Espacio de opinión de La Palma Ahora
Alertas, avisos y alarmas
Las situaciones como las vividas en las últimas jornadas en nuestro Archipiélago son situaciones “especiales” en las que tanto ciudadanos como administraciones deben ir siempre de la mano y reaccionar de forma coordinada y conjunta, ya que nos vienen dadas por la naturaleza y son, por tanto, en muchas ocasiones imprevisibles y peligrosas y más cuando hablamos de meteorología o clima en un lugar tan complicado para acertar con una predicción como son las islas Canarias.
Factores como el océano, la orografía e incluso la vegetación y la acción humana hacen de nuestras islas el lugar idóneo para “errar” en una previsión de fenómenos y por tanto para que el ciudadano tenga a veces una percepción de “falsas alarmas” y/o de exageración en las alertas y avisos que desde los diferentes organismos se emiten.
Desde el punto de vista de un Ayuntamiento como el de Breña Alta y por ende, de un municipio donde hay una especial sensibilidad y preocupación por los efectos provocados por los fenómenos meteorológicos adversos? -en familias de nuestro municipio aún se encuentra presente la trágica mañana del 16 de enero de 1957 cuando una situación climática excepcional, pero no irrepetible, causaba 22 víctimas en el barrio de El Llanito, cambiando para siempre la fisionomía de aquel lugar-, me atrevo a decir que en esta ocasión y sin entrar en detalles de si la situación de aviso “rojo” por parte de la agencia estatal de meteorología fue o no exagerado, y en consecuencia las diferentes “declaraciones” que desde la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias se iban emitiendo, al menos desde el Cabildo Insular de La Palma y los ayuntamientos se actuó con previsión y coordinación, y si bien los diferentes registros, por lo dicho anteriormente sobre las características de nuestras islas no fueron los previstos en los partes que se emitían, (al menos en la isla de La Palma) puedo afirmar que en esta ocasión se estaba preparado y eso también hizo que los diferentes daños fueran mínimos y por tanto fácilmente solventados.
El ciudadano, que en estos momentos que atravesamos siente verdadero “hastío”, no vamos a entrar en la discusión de si merecido o no, hacia la clase política, ha demostrado estar a la altura de las circunstancias y puedo decir que al menos en esta Isla su comportamiento fue ejemplar, siguiendo en todo momento las recomendaciones que se daban desde los diferentes organismos y siendo ellos por tanto colaboradores en la minimización de los daños y sus consecuencias.
En una reflexión como esta me veo en la obligación también de ser crítico, y no por ser político hay que serlo, sino porque algunas situaciones vividas no fueron de una actuación correcta en un protocolo de “emergencia” y creo que puedo hablar en nombre al menos de los 14 ayuntamientos de la Isla, ya que tengo conocimiento de que también vivieron lo mismo. Hablo del momento en que nos enteramos de la suspensión de la actividad lectiva para el martes 10 a partir de las 15h. en directo y en el informativo de las 20:30h de la Televisión Autonómica, creo que no es la forma correcta de enterarnos. Creo que los ayuntamientos debemos tener la información y más en un tema tan sensible como ese, al menos unos momentos antes. El Gobierno de Canarias sabe cómo hacerlo, tiene los medios para hacerlo y nosotros los medios para recibirla.
También me parece grave, por las falsas alarmas creadas e incertidumbres en los ciudadanos, y aquí no distingo ni colores políticos ni medios de comunicación, ni organismos, ni cargos; el total desconocimiento por parte de algunos responsables políticos y de profesionales de la información de la terminología básica para situaciones como esta y no hablo de saberse de memoria el Plan Específico de Protección Civil y Atención de Emergencias de la Comunidad Autónoma de Canarias, pero si al menos saber diferenciar los avisos de la agencia estatal de meteorología (AEMET), en sus tres colores, de las diferentes situaciones que declaraba la dirección general de emergencias del Gobierno de Canarias y que nada tienen que ver con esos colores, era muy “normal” escuchar incluso a responsables políticos y a profesionales de la comunicación como mezclaban y hablaban de “alertas naranjas”, “rojas”?Llegué incluso a escuchar disparates como “alerta roja extrema” y otros que mejor olvidar, estos términos simplemente “no existen” y solo crean mayor confusión y alarmismo entre la población.
Gente que si ha estado a la altura, como siempre en estas situaciones y que son los que vemos cuando los demás estamos en nuestras casas al abrigo y siguiendo las recomendaciones; los cuerpos y fuerzas de seguridad, bomberos, cruz roja, ambulancias del servicio canario de salud, las diferentes asociaciones de voluntarios, técnicos y personal de centros coordinadores, operarios de los cabildos y de los ayuntamientos, incluso los medios de comunicación que hacían de servicio público en momentos?Así que, gracias a todos ellos, a sus actuaciones de prevención y rapidez cuando así era necesario, podemos hablar de que la situación pasó y que estamos al menos coordinados para cuando la naturaleza nos recuerda que las estaciones existen.
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