''Votar es un derecho y un deber''

Luz Amada y Sergio. 26 y 25 años. Trabajadora eventual y escayolista en paro.

El colegio Nanda Cambres, en el barrio de Arenales en Las Palmas de Gran Canaria, es la segunda sede electoral que visita Sergio. Lleva media mañana dando vueltas. “Estoy buscándome en el censo para votar y no aparezco en ningún lado”. Le han mandado aquí desde la otra sede electoral más cercana, el colegio Aguadulce y ya ha votado toda la familia menos él. Conclusión: “No voy a votar, más claro, el agua”. Está cabreado. Y no es que le falten motivos para participar. Es escayolista y maneja otros dos oficios, pero lleva dos años en paro, los mismo que tiene su hija. “Con una niña de dos años y no me sale trabajo por ningún lado”, dice. Sin embargo, no ha participado en las manifestaciones del 15-M: “Por mucho que protestemos no vamos a conseguir nada, estamos igual”.

Más optimista se muestra Luz Amada. Como su pareja, Sergio, carece de estudios superiores, y se apaña con lo que encuentra como empleo, “de limpiadora y esas cosas”. Ella, que se gira hacia su madre esperando una pista para recordar a quién ha votado, cree que las manifestaciones pueden servir para algo. “A ver si seguimos protestando y sale la cosa”, dice. También confía en su voto y en que el papelito que ha introducido en una urna haga “que salga trabajo, que haya ayudas para la gente que lo necesita”.

Yuliana. 37 años. Sudamericana. Trabaja en un local en la calle Aguadulce.

Apenas unos metros más arriba de la entrada a un colegio electoral, Yuliana permanece ora apoyada en el quicio de su puerta, ora contoneándose arriba y abajo de la calle. No puede votar, aunque le gustaría. Lleva dos años viviendo en la capital grancanaria, desde que regresó de su última estancia al otro lado del Atlántico: “Soy sudamericana y no me han arreglado todavía la documentación”. “Anteriormente estuve cuatro años. Me tuve que ir a mi país de urgencia porque me mataron a un hermano y me quedé tres años, porque no tenía la documentación en regla”, cuenta, “estoy empadronada porque estoy casada con un canario hace 7 años, voto con él”. Si pudiese elegir, “votaría otra vez por Zapatero”, dice confundida. Peropese a no conocer a los líderes locales y autonómicos, sabe muy bien lo que le gustaría conseguir: “(Un político) Que fuera bueno, que fuera un político que ayudara a los pobres, que diera empleo a la gente, ¿tú me entiendes? Que arreglara todo bien”.

Reyes. 18 años. Estudiante de 1º de Bachillerato.

Reyes ha votado hoy por primera vez. Sin nervios, sin agobios. De hecho, no le ha parecido nada del otro mundo, se siente “igual”. Ha votado “porque sí”, dice, “porque tengo que votar”; y porque quiere que la situación se enderece: “Espero que esté Canarias mejor”, tras el voto, “que sea útil, que no nos engañen y lo que digan, que lo cumplan”.

Oliver. 35 años. Jardinero en una comunidad de vecinos.

“Siempre vengo a la playa, y como había tiempo todavía hasta las ocho, pues a aprovechar un poco el día”, explica Oliver, que pasado el mediodía del domingo no tiene claro a quién va a apoyar: “Creo que votaré al PSOE”. No es una costumbre, de hecho, son “muchas” las veces que este jardinero de 35 años ha eludido su cita con las urnas. Pero, ¿porqué votar hoy? ¿Qué ha cambiado? “No sé, será por la situación”, dice. Esa misma situación que ha provocado que miles de personas hayan salido a la calle para protestar. “Es normal, quien no tiene trabajo tiene que luchar por lo suyo, quien trabaja se ve un poco más como a expensas y como está trabajando no le da tanta importancia”.

Luis. 24 años. Estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones en ULPGC.

Luis votó hace días. “Soy de La Palma y voté por correo”, dice. Es uno de los acampados en San Telmo, donde ha permanecido, prácticamente, desde el lunes. Para entonces ya había enviado la papeleta. “Pero vamos, que el movimiento no ha cambiado mi voto, yo ya lo tenía bastante claro antes; aunque hay gente que no, hay gente que sí han cambiado su voto. Yo conozco a gente que 'ha abierto su mente'”, cuenta. Ese voto se ha ido para Los Verdes, a quienes ha votado para el Cabildo insular poruqe conoce personalmente al candidato. “Estoy convencido de que no va a salir, pero más que nada, para que moleste (desde la oposición) le voto a él. Para darle un empujón e intentar cambiar las cosas y hacerles ver a los que están toda la vida que las cosas no son como ellos creen”.

Gregorio y Carmen. 94 y 84 años. Jubilado y ama de casa.

“Hemos votado al PP. Antes votábamos a Coalición pero ya no nos gusta”. Carmen matiza a su marido. “Yo sí he votado a Coalición para el Ayuntamiento de Santa Cruz”. “En realidad”, matiza ahora Gregorio, “es que más que votar al partido, votamos a la persona. Ya estamos viejos para el idealismo, eso es cosa de jóvenes, como estos que han montado una barricada en la Plaza, pero yo pienso que si quiere cambiar algo, que hagan un partido, a ver si les votan, porque montar fiestas en la calle es una cosa y gobernar, otra”.

Claudia. Boliviana. 45 años. Trabaja en una multitienda.

“Llevo nueve años en España y tengo la residencia permanente, pero no puedo votar porque mi país, Bolivia, no tiene firmada la reciprocidad”, sostiene. Si embargo, sí tiene las ideas claras y en caso de poder ir a las urnas habría dado su confianza a SxTF, y de esa coalición, en concreto, quienes más le atraen son Los Verdes. “Tienen muy buenos proyectos y ellos sí serían una opción de cambio, porque el Gobierno que ha habido hasta ahora ya es hora de que salga y se vaya a descansar”. No quiere pronunciarse acerca del 15-M, “lo desconozco, pero me da la impresión de que en poco tiempo desaparecerá”. Recalca que le gusta España “pese a quien gobierne, así que espero que en cuanto mis hijos acaben sus estudios vengan acá. Aquí tienen más posibilidades”.>

Sandra. 54 años. Funcionaria.

“Yo voto siempre, porque es un derecho del ciudadano y un deber, sobre todo, un deber”. Sandra habla convencida, segura de su poder como votante, de lograr lo que se propone: “Un cambio, que haya un cambio, el que sea pero que haya un cambio, España no puede seguir a la deriva. Hay mucha pobreza, son cinco millones de personas que están en el paro y Canarias concretamente es una de las más afectadas”, explica, para resaltar la importancia de participar en la cita electoral. También reconoce que hay otra forma de hacer las cosas, como plantarse en la calle para llamar la atención sobre la actual situación política, económica y social: “Cada uno es libre de hacer y manifestarse como quiera, la manifestación es una libertad”. Por eso el movimiento del 5-M le parece “perfecto”. “Llaman, yo creo, que a la conciencia”, concluye.

Mamadou. Original de Guinea Conakry. 34 años. Español desde hace año y medio.

“Me entusiasma la idea de ir a votar. Esta fiesta es impensable en mi país, así que sí voy a votar. La pregunta ahora es a quién porque todos los partidos me parecen iguales. Llevo nueve años en Tenerife, pero como hasta hace año y medio no me dieron la nacionalidad española, no me planteé nunca la posibilidad de elegir partido. Y, realmente, ninguno me gusta, así que puede que haga caso a esta gente de la acampada y opte por el voto nulo. ¿Qué hago para votar nulo?”. Mamadou Diopsu nació en Guinea Conakry. Trabajó en la construcción, pero ahora está en paro, lo que aprovecha para sacarse el carné de conducir. En la Plaza de la Candelaria de Santa Cruz de Tenerife, mientras escucha a algunos de los acampados cómo organizarse logísticamente, afirma que el Movimiento 15-M “es importante, porque hay que luchar por tener un puesto de trabajo”.

Marcos. 19 años. Estudiante en la Universidad de La Laguna.

Este domingo era la primera vez que podía ir a las urnas, y lo hizo pronto, antes de las 11 de la mañana . “No quiero saber nada de los grandes partidos de siempre, así que he votado por Alternativa Sí Se Puede. Tienen buenas ideas y se mueven”. Asegura que hasta que estalló el 15-M no se había planteado votar a partidos minoritarios. “Siempre me habían dicho que eso era tirar el voto, pero yo no lo creo. Ya es hora de tener nuevas voces y otras formas de hacer”.

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