“En la Isla hacemos seguimiento a 76 mujeres que son víctimas de la violencia de género”
La Unidad contra la Violencia sobre la Mujer, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, tiene su sede en la Dirección Insular de la Administración General del Estado. Al frente de esta unidad, que forma parte de una red nacional, se encuentra la psicóloga Alicia Pérez Bravo, quien afirma que en La Palma las féminas maltratadas “afortunadamente sí tienen recursos a los que acudir”.
-¿En qué consiste su trabajo?
-En hacer el seguimiento a las víctimas de violencia de género junto con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y las administraciones que están trabajando en este tema. También en propiciar los protocolos que sean posibles para coordinar todos los recursos y promover campañas de sensibilización que mejoren la prevención, porque la gente tiene que ir tomando conciencia de la problemática que existe y de la necesidad de que haya una mayor igualdad entre hombres y mujeres. Valoro, asimismo, otro tipo de problemáticas relacionadas con violencia de género y todo lo que se derive de esas funciones.
-¿Qué incidencia tiene la violencia de género en la Isla?
-Me suelen preguntar si en La Palma hay mucha violencia de género, y yo siempre digo que sí, que desde que haya un caso es mucho. En la actualidad, estamos haciendo seguimiento a 76 mujeres. Se puede pensar que esta cifra en relación a la población no es muy significativa, pero a mí sí que me parece muy alta. Este seguimiento se hace sólo a las mujeres que han denunciado, pero sabemos que existen situaciones que no salen a luz, e incluso casos en los que las mujeres no son conscientes de que están sufriendo violencia. Otras tienen miedo. La situación personal, la inseguridad y la crisis económica no ayudan a facilitar que se dé el paso de presentar denuncia.
-¿Cómo se actúa una vez que se presenta la denuncia?
-Se hace un seguimiento personalizado por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Existe un protocolo en el que, una vez presentada la denuncia, no se deja sola a la mujer, hay un periodo en el que está protegida, con seguimiento continuo. Colaboramos con el equipo de intervención del Cabildo para lograr que la información sea fluida e intentar mejorar la situación de las mujeres.
-¿Y la sociedad palmera no es una sociedad cerrada que contribuye poco a que las mujeres denuncien?
-Esto ocurre en general en toda España, pero si nos trasladamos a La Palma, y más concretamente al medio rural, pues nos encontramos con una sociedad machista, y el machismo sigue imperando, dando por normales prácticas cotidianas en una pareja en las que subyace la violencia de género. También influye la crianza de nuestros hijos e hijas, en cómo los educamos, los roles que les presentamos, los estereotipos, detrás de ahí hay un machismo invisibilizado, pero está latente, nos va calando, y al final nos relacionamos de forma diferente hombres y mujeres. Y muchas veces en esas desigualdades hay una discriminación en la que la mujer se encuentra en una situación más desfavorecida que el hombre. Los hombres también sufren discriminaciones, pero en ese equilibrio nosotras tenemos mucho más que perder.
-¿El número de denuncias es mayor en los núcleos urbanos que en los rurales?
-No podemos diferenciar mucho en La Palma entre núcleos urbanos y rurales, pero sí es cierto que en áreas urbanas hay un mayor índice de denuncias. La vivencia es diferente, porque en el medio rural se vive en un entorno mucho más enraizado en las tradiciones, y en las poblaciones más urbanas existen más posibilidad de tener información y recursos más cercanos, más medios de buscar ayuda sin que te mire tanto la vecina. En el campo seguimos viviendo mucho en comunidad, pensando en el qué dirán, y la familia, a veces, tampoco colabora. Aún sigue habiendo muchas dificultades.
-¿Hay recursos suficientes en la Isla para atender a las mujeres que sufren violencia machista?
-Creo que tenemos lo mínimo. El Cabildo es el que gestiona todos los recursos de forma directa, y la Asociación Solidaridad y Cooperación también atiende a víctimas de la violencia. Ojalá hubiese más personal, pero el que tenemos está haciendo una labor muy importante, aunque a veces se ve desbordado. El Equipo de Mujer del Cabildo –integrado por una psicóloga, una trabajadora social y una abogada- a veces se ve sobrecargado por el número de mujeres que tiene que atender, pero sí hay recursos a los que pueden acudir, para emergencias, alojamiento… Afortunadamente, en este sentido, no tenemos en la Isla carencias.
-¿Se ha llegado a banalizar la violencia de género en la sociedad actual?
-Cuando se empezó a hablar de violencia de género, algunos decían que se estaba exagerando; después se pasó a exclamar: ‘¡Dios mío, cómo estamos!’; ahora ya sabemos que hay violencia, pero en los medios vemos sin ninguna significación que sigan muriendo mujeres víctimas de la violencia, que el machismo continúe matando de una forma atroz sin que nos conmueva como debería. Hay situaciones en nuestra sociedad mucho menos graves, donde nadie muere, por las que gente sí se manifiesta.
-Percibe una insensibilización con la violencia de género.
-La violencia de género se ha normalizado y se le ha vuelto a quitar la importancia que tiene. Socialmente, la crisis también ha vuelto a meternos un poco hacia dentro y a invisibilizar muchas situaciones que se están dando de forma dramática en nuestros hogares y que cada uno intenta resolver como puede, y en cierta manera sí creo que nos vuelve más insensibles ante esa realidad. Generalmente, el tema de mujer es ya como algo demasiado oído, nos dicen que seguimos con lo mismo, que qué más queremos…
-¿La crisis está incrementando el número de denuncias por maltrato?
-Ocurren las dos cosas, que incrementa y que disminuye. Incrementa porque hay una mayor situación de crisis también en el hogar, cuando los dos miembros de la pareja están en paro y los recursos económicos son escasos, lo que genera mayor tensión y nerviosismo en la familia. Pero también pasa todo lo contrario, es decir, han disminuido las denuncias por la percepción de que no hay recursos, cuando no es así, y también porque en una situación de crisis la mujer lo que hace es agarrarse más a lo que tiene, no cuenta con una red social que la pueda apoyar, porque sus miembros están en la misma situación que ella. Sí que puede haber más violencia pero eso no implica que haya más denuncias.
-En La Palma, como en otros lugares, el maltrato se intenta ocultar.
-A nadie le gusta ser señalado como víctima de violencia. Incluso cuando se imparten charlas o se ofrece información sobre violencia de género o igualdad, hay reticencias a acudir a este tipo de eventos por el miedo a que se piense que las mujeres que asisten están sufriendo esta situación. Temen que te puedan catalogar como víctima.
-¿Hay un perfil de la mujer palmera maltratada?
-No, ni en La Palma ni en ningún lado.
-¿Emocionalmente le resulta duro lidiar con estas situaciones?
-En mi actual puesto no, porque no trabajo directamente con mujeres, sino con los profesionales que están cerca de ellas, pero siempre te enteras de los casos, si bien de una forma indirecta. De todos modos, siempre se siente la problemática aunque sea indirectamente porque sabes que está ahí, que es un problema social, que muchas mujeres están sufriendo violencia de género desde muchos aspectos, no sólo la física sino también la psicológica. Todas estas cosas sí que afectan, pero intento separar el trabajo de mi vida personal.