anteriores al comienzo de la 5º ola de la pandemia en toda España.
Este fin de semana apenas hubo 7.804 nuevos positivos. Hace tres semanas hablábamos de casi 24.000 y hace cinco rozaba los 40.000. Es una bajada espectacular y muy buena noticia. Hoy se notifican 3.723 casos nuevos, 1.895 menos que el miércoles pasado, estamos en mínimos desde agosto de 2020. Se sigue reduciendo el número de hospitalizados, así como los pacientes ingresados en UCI. Los decesos han alcanzado su pico en esta ola ligeramente por encima de 100, en la anterior ola fue de casi 600 con una incidencia similar, las vacunas salvan vidas. La situación actual de la pandemia es buena en toda España.
En Canarias la situación es buena. La incidencia a 7 días está en 35 en y la incidencia a 14 días en 76, valores que no veníamos desde hace muchos meses. La velocidad de transmisión, Rt, es en Canarias de 0´87. Recordemos que cuando es menor de 1 los casos disminuyen. La positividad no llega al 4 %. Los indicadores tempranos nos indican que podemos esperar un septiembre y octubre tranquilos con la pandemia en mínimos.
En el caso de La Palma los valores de la incidencia a 7 y 14 días son de 4 y 12 por 100 mil, respectivamente. Si añadimos que en la Isla tenemos casi al 85% de personas vacunadas, la situación actual es muy buena.
La incidencia y positividad son indicadores que nos da información temprana de cómo va a evolucionar la situación, también es cierto que en esta etapa lo más relevante, y por tanto mayor centro de atención, son las UCI que también bajan mucho. Además, bajan los contagios en todos los rangos de edad.
Todo esto es un efecto de las vacunas. Los datos de que las vacunas funcionan son cada día más claros. Las vacunas nos protegen de enfermedad grave, de hospitalización y de fallecer. También nos protegen bastante bien de enfermedad sintomática, aunque no totalmente.
Todavía no sabemos si la protección para enfermedad sintomática es lo suficientemente robusta a partir del octavo mes después de la pauta completa. Los datos parecen indicar que no lo es en todos los grupos de población. Por esto motivo, es probable que algunos grupos de población necesiten una tercera dosis de refuerzo para garantizar que tienen un número suficiente de anticuerpos para impedir enfermar de Covid, si dichas personas vuelven a enfrentarse al virus. Lo que parece estar claro es que las vacunas crean inmunidad celular, células B y T, que guardan memoria de cómo fabricar anticuerpos y cómo levantar las barreras en nuestro organismo para vencer al coronavirus. Estas defensas tardan varios días en montarse, una vez entra el virus en nuestro cuerpo, y si la persona es inmune suprimida (trasplantados, afectados por cáncer, etc.) o su sistema inmunológico es débil por edad, los datos muestran que sí necesitarán una tercera dosis de refuerzo lo antes posible. Para las demás personas aún no sabemos si será necesario, quizás sí, pero en cualquier caso una tercera dosis será de ayuda para mejorar la inmunidad ante el Sars-Cov2.
El motivo de la necesidad de la tercera dosis puede ser debido a que las segundas dosis tuvieron que ser puestas demasiado pronto por la urgencia de la pandemia, por el riesgo de enfermedad y muerte, porque era necesario tener un nivel de anticuerpos suficiente para vencer al virus. Pero hoy sabemos, a eso apuntan los datos, que para que nuestro sistema inmunitario construya una buena y duradera defensa es necesario que los pinchazos de la vacuna se separen en el tiempo seis meses o incluso un año. Si tienen niños pequeños sabrán que las dos o las tres dosis de vacunas para todas las enfermedades para las que nos vacunamos (polio, parotiditis, tétanos, sarampión, etc.) estás separadas seis, ocho, catorce meses o incluso varios años. La evidencia científica parece que apunta a la necesidad de la tercera dosis para algunos grupos de personas para mejorar su respuesta inmunitaria y que no desarrollen la enfermedad sintomática si vuelven a contagiarse. Quizás a los mayores de 50 años en este invierno se les ofrezca la tercera dosis como refuerzo.
En el momento que se consigan las vacunas esterilizantes, que son las que impedirán la infección al actuar a nivel de las mucosas de las vías respiratorias al formar abundantes anticuerpos IgA en las mucosas, estaremos protegidos de infección. Estas vacunas, de segunda generación ya están en fase dos o tres y es probable que sean autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) a finales de este año. Muchas de estas nuevas vacunas serán de aplicación en la nariz por nebulización.
Por otra parte, los antivirales que se desarrollan están en las fases finales, fase 3, y muy probablemente estén disponibles este otoño una vez los autoricen la FDA y la EMA. Y estos antivirales, para aplicación desde que comienzan los síntomas o para cuadros graves que requieran hospitalización, cambiarán definitivamente el rumbo de la pandemia y ésta entonces remita, se vuelva endémica o, como esperamos todos, se convierta en un simple catarro; como ya lo son cuatro de los siete coronavirus que nos afectan a las personas.
¿Qué podemos esperar que suceda en los próximos meses?
Nadie sabe si tendremos una sexta ola, lo que sí parece ser es, que, de tenerla, será menor que la 5º y la 3º en cuanto a ingresos hospitalarios, fallecidos y contagios. La seroprevalencia que tenemos por haber pasado la enfermedad o haber sido vacunados es muy alta. Toda la evidencia que tenemos hasta ahora nos indica que la Covid se convertirá, más pronto que tarde, en un catarro como los que producen los otros cuatro coronavirus que nos afectan a las personas. Esta evidencia recientemente se ha visto reforzada por el descubrimiento de que una epidemia que tuvo lugar en el siglo XIX y que se creía que había producida por una cepa de la gripe, realmente fue una epidemia de coronavirus. Hace 130 años se vivió una pandemia de características muy similares a la actual, provocada por el coronavirus HCoV-OC43, que en la actualidad nos causa resfriados. Se trata de la pandemia de 1889-1890, también llamada la gripe rusa por haberse iniciado en Rusia. Se propagó rápidamente por Europa llegando a Estados Unidos en tan solo 70 días. En cuatro meses se había extendido a todo el mundo. Los síntomas fueron casi iguales a los actuales, tuvo varias olas y cuando nuestro sistema inmune se acostumbró a este coronavirus, lo que ocurrió en unos tres años, la pandemia, que en un mundo más lento y con mucha menos población, se estima que causó alrededor de un millón de muertos, se convirtió en un catarro. Justo esto es lo que esperan los científicos que ocurra, acelerado por las vacunas, de aquí a un año.
Para terminar, una muy buena noticia sobre la vuelta a los colegios. En UK empezaron, hace semanas, colegios con más transmisión comunitaria que aquí. Sin restricciones ni mascarillas. La transmisión cae o se estabiliza en todos los rangos de edades. Veremos lo que ocurre en 2-3 semanas en España, pero este dato es muy esperanzador para todos y especialmente para los más pequeños que aún no han podido vacunarse.
Mantengamos las medidas de ventilar los espacios cerrados, hacer nuestra vida todo lo posible al aire libre, usar mascarilla en lugares cerrados o cuando estamos muy cerca de otras personas y si no te hubieras vacunado corre a hacerlo.
Ánimo, que ya queda menos. Esto se acaba.
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