Uno de los grabados guanches más destacados de Canarias, en riesgo por la “inacción” política
El colectivo de arqueología social Imastanen denuncia el estado del yacimiento conocido como La Bailarina, en el caserío de Aripe (en el oeste de Tenerife), y el hecho de que ninguno de los múltiples valores etnográficos e históricos del patrimonio guanche del municipio tinerfeño de Guía de Isora cuenten con medidas de protección, lo que achaca a la “inacción” del gobierno local (CC-PP).
El grupo que dirige Sixto García resalta que, pese al “expolio sufrido durante décadas y a pesar de los recientemente tan comunes actos vandálicos que han alterado y dañado muchos enclaves de primer orden, el legado arqueológico de Guía de Isora sigue constituyendo un auténtico museo al aire libre de la cultura material guanche. No obstante, y a pesar de esta riqueza y diversidad de yacimientos hallados dentro del municipio, siguen sin haberse desarrollado las debidas actuaciones en lo relativo a la custodia, protección, conservación y divulgación de la cultura material indígena”.
De hecho, censuran que “no existe un solo yacimiento que goce de las debidas medidas de protección y conservación que, además, garanticen una continuidad en la investigación y divulgación, tal y como establece la propia Ley del Patrimonio Cultural de Canarias”. Ni siquiera ocurre con “lugares emblemáticos que han sido divulgados tanto en publicaciones académicas, tales como Chirche o Aripe, pero que se encuentran en un estado de conservación lamentable, por no decir catastrófico” ante el riesgo de “encontrarse en grave peligro de desaparecer para siempre por las constantes visitas una vez popularizados”.
En el caso de La Bailarina, los miembros del colectivo han detectado “una fragmentación a modo de fisura en la superficie de piedra junto al grabado, uno de los más representativos del arte rupestre ínsuloamaziq, que presenta un motivo antropomorfo en el que se representa de manera esquemática pero evocadoramente hermosa la figura de una mujer con los brazos y piernas extendidos. Su falda contrasta con otros grabados menos conocidos en la zona, en donde se aprecian lo que parecen ser siluetas de guerreros. Otra serie de tarjas -como se conoce a los grabados con formas simétricas y lineales, en vertical y a veces con trazos aleatorios en horizontal- complementan un conjunto arqueológico que contiene tan importantes valores, que, sin embargo, parecen haber quedado fuera del ámbito de interés del gobierno local”.
El grupo recuerda que, en 2024, el Cabildo de Tenerife, dentro de su plan insular de protección y recuperación del territorio, aportó a Guía de Isora 262.036 euros, de los que 168.538 eran para planes especiales de protección locales y 93.497 para los caseríos de Chirche y Aripe. “Al parecer, para los gestores municipales, el patrimonio material indígena no tiene valor alguno, pues no sólo no se han realizado intervenciones dirigidas a su catalogación y posterior protección, sino que ni tan siquiera se ha hecho absolutamente nada por tomar alguna medida de prevención que pudiera impedir lo que inevitablemente ha terminado por suceder”.
Y es que, según denuncian, “el daño que amenaza a La Bailarina de Aripe y al resto de grabados de la zona se podría haber evitado, y más cuando existen demandas históricas por parte de los vecinos reclamando la puesta en valor y protección de esos mismos conjuntos arqueológicos que, pese a todo, presentan cada vez más un estado de deterioro insultante”.
Por ello, no entienden por qué no se destina nada de esas partidas a este “legado de nuestros ancestros amazes, cuya huella más que ignorada parece querer ser borrada y eliminada de la memoria colectiva. A este ritmo de expolio y destrucción imperante, no están muy lejos de conseguirlo quienes no cumplen con sus competencias profesionales, despreciando tanto el deber ético como el legal al que se deben cuando ocupan cargos públicos”.
Como en otras ocasiones, Imastanen informó de estos daños y riesgos al área de Patrimonio del Cabildo, “alertando de que, de no procederse a una intervención y restauración urgente, la emblemática figura antropomorfa correrá la misma suerte que otros grabados anteriormente contenidos en ese mismo panel y que, por desgracia, desaparecieron hace tiempo. Ya sea como consecuencia de la erosión ocasionada por la masificación de visitantes -que en algunos casos buscan ver los mismos grabados que están pisoteando inadvertidamente, contribuyendo sin quererlo a su erosión-, ya sea como consecuencia directa de expolios y atentados malintencionados, el daño resulta evidente” remarcan.
El Ayuntamiento incumple la ley
Según denuncian, “el gobierno municipal no sólo no está cumpliendo con la ley en lo relativo a patrimonio cultural arqueológico, sino que está exhibiendo una total falta de transparencia y credibilidad cuando se les pregunta por la cuestión guanche, ya que nuestro colectivo ha tratado en reiteradas ocasiones ponerse en contacto con los responsables en la materia, pero ha sido literalmente imposible”.
En este sentido, censuran que “esta desidia es común al conjunto de ayuntamientos de la Isla, que vienen incumpliendo de esta manera la ley durante años en lo que a la obligatoriedad de actualizar y elaborar estos catálogos se refiere. Una desatención y desafecto patentes que dejan a muchos de estos vestigios ancestrales desprotegidos ante, por ejemplo, la concesión de permisos de intervención urbanística sobre territorios, en los que, al no tener constancia de la existencia de muchos de estos bienes -por quedar excluidos del catálogo del propio ayuntamiento que entrega el permiso a la constructora de turno-, lleva a disparates como los vividos recientemente en Güímar, Granadilla, Arico o El Rosario”.
Según lamentan, “la desactualización de estos catálogos y descoordinación entre las diferentes áreas de patrimonio municipales generan casos esperpénticos en los que se estaba actuando con maquinaria pesada sobre una zona arqueológica ya estudiada y prospeccionada, sin que estos valores fuesen contemplados en uno u otro catálogo, propiciando que comenzasen las obras y se arrasara con todo el material arqueológico del que existía constancia académica de su importancia científica y cultural”.
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