La mar y los emisarios
Qué suerte mirar la mar,
disfrutar lo que miramos
si, ingenuos, imaginamos
la mar sin contaminar.
Pero imposible olvidar
lo que en la mar se diluye:
la porquería que fluye
por furtivos emisarios,
ignorando los canarios
todo lo que al mar afluye.
Jócamo, 17.VIII.2023
NOTA: Los isleños nacemos y morimos con la mar en el corazón. Imposible mirar al mar y no soñar despierto. Es la barrera que nos cierra y abre puertas a nuevos escenarios. Es, a la vez, muralla de cárcel y túnel de escape.
El mar nos despierta cada amanecer con los destellos del sol que nos da la vida; y arrulla nuestros sueños a la pálida luz de la Luna rielando en sus aguas.
Y ese mar bello, fuente y caldo de cultivo de la vida en el planeta, lo estamos matando con nuestros desechos: porquería orgánica e inorgánica, que fluye como veneno por emisarios sin el debido control ambiental.
“Ojos que no ven, corazón que no siente”. Más cruel será nuestro desengaño sanitario, si como parece no estamos dispuestos a poner remedio urgente al problema y se sigue priorizando el “pan y circo” que distrae al pueblo.
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