Encuestas: se cierra la ventana
Los datos del último sondeo de Celeste Tel para eldiario.es confirman la involución en el panorama político español. Las derechas estatalistas crecen mientras que las formaciones de izquierdas se frenan o directamente retroceden de manera cada vez más importante. Queda atrás el 15M y los aires de cambio de los años posteriores, en medio de la crisis económica y las políticas de austeridad que tanto daño social causaron.
Un proceso, el de involución, iniciado hace dos años y que, con toda seguridad, se ha acelerado con el debate sobre el procés soberanista en Catalunya y el rearme y contraataque del nacionalismo español con todo su poderío, también el cultural y mediático. Y que todo apunta a que tiene su influencia en la orientación del voto de los ciudadanos y ciudadanas.
En 2015 se abrió un espacio de oportunidad para un cambio progresista con los resultados de las elecciones de diciembre de ese año. Lo intentó el PSOE de Pedro Sánchez con una opción reformista, su propuesta de gobierno con Ciudadanos, que hubiese permitido abordar algunas imprescindibles transformaciones, pero que sin duda no incluía las profundas modificaciones que algunos reclamaban. No lo permitía la correlación de fuerzas de entonces. La de hoy, aún menos.
No fue posible el entendimiento entre PSOE y Podemos, que en aquel momento (contando con los dos escaños de IU) sumaban 161 diputados y diputadas en el Congreso. En los comicios de junio de 2016 la situación empeoró: PSOE y Unidos Podemos suponían 156 actas. Hoy, al menos en esta encuesta, la cifra se reduce hasta 141-148; en el mejor de los casos una docena de escaños menos, en el peor una reducción de hasta 20.
Mientras, por la derecha, PP y Ciudadanos alcanzaron los 163 conjuntamente en 2015, pasaron a 169 en 2016 y hoy Celeste Tel les estima 180-184, una cómoda mayoría absoluta. Con una circunstancia que empiezan a apuntar algunos sondeos: Ciudadanos podría relevar a UP como tercera fuerza en representación parlamentaria; aunque cabe recordar que en las dos convocatorias los de Rivera quedaron por debajo de lo que les pronosticaban los sondeos.
Sensatez
No valen los cantos de sirena de una moción de censura a Rajoy, ni ahora ni cuando se planteó hace unos meses. Al margen de las diferencias políticas entre algunos de los actores resulta, algo muy importante, que no dan los números. Nadie con un mínimo de sensatez se imagina a un candidato a la Presidencia del Gobierno que en este momento histórico precise para su investidura de los votos de ERC y Pdcat, dos formaciones que están impulsando la independencia de Catalunya, o de EH Bildu. Quien plantea lo contrario está engañando a su electorado y al conjunto de la ciudadanía; o lo está intentando, al menos.
La ventana de oportunidad se abrió en los años previos a las generales de 2015 y tuvo, seguramente, su última posibilidad tras esos comicios. Se tornó mucho más lejana tras las elecciones de 2016 y el no sorpasso, así como la decepción de mucha gente progresista por la oportunidad perdida. Y es hoy prácticamente quimérica. Las dinámicas sociales y políticas no se solventan en laboratorios de ideas. El populismo tiene, también, sus límites.
En estas condiciones, cuando desde Unidos Podemos se habla con tanta facilidad de fin del régimen del 78 y de proceso constituyente, cabe preguntarse qué reformas en la Carta Magna pueden impulsarse en unas Cortes donde sus planteamientos, los que viene defendiendo Iglesias, no aunarían a más de 65-75 diputados y diputadas (los suyos y los de algunas formaciones nacionalistas), es decir, aproximadamente una quinta parte de la Cámara.
Conocer la realidad es básico para poder transformarla. Negar la evidencia es camino seguro al más estrepitoso de los fracasos, a la peor de las frustraciones. La ventana está hoy, reconozcámoslo, mucho más cerrada.