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Monteras. Una foto que lleva a error

Monteras de ala de foraneos asistentes a la Feria de Garafia. Foto en archivo particular.
9 de julio de 2022 11:09 h

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Una magnífica fotografía del palmero Miguel Brito Rodríguez (1876-1972), subida a las redes sociales por Domingo Martín Ortega, puede llevar a error.

En nuestra opinión responde a una parranda de señoritos foráneos, todos ellos, menos uno, con recortados bigotitos o abundantes mostachos y cuidadas barbas. Denota la instantánea que sobra muchas cuartas de tintillo alcohólico de tea, añejo y entrado en grados.

El lugar de la instantánea es la Feria de Ganado de San Antonio, establecida con anterioridad a 1882, en el municipio palmero de Garafia. 

La foto original se encuentra en un archivo particular de Santa Cruz de La Palma, y propiedad de un descendiente de los “retratados” obtenido en torno a 1911 en la feria garafiana.

Los guasones parranderos debieron pedir a los lugareños las monteras, todo ello “orquestado” por el fotógrafo, para lograr la instantánea que vemos. Mientras sus sombreros de paja, paño o gorras de visera por un momento la vistieron los lugareños, o vete a saber que hicieron con ellos.

Posan para el fotógrafo un total de 20 personas, 18 varones y dos mujeres. Todos ellos llevan la tradicional montera palmera que lucen de distintas maneras. Se distingue la montera de ala o capa del varón y la de la mujer, llamada de casco. Especial mención merece las dos mujeres y la expresión de sus rostros, lo dicen todo.

No concuerda el llamado, por los viajeros del siglo XIX, “tocado nacional” palmero con el resto del vestir de los caballeros. No concuerda las perfiladas chaquetas (americanas) de diferentes estilos, colores, corbatas de varios modelos, incluso la llamada “pajarita”, cuellos duros, chalecos abotonados, reloj de bolsillo con cadena, leontinas etc.

Se observa que dos de los personajes llevan montera de mujer e incluso con pañuelo atado a la barbilla, tal como lo llevan en la misma foto las dos mujeres, y uno de ellos sobre los hombros un mantón de abrigo femenino.

En nuestra opinión la instantánea responde a una parranda de señoritos foráneos a Garafia, aunque pudieran estar también los alcaldes de Garafia y Puntagorda, en la que sobran unas cuantas pipas y garrafones de vino, tal y como vemos en el centro y en primer plano de la fotografía.

Conocemos otra interesante fotografía (AGLP) de Miguel Brito en la feria de San Antonio del Monte en la que aparece un mascarón, elegantemente vestido, y tocado con montera. En nuestra opinión ese mascarón fue llevado a Garafía, posiblemente desde Santa Cruz de La Palma, y aunque no lo podemos acreditar documentalmente existe la posibilidad de que coincida en fecha las dos fotografías que estudiamos.   

Pudiera parecer que el aislamiento secular de Garafia no favorecía a la asistencia de foráneos a los festejos. No es así.  En el siglo XIX convocaba a “una concurrencia numerosa compuesta de individuos de todos los pueblos de la isla”.

El reclamo de la convocatoria anual obligó a acondicionar alojamiento, fondas, en el lugar. Este extremo lo recoge el periódico palmero La Asociación el 7 de junio de 1882.

“Además de la feria, de las tiendas y toldos de follaje que son de costumbre, este año habrá novedades en la fiesta de San Antonio del Monte pues los que a ella concurran se encontrarán con una fonda perfectamente servida en lo que cabe en un pueblo como es Garafía”.

Esta concurrencia numerosa de romeros de toda la isla acudía al lugar por los intricados caminos de herradura de la isla y posiblemente también por mar, a vela y también a motor. Recordemos que en el año 1901 el “pailebot Cometa”, al mando del patrón Noda, navegaba la ruta entre Santa Cruz de La Palma y Garafia y en 1912 el “vapor español Montserrat”, hacia “Garafía y escalas, con carga general”.

No podemos dar por correcta esa indumentaria, digamos forzada, de la fotografía de Brito, aunque tiene interés etnográfico y antropológico. Es confusa y puede llevar a error para lo que tenemos interés en el estudio de la vestimenta palmera. Lo que es cierto es que, en esos años, y hasta mediados del siglo XX, los campesinos de la isla canaria de La Palma se tocaban con montera.

Lo cierto es que la fotografía de Brito no responde escrupulosamente a la realidad del momento y es un error el interpretar lo contrario.  

María Victoria Hernández, cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)

 

 

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