“San Sebastián podría revitalizarse con un barrio de artesanos en lonjas”
El histórico barrio de San Sebastián de Santa Cruz de La Palma, el más pintoresco de la ciudad, necesita una revitalización. La Asociación de Vecinos de La Canela, que preside el investigador y experto en patrimonio Víctor Hernández Correa, ha elaborado una serie de propuestas para dinamizar esta zona de la capital, que cuenta con un enorme atractivo arquitectónico pero que, en la actualidad, está “despoblada y carece de tejido comercial”. “Se podría crear un barrio de artesanos en pequeñas lonjas y aprovechar la estancia de los cruceristas para establecer una ruta y comercializar los productos”, ha explicado a La Palma Ahora Hernández Correa, quien reconoce que “es difícil revitalizar un barrio con un grave problema de despoblación”.
El presidente de la Asociación de Vecinos La Canela, gran conocedor de la idiosincrasia y devenir del barrio tanto por vínculos familiares como por su actividad profesional, recuerda que una de las singularidades de San Sebastián es la “espacial” puesto que se encuentra “en una disposición de anfiteatro, de este a oeste, en cuesta, ascendente, que le confiere un toque arabesco”. También destaca por “su carácter histórico al hallarse en el tramo final del Camino Real de la Banda, que unía los dos puertos principales de la Isla”. Subraya que “desde el punto de vista arquitectónico es asimismo muy importante, porque, aunque es un barrio popular, fue habitado por artesanos de alto standig, por así decirlo; en el primer tramo de la calle vivieron familias muy relevantes, entre ellas, la del que fuera gobernador de la Isla, Lorenzo de Cepeda, o la de los Massieu”.
Artesanos de todos los gremios convivían en La Canela, desde marineros y carpinteros hasta tabaqueros. “En el siglo XX, a partir de los años 20, prácticamente en todas las casas había alguien que vivía del tabaco”, dice Correa, que también alude a la tradición gastronómica. “Las panaderías, donde se hacía el pan de manteca en Navidad y los dulces de Carnaval, fueron centros neurálgicos del barrio; todavía queda la dulcería La Palmera”, recuerda. “Las ventas le configuraron igualmente una idiosincrasia muy interesante, fueron auténticos centros de reunión”, subraya. “Como representante de los cueros tenemos a Chirala, pero ya prácticamente no queda nada de esa tradición artesana que caracterizó al barrio”, se lamenta.
El patrimonio histórico de San Sebastián, un barrio “con tendencia a lo culto”, “se está cayendo literalmente y lo poco que se rehabilita, como ocurre en el resto de la ciudad, se hace mal; además, hay laxitud en la aplicación de cierto conservadurismo”, asegura Correa, quien considera que “la rehabilitación de su patrimonio no puede esperar más”.
Otro de los problemas que presenta La Canela es “la falta de aparcamientos, que lleva a estacionar en las calles, lo que afea la estética e impide la actividad comercial”, sostiene, y defiende la peatonalización del barrio porque “está demostrado que promueve la actividad comercial”. No obstante, reconoce que San Sebastián “no es ahora un lugar de paso y tiene un acceso incómodo, por lo que hay que crear algún atractivo comercial que genere la necesidad de subir al barrio”.
Percibe, por otro lado, en algunos casos, “un desajuste de integración entre los vecinos históricos y los de nueva residencia, porque no hay un vínculo afectivo con el barrio y no se implican”.
La Asociación de Vecinos de La Canela está integrada por “la gente histórica del barrio”, los vecinos que residen en las calles San Sebastián, Fernández Ferraz, Huerta, Montecristo, Cajita Blanca o Dornajo. Cada miembro paga una cuota anual de 12 euros. “Me he propuesto no solo recaudar fondos, que los necesitamos, sino buscar gente que se implique en el barrio”, resalta. “Como asociación, el problema más grave que tenemos es que carecemos de local; nos han ofrecido uno en el antiguo Colegio Pérez Andreu, pero no es adecuado para nuestra actividad, necesitamos otro más operativo a pie de calle”, señala.
El colectivo vecinal está intentando dinamizar el barrio para que cobre vida. “Como casi todos los de la ciudad, está envejecido, y queremos implicar a los pocos niños que hay en actividades”, afirma. “Ahora lo que más me interesa es hacer un rescate de la memoria oral de San Sebastián porque es muy importante para estrechar lazos de identidad y poder valorar el patrimonio que tenemos”, concluye.