La estela de un villancico

Santa Cruz de La Palma ya luce y suena a Navidad. Sus calles están engalanadas con los adornos y guirnaldas propias de estas fechas. Este viernes, con el encendido de la luminaria especial y la lectura del pregón de las fiestas a cargo del investigador Leopold Prats, ha dado comienzo el tradicional programa de actividades.

En el acto, celebrado en la plaza de España de la capital, también actuaron las escuelas municipales de Danza y de Teatro y el coro infantil y juvenil de la Escuela Insular de Música. El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, aseguró que “el verdadero significado social de estas fechas no es otro que la concreción de un espíritu comunitario que vela por nuestros ciudadanos más desfavorecidos” que pone en marcha “la extraordinaria y siempre sorprendente maquinaria de la solidaridad”.

Fernando Leopold Prats, en su proclama, rememoró la estela del villancico que originó, a instancia de tres jóvenes estudiantes, en el año 1947, el nacimiento en Santa Cruz de La Palma de las rondallas de Lo Divino, unas de las peculiaridades más características y arraigadas de la Navidad en la Isla.

Al efecto pidió a todos los presentes que, “recordando a la estrella de Belén, nunca perdamos el espíritu, la ilusión y la tradición que, hace 65 años, iniciaron tres amigos sin imaginarse nunca lo que iba a calar en el pueblo palmero el villancico cantado una fría madrugada de 1947”.

El pregonero comenzó su disertación señalando que, antiguamente, la primera Misa de Luz se celebraba el 16 de diciembre. Sin embargo, dijo, se ha ido “adelantando con la ilusión de poder disfrutar un poco más de un ambiente navideño único”.

Apuntó que Lo Divino surgió de forma casual “en aquel lejano 1947” en el que “tres amigos, al notar que faltaba uno de los componentes que solían cantar la misa pastoril en la parroquia de El Salvador a las seis de la mañana, se juntaron para irlo a despertar a su casa” y, al no conseguirlo, se les ocurrió “cantar un divino que ellos habían aprendido en San Cristóbal de La Laguna donde estaban estudiando”. Cantaron, precisa, “el 'Venid pastorcillos', conocido por casi todos como 'Pastores y zagalas'.Aquello gustó tanto ”a los vecinos“, continuó haciendo memoria, ”que esa es la raíz de donde sale todo lo que vivimos hoy en día“ en torno a Lo Divino.

La misa de luz, detalló, “se hacía entonces acompañada únicamente de órgano, castañuelas y panderetas” porque “los instrumentos musicales como la guitarra, la bandurria o el tiemple estaban prohibidos entonces en la iglesia”. Sin embargo, más tarde se convenció al obispo Domingo Cáceres Pérez para que dejara entrar a “las guitarras en la parroquia de El Salvador” al ver “la gran aceptación que había tenido aquel divino en las calles, que yo tuve la suerte de oír porque lo cantaron justamente debajo de mi casa, cuando fueron a despertar a don Alfonso Henríquez que en paz descanse”.

Años después, abundó, “cuando yo empecé a formar parte de la rondalla de El Salvador, mi abuela me dijo: tú, con tres o cuatro años, tuviste el privilegio de oír aquel primer gran villancico en el silencio de la madruga del 16 o 17 de diciembre de 1947”. De aquello, dijo, “han pasado 65 años y Lo Divino cada vez va a más”.

El Frente de Juventudes, prosiguió, “tenía una gran rondalla de pulso y púa dirigida por Andrés Cruz” a quien “se le debe que casi toda La Palma toque la guitarra, la bandurria o el laúd”. Esta rondalla, detalló, se unió con “aquellos tres amigos y crearon la gran rondalla de La Palma”. La misma “fue la que introdujo casi todos los villancicos que hoy conocemos en la Isla”.

Una rondalla por cada 5.000 habitantes

Posteriormente, en 1953, se fundó la parroquia de San Francisco y, como los villancicos “estaban tan arraigados en el pueblo, crearon a su vez la Rondalla de Lo Divino”. Poco después, “a principios o mediados de los años 50, Santa Cruz de La Palma contaba con tres rondallas en una población de 15.000 habitantes, o sea, que tocaba una por cada 5.000 vecinos, lo cual es muchísimo”. Más tarde, a finales la citada década, se constituyó una rondalla de la que “la mayoría de la gente no se acuerda: la de La Palmita”. Apenas duró “tres años” ya que muchos de sus componentes “éramos estudiantes y cuando volvíamos de La Laguna era muy tarde para ensayar y nos integrábamos en cualquiera de las otras”.

No quiso pasar por las rondallas de Santa Cruz de La Palma “sin mencionar al coro de la Clínica que dirigía la archifamosa Rosario Gómez pues, aunque no salían a la calle, enseñó muchísimos de los villancicos que después cantaron las demás”.

Igualmente sacó a colación aquella estampa de “cuando llegaban los correíllos La Palma o el Viera y Clavijo al puerto y, en el muelle, estaban las rondallas cantando a los estudiantes y a todos los pasajeros” que arribaban.

Con el paso del tiempo “fueron surgiendo más rondallas” y citó Las Divinas, Las Nieves y Santo Domingo. “También volvimos los antiguos villanciqueros, hoy con el nombre Renacer” toda vez que “no queremos dejar de participar en una de las tradiciones más bellas de nuestra ciudad”.

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