''Una casa okupa es un privilegio''

“En La Espiral realizamos intercambio de conocimiento, no de dinero”. Con esta máxima nació hace algo más de ocho meses el Centro Social Ocupado La Espiral, ubicado en la zona baja del barrio de La Minilla.

El local donde ofrecen actividades culturales, deportivas y de ocio de forma completamente gratuita y con la colaboración de profesionales de distintos ámbitos se halla en un edificio que fue comprado por una promotora y abandonado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. “Estamos aquí gracias a la crisis”, reconoce uno de sus integrantes.

El espacio, que albergaba un establecimiento de comida venezolana, fue remodelado gracias a la inversión y el esfuerzo de sus ocupantes para “uso y disfrute” de la vecindad, como ellos mismos explican. “El local estaba hecho un desastre, tardamos meses en reformarlo”, señalan.

La oferta de actividades ha ido incrementándose a medida que el centro se ha dado a conocer “con el boca a boca” en el vecindario y la ciudad. La Espiral comenzó con clases de yoga y meditación y ha ampliado su catálogo, impartiendo la enseñanza de idiomas o sesiones de artes marciales como el aikido o el shorinji- kempo, entre otros.

“Nos han brindado un espacio y unas instalaciones para poder desarrollar actividades culturales de forma gratuita”, señala el monitor de shorinji- kempo, miembro de la federación de este arte marcial en Las Palmas.

Vecinos okupas conflictivos okupas

Como el resto de vecinos de la zona, los okupas de La Espiral aseguran estar atemorizados por varios grupos que se han instalado en otros inmuebles en el barrio y que lo han convertido en un foco de inseguridad y conflictos constantes.

Su preocupación ha llegado hasta tal punto que se han visto obligados a cerrar con cemento y cristales la azotea para evitar que los otros okupas accedan a la vivienda. La Espiral ha sido víctima de tres robos en los últimos meses.

“No saben apreciar lo que significa una casa okupa, es un privilegio”, sentencia un miembro del centro en alusión al comportamiento de esos grupos que se han asentado en La Minilla.

En el barrio circulan gran cantidad de rumores sobre los entresijos de esas viviendas ocupadas, cada cual más escabroso. “Hemos hecho esfuerzos por integrarles, pero no quieren, se pasan el día aspirando pegamento, casi todas las noches oímos los gritos, vemos peleas con cuchillos...Es horrible”, relatan.

Los integrantes de La Espiral muestran su temor a que los incluyan en el mismo saco. “No queremos perder toda nuestra inversión porque ellos no sepan manejarse”. Aún así, no piensan darse por vencidos. “Esto dura hasta lo que dura. Si nos desalojan de aquí, pondremos todas las ganas en otro sitio”, prometen.

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