¡Quién me lo iba a decir!
La realidad tiene por costumbre sorprendernos, siendo incluso mucho más friki y extravagante que la mismísima república friki en la que a menudo vivimos en este país llamado planeta Tierra. Me encuentro a un amigo de los que luchan en el frente ecológico de batalla frente a las plagas que asolan nuestra hermosa vegetación autóctona y me afirma con tremendo swing que a las ovejas les encanta comer rabo de gato. Quién me iba a decir a mí a estas alturas de partido y ya casi en la prórroga, que las humildes y a menudo tachadas de conformistas, tontas y cobardicas ovejitas podían llegar a ser un arma de destrucción masiva frente al rabo de gato. Si lo que me dice mi amigo es cierto, él dice que su información está contrastada, no sé qué esperan nuestros venerables gobernantes para ponerse manos a la obra y convertir La Palma en una potencia ovejera sólo comparable a Australia, fabricando queso y lana para media humanidad. Siempre hay algún graciosillo que dice que si comiéramos queso de ovejas que se alimentan con rabo de gato esta especie depredadora crecería dentro de nuestro organismo. Yo creo que ya estamos tardando en movilizarnos a favor de las ovejas, última esperanza en nuestra lucha frente a la especie invasora con aquel famoso lema de Lope de Vega: ‘Fuenteovejuna, todos con las ovejas a una’. O si eliges a una oveja de mascota al rabo de gato le rompes las pelotas. También ovejero, ovejero, no sabes cuánto te quiero. Y no te digo más vale oveja en mano que cien cabritos volando. Veo un futuro lleno de ovejas donde ningún palmero padecerá insomnio, nos será fácil contar ovejas. En fin.
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