La Guardia Civil rastrea Castellón en busca de un etarra que viajaba en taxi
Las Fuerzas de Seguridad buscan a un presunto miembro de ETA que abandonó un taxi, en el que dejó material explosivo, al detectar un control policial por la N-340 a la altura de Torreblanca (Castellón), según informaron fuentes de la investigación. En concreto, el presunto etarra abandonó en el maletero del taxi una bolsa de deportes, en la que llevaba una fiambrera con cableado, detonadores y sustancias explosivas, además de ropa.
Los hechos tuvieron lugar sobre las doce y media de la mañana, cuando el presunto etarra viajaba en el taxi y mandó parar al taxista al detectar el control policial. El presunto etarra salió corriendo y el taxista se acercó a los agentes que conformaban el control, a los que contó lo ocurrido, tras lo cual procedieron a inspeccionar el equipaje que el pasajero había dejado en el maletero.
La Guardia Civil rastrea desde este mediodía la localidad castellonense de Torreblanca e interroga a los vecinos en busca de pistas sobre su paradero. En colaboración con la Policía Local, la Guardia Civil estableció controles en los accesos a las carreteras y localidades colindantes, y peina la zona desde el aire con un helicóptero.
Además, varios perros policía olfatearon durante varias horas la explanada del hotel Miramar, donde huyó el supuesto etarra y en la que se encontraba estacionado el taxi en el que viajaba. El taxista abandonó este lugar con su vehículo, un Citroen Xsara Picasso, en torno a las cuatro de la tarde, según testigos presenciales.
Según indicó el presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi de Castellón, Julio González, el taxista, que se llama Rafael y tiene unos 50 años, le explicó que se alegró mucho cuando recogió al pasajero y le pidió que le llevara hasta Tarragona, por el montante que supondría la carrera. González agregó que, sin embargo, después de todo lo sucedido y de ver que llevaba en el maletero del taxi una bolsa con material explosivo, el hombre “se ha asustado mucho”, lo ha pasado “mal” y, de hecho, apagó el teléfono móvil y no quiere hacer declaraciones.
Puerta a puerta
Desde primera hora de la tarde, agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) concentraron su trabajo en la calle de San Antonio, vía principal de este municipio donde se encuentran ubicados el Ayuntamiento y las sedes de la Policía Local y de la Guardia Civil. Puerta por puerta, y en ocasiones con pistola en mano, los agentes llamaron a cada vivienda por si sus habitantes habían visto “alguna cosa anormal”, según relató una veraneante de Barcelona que se encuentra en Torreblanca.
Asomados a los balcones, decenas de vecinos asistían sorprendidos al despliegue policial, especialmente en un pueblo “tan tranquilo como éste” y donde este suceso alteró la vida turística de este municipio, situado en la Costa del Azahar y a escasos kilómetros de Benicàssim, que desde este jueves acoge el Festival Internacional de música, con una asistencia prevista de unas 40.000 personas. Fuentes policiales informaron de que la práctica totalidad de agentes desplegados para garantizar la seguridad en el FIB (unos 700 guardias civiles) se trasladó a esta zona desde que se tuvo conocimiento de la presencia del supuesto etarra.
El hotel Miramar, donde el sospechoso abandonó el taxi en el que viajaba en torno a las 12.30 horas, concentró por la tarde a numerosos agentes que aún realizan labores de inspección. La explanada del hotel-restaurante, muy frecuentada por camiones y viajantes de paso, congregó a media docena de patrullas de la Guardia Civil, así como vehículos de la Policía Local.