“Los vinos de tea de La Palma están actualmente al borde de la extinción”

Eva Parga Dans (i) y Pablo Alonso González en la presentación del estudio.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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Eva Parga Dans, profesora de la Universidad de A Coruña, y Pablo Alonso González, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han realizado un trabajo sobre los vinos de tea de La Palma, financiado por el Cabildo Insular, la Denominación de Origen Vinos La Palma, el citado centro de enseñanza superior gallego y el CSIC, con el objetivo de “investigar las características diferenciales fisicoquímicas y culturales de este tipo de vino y contribuir así a su tipificación, preservación, valorización y sostenibilidad futura como un recurso cultural y natural, tanto para promover el turismo isleño como para generar una oportunidad para el empleo de las comunidades locales y territorio, en línea con nuestra investigación previa en patrimonio”, han asegurado los autores a este digital. 

Vino de tea, que literalmente significa vino hecho en tea, se refiere a un método tradicional de elaboración de la zona norte de La Palma. Es un vino único elaborado con pino autóctono o pinus canariensis, una conífera endémica altamente resinosa y sólida utilizada para hacer barriles donde el vino se envejecía y preservaba naturalmente. Sin embargo, los vinos de tea tradicionales están actualmente al borde de la extinción debido a su mala imagen, el descenso del consumo, la llegada de métodos enológicos modernos y la falta de estrategias de comercialización para posicionarlo como un producto diferenciado con características únicas basadas en la identidad y el patrimonio del norte de La Palma”, explican. 

El estudio, con el título Tipificación de los vinos de tea: precursores aromáticos y composición química (2018-2019), “nos llevó a un enfoque de métodos mixtos que combinaba métodos físico-químicos cualitativos etnográficos y cuantitativos”, detallan.

“Los resultados muestran la cultura tradicional del vino a través del trabajo de campo etnográfico; la determinación de parámetros físico-químicos objetivos que permitan establecer correspondencias entre las variables de cultura y naturaleza; la identificación de parámetros de diferenciación entre vinos de tea tradicionales y modernos, así como la presencia de alfa-terpineol en vinos de tea, un compuesto con potencial antiinflamatorio y anticancerígeno que podría respaldar la comercialización del producto”, exponen Eva Parga Dans y Pablo Alonso González. 

En última instancia,  subrayan, “la contribución teórica se refleja en la necesidad de comprender los productos del patrimonio local como un activo para el mercado en crecimiento del turismo cultural, el enoturismo, al tiempo que se conecta con las tradiciones reales que les dieron sentido, en lugar de intentar crear nuevos productos que combinen modernidad y tradición que no son adecuados ni para el consumo interno dentro de las islas ni para los consumidores externos que buscan productos culturales únicos y de valor agregado en su visita”. “El resultado práctico esperado es establecer criterios funcionales para la diferenciación de vinos de tea por catadores, instituciones, productores y consumidores, así como información para el turismo”, concluyen.

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