Patrimonio a recuperar
Después de una catástrofe como la erupción del Cumbre Vieja, es importante recuperar el patrimonio y el entorno humano y natural que existía previamente. Al igual que cuando se produce un incendio en un bosque, una vez extinguido, aplicamos políticas y técnicas de repoblación para evitar la escorrentía y la pérdida del suelo fértil y recuperar el bosque perdido. Sin embargo, es importante destacar que no se conserva lo devastado por el incendio para su estudio o conservación.
Del mismo modo, cuando ocurren inundaciones, maremotos o terremotos, no conservamos el paisaje destruido ni las ciudades destruidas para los científicos o las generaciones venideras. En cambio, recuperamos el patrimonio que existía antes de la catástrofe, reconstruimos las casas y fincas agrícolas, y replantamos los bosques. ¿No sería completamente absurdo conservar lo destruido? Sin embargo, algunas instituciones científicas pretenden conservar los efectos de la destrucción causada por el volcán.
Asimismo, algunos grupos ecologistas que en realidad son conservadores rancios, pretenden preservar la mancha negra que cubre parte del Valle. Esta mancha oscura de cascajos, roca y piedra no es nuestro patrimonio. Conservarla no tiene ningún valor social o histórico, sino que impide la recuperación y restauración del entorno natural y humano preexistente.
La recuperación después de una catástrofe no es solo una tarea de limpieza y reconstrucción, sino que implica un proceso de restauración del equilibrio ecológico y social. Por eso es importante considerar medidas que promuevan la conservación y restauración del entorno natural y humano. Por ejemplo, es fundamental asegurar la calidad del suelo y del agua, la protección de la biodiversidad y el mantenimiento de la diversidad cultural.
Además, la restauración y conservación del patrimonio cultural es fundamental para la reconstrucción de la memoria colectiva de una comunidad después de una catástrofe. La restauración de edificios y monumentos históricos, así como la conservación de tradiciones y costumbres locales, son elementos importantes para la reconstrucción del tejido social. La conservación del patrimonio geológico no puede ser una excusa para conservar la destrucción causada por la catástrofe.
¿Cómo tomar las mejores decisiones?
Para tomar decisiones justas y equitativas sobre cómo recuperar el Valle de Aridane después de la erupción del Cumbre Vieja, es necesario llegar a un acuerdo entre todos los implicados. Necesitamos un contrato social que asegure que todas las decisiones se tomen en base al bien común y no a intereses particulares.
En este sentido, es esencial que todos los miembros del consorcio involucrados en la recuperación del Valle de Aridane se sientan parte de un gran pacto. Este pacto debe estar basado en la idea de que todas las decisiones tomadas estarán destinadas a proteger el medio ambiente, restaurar las propiedades y la infraestructura dañadas, y asegurar el bienestar de todos los habitantes de la zona.
Para ello, se debe tomar en cuenta las necesidades y deseos de los agricultores y vecinos afectados por la erupción. Se pueden implementar programas de ayuda para los agricultores, por ejemplo, para que puedan recuperar sus cultivos y sus medios de vida.
Al llegar a un gran pacto, se asegura que todas las partes involucradas estén de acuerdo en trabajar juntas para lograr un bien común, incluso si eso significa ceder algunos de sus intereses particulares. Este acuerdo mutuo permite tomar decisiones justas e imparciales para la recuperación del Valle de Aridane, en las que se considere la protección del medio ambiente y el bienestar de la comunidad.
Para lograr un pacto o contrato justo y equitativo en la reconstrucción del valle, todas las partes interesadas deben participar en el proceso. Esto incluye a la Administración, los agricultores, los vecinos, los ganaderos, los empresarios y los políticos. Cada uno de ellos debe comprometerse a trabajar juntos para lograr el bien común y tener en cuenta las necesidades y preocupaciones de los demás.
Para llegar a un consenso justo sobre cómo reconstruir el valle después de la catástrofe natural, es importante aplicar un velo de ignorancia a todas las partes interesadas. Esto significa que cada persona involucrada en la toma de decisiones debe dejar de lado su posición actual y considerar el problema desde una perspectiva imparcial, como si no supiera cómo se verá afectada su posición individual por las decisiones tomadas.
Al ignorar la posición individual de cada persona, se pueden lograr decisiones justas e imparciales que beneficien a la comunidad en general. Es importante que todas las partes involucradas en la reconstrucción trabajen juntas para llegar a un acuerdo justo y equitativo que tenga en cuenta las necesidades de la comunidad en su conjunto, en lugar de centrarse únicamente en los intereses individuales.
Para lograr un consenso justo, es importante que se aborde el problema desde una perspectiva ética y que se consideren los valores fundamentales de la sociedad. Estos valores pueden incluir la equidad, la justicia, la solidaridad y la igualdad de oportunidades para todos. Al aplicar estos valores a la toma de decisiones, se pueden lograr resultados justos e imparciales que beneficien a la comunidad en su conjunto.
El pacto también debería establecer objetivos claros y medibles para la recuperación del Valle de Aridane. Estos objetivos deberían estar diseñados para garantizar la protección del medio ambiente y el bienestar de la comunidad, así como para fomentar el desarrollo sostenible. También es importante que el pacto incluya medidas para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en todas las fases de la recuperación.
Además, es importante que el pacto establezca un marco de financiación claro y justo para la recuperación del Valle de Aridane. Esto implica la asignación de fondos públicos y privados, así como el establecimiento de un sistema de responsabilidad compartida para la financiación de la recuperación.
Necesitamos construir nuestra isla, nuestro valle.
En los últimos meses, hemos sido testigos de la labor increíblemente importante que los científicos han llevado a cabo durante la erupción del volcán Cumbre Vieja. Su trabajo ha sido esencial para poder entender el fenómeno y prevenir daños mayores. Es indudable que debemos estar agradecidos con ellos por su dedicación y esfuerzo
Sin embargo, ahora es el momento de los ingenieros, de los técnicos, de los arquitectos, de los que conducen camiones y retroexcavadores. Es el momento de transformar el Valle, de permitir volver a la zona de exclusión levantando dicha prohibición. Es el momento de recuperar las tierras devastadas, de volver a Puerto Naos y la Bombilla una vez hayamos acotado y balizado las zonas por donde se detectan gases y es el momento de recuperar ya las fincas afectadas por la colada y comenzar ya a conquistar el terreno baldío para recuperar nuestro valioso patrimonio humano, cultural y social.
El papel de los ingenieros y los técnicos es fundamental para llevar a cabo la recuperación del Valle de Aridane. Son ellos, junto con los vecinos, quienes poseen el conocimiento y las habilidades necesarias para transformar el entorno en uno que sea seguro y sostenible. La labor no se ha de limitar a la construcción de edificios o carreteras, sino que también incluye la planificación urbana, la gestión de recursos naturales y la protección ambiental.
Ahora es el momento de permitir que los ingenieros desempeñen su papel. La zona de exclusión debe ser levantada para permitir la entrada de los trabajadores que llevarán a cabo la recuperación del valle. Es cierto que aún se detectan gases en algunas zonas, pero con las medidas de seguridad adecuadas, pueden realizar su trabajo sin poner en peligro sus vidas ni la de los habitantes de la zona.
La recuperación del Valle no solo es necesaria para restaurar las condiciones de vida de las personas que viven allí, sino también para preservar nuestro patrimonio cultural y natural. Y, sobre todo, para evitar la despoblación de la isla, para evitar el vaciamiento de nuestra isla, evitar el éxodo de los jóvenes y de los más preparados. El Valle de Aridane es una joya de la naturaleza, con una rica historia y una cultura única. La erupción ha afectado gravemente este patrimonio, y es nuestra responsabilidad como sociedad recuperarlo para las generaciones futuras.
Es el momento de trabajar juntos como comunidad, de unirnos para lograr una recuperación efectiva del Valle. Esto implica la participación de todos: los ingenieros, los científicos, los políticos, los agricultores, los vecinos, los empresarios. La recuperación del Valle debe ser un esfuerzo colectivo, en el que cada uno aporte sus habilidades y conocimientos para lograr un objetivo común: restaurar nuestro patrimonio humano, cultural y natural.
Es momento de trabajar juntos, de unirnos como comunidad y lograr un objetivo común. El mundo es como nosotros lo hacemos, y es nuestra responsabilidad trabajar para hacerlo mejor.
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