Fomentar la movilidad puede suponer ''gran desgaste político''

La ingeniera industrial y directora de Movilidad del Ayuntamiento catalán de Terrassa, Susi López, abre este miércoles por la tarde la segunda jornada de ponencias de Las Palmas de Gran Canaria ¿Qué movilidad Queremos?, las I Jornadas sobre Movilidad Urbana que se celebran en la capital grancanaria.

Terrassa fue la primera ciudad española en crear un Plan de Movilidad Urbana: el proceso se inició en 1999 y culminó en 2002, con el objetivo “de conseguir que la movilidad constituya un elemento fundamental de la planificación de la ciudad, promoviendo un modelo sostenible y equitativo para cada uno de los barrios”, dando prioridad a los peatones y los medios de transporte menos contaminantes.

Esto implica, según ha explicado Susi López a su paso por la capital grancanaria, fomentar los carriles bus y carriles bici, las calles peatonales, la ampliación de aceras, etc. La responsable de movilidad del municipio catalán admite que “los carriles bus y la reducción de oferta de aparcamiento en calzada son de las actuaciones más polémicas” que tuvieron afrontar y que en algunos casos encontraron “fuertes resistencias de la propia ciudadanía”.

Precisamente las restricciones al vehículo privado (reducción de capacidad de las vías, reducción de plazas de aparcamiento gratis en calzada, limitación de paso a vehículos por algunas calles?) causan más rechazo pero al mismo tiempo “son las que nos llevan más rápidamente al cambio modal” en favor de una mejor movilidad. Además, hay iniciativas que pueden suponer un “gran desgaste para el político responsable”, con una “fuerte crítica de algunos ciudadanos” de la que se hacen ecos los medios de comunicación y otros partidos políticos.

Mejoras

Susi López explica no obstante que en estos años “han mejorado notablemente las opciones de desplazarse a pie en una ciudad que es muy compacta y donde las distancias son cortas”. Además, el transporte público de autobús “se ha situado a menos del cinco minutos a pie del 95% de la población”.

En la actualidad, “la iniciativa de Terrassa se ha ido desarrollando en casi todas las ciudades catalanas debido a la legislación autonómica, la Ley de Movilidad aprobada en el 2003, que obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes y capitales de comarca a aprobar un Plan de Movilidad Urbana”.

Concluye esta representante del Ayuntamiento catalán que un Plan de Movilidad Urbana “es una figura fundamental para el desarrollo de las políticas de movilidad, dado que establece las prioridades de actuación, a la vez que su proceso de redacción es una gran herramienta de comunicación y de trabajo en paralelo de las distintas áreas de la administración local que están involucradas”.

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