Canarios emigrados: con otros horizontes mentales

Los países europeos son destinos habituales para empezar una nueva vida

Yaiza Pérez

“Ojalá que nieve porque yo no he visto nunca nevar”, dice Alfonso (24 años, La Laguna). Son las tres de la tarde y la predicción meteorológica para Brighton (Inglaterra) anuncia que nevará sobre las cinco.

Alfonso es un joven canario que está entre ese 85% que, según la Encuesta de Jóvenes de Canarias 2012, está dispuesto a vivir fuera de las islas para encontrar un trabajo o continuar sus estudios. Él emigró hace diez meses. Trabaja a media jornada en la recepción de una academia de inglés, la misma en la que realizó unas prácticas becadas para terminar su grado superior en Comercio y Marketing. Además estudia 4º de Derecho. En su casa le apoyaron desde el primer momento para que se fuera a vivir a Inglaterra. “Saber inglés es fundamental”, afirma y, aunque no puede ahorrar mucho, está muy contento con su trabajo porque tiene otras ventajas como conocer a gente de diferentes países cada día, practicar mucho inglés y asistir a clases de forma gratuita. El resto es “hacer vida de español: ganar lo justo para vivir”.

Junto a él está sentada Beatriz. Su caso es diferente. Emigró con 37 años porque vivir fuera de Canarias era uno de sus sueños. Funcionaria de carrera en el Cabildo de Tenerife. Está en excedencia desde hace tres años. Su padre se echó manos a la cabeza cuando planteó que se mandaba a mudar a Inglaterra temiendo que perdiera la plaza que tanto le había costado ganar. “No me vine a la aventura. Tenía un plan. Primero me pedí tres meses de excedencia sin sueldo para comprobar que podía sobrellevar esto”, explica. Pasado ese tiempo vendió los muebles que tenía en su casa de alquiler y con sus ahorros se mudó a Brighton acompañada de su pareja. Su primer trabajo fue de housekeeper (camarera de pisos). Ahora trabaja en una aseguradora como atención al cliente.

Beatriz considera que la emigración “te ayuda a madurar, a ampliar horizontes mentales” y también profesionales, “porque te atreves a hacer cosas que no pensabas que harías”, añade Alfonso. Los modales asimismo se van modificando cuando vives en otra cultura. “Ahora te choca mucho cuando vas a Canarias y oyes a la gente pidiendo un café sin decir por favor ni dar las gracias, o que alguien te roce cuando vas por la calle y no pida disculpas”, apunta Beatriz. A los hábitos de higiene o la práctica inexistencia de grifos monomando cuesta un poco más acostumbrarse; y a otras cosas es imposible hacerse, sobre todo “a la falta de luz”.

En el otro lado de la balanza la emigración hace que te pierdas el día a día de tus seres queridos, en opinión de Alfonso. “Tengo dos sobrinos pequeños, la última vez que fui a Tenerife el menor ya hablaba, ahora es un loro, y yo no viví ese proceso”, se lamenta. Tampoco puede disfrutar de sus padres que ya están retirados. “Así que espero que esta experiencia me haga ganar muchas cosas porque a veces no lo tengo claro”.

Canaries don´t speak English

A Beatriz y Alfonso el presente de Canarias y el de su juventud les produce tristeza. El desempleo juvenil, menores de 25 años, es del 59%, (EPA del 4º trimestre de 2014), siendo ésta la generación mejor preparada. Aunque, como señala la Encuesta de Jóvenes de Canarias 2012, se da la paradoja de que también se produce un alto porcentaje de abandono escolar y hay unas deficientes cifras de comprensión lectora en los estudiantes de la educación obligatoria, como recogen los informes PISA.

“No es lo mismo estar preparado que haber superado muchos exámenes”, puntualiza Alfonso. Los idiomas, por ejemplo, son una asignatura pendiente en la formación de los canarios, especialmente de los que han asistido a escuelas públicas, y se debe, según su opinión, a que el sistema educativo se centra en la gramática y no en la habilidad oral y auditiva. “Los españoles somos capaces de decirle a un inglés que tiene fallos gramaticales. Ahora, llegamos aquí (Inglaterra) y no entendemos nada”. Esta es la situación general en opinión de Beatriz y que Alfonso comparte.

Esta realidad genera mucha frustración entre los que se mudan a Inglaterra. Con sus carreras, másteres, expertos y demás títulos bajo el brazo aterrizan en el Reino Unido y se dan cuenta de que entienden muy poco de lo que escuchan -salvo contadas excepciones-, lo que reduce las posibilidades laborales a trabajos en la hostelería, limpieza y el cuidado de niños. Trabajos tan dignos como cualquier otro y que te permiten la independencia -que no la holgura- económica. Pero no todo el mundo está dispuesto a desempeñarlos.

Desgraciadamente “hay gente que tiene esos límites”, apunta Beatriz. “Se asocia lo de trabajar de camarero o en un Mc´Donalds con un status social bajo, de alguien que no ha podido estudiar”. No se puede llegar reclamando que eres ingeniero o médico porque “si no hablas la lengua hay que bajar las expectativas”.

Falta de interés

Además está la actitud ante la vida. “Tu curiosidad, tus ganas de aprender cosas nuevas”, dice Beatriz. En Canarias hay mucha falta de interés y de inquietud. “Hay mucha indiferencia y quizá ese haya sido el problema, que la gente pasa y no se implica”, asegura Alfonso al que le molesta que los de su edad “no se preocupen por lo que sucede a su alrededor”. Un sedentarismo que también se da en los de la generación de Beatriz y mayores, “los que se pasan el día delante de la tele”.

Sus consejos a las jóvenes generaciones es “que se formen más, no sólo académicamente, también en cuanto a vivencias”, apunta Beatriz. Y que sean más responsables. “No estoy diciendo que se afilien a un partido, pero que se preocupen por lo que pasa a su alrededor”, agrega Alfonso, que reitera la pasividad de la juventud y de la sociedad en general y se pregunta cómo es posible que, después de los escándalos de corrupción que se han destapado, “todavía la estimación del voto al Partido Popular sea superior al veinticinco por ciento” (27,3% según datos del CIS de enero de 2015).

Beatriz reconoce que no mantiene tanto contacto con la actualidad del Archipiélago pero sí afirma que cada vez que visita Tenerife ve “mucha tristeza”. En el análisis que estos dos emigrantes canarios hacen de la situación actual de las islas consideran que, aparte de la pasividad, gran parte del problema se debe “a que se ha robado a manos llenas” con la complicidad de los empresarios canarios. “Lo que se ha llevado es el pelotazo, el pan para hoy y hambre para mañana”, asegura Alfonso.

Ambos creen que el turismo seguirá siendo la principal actividad económica en el futuro. Sin embargo critican que hasta hoy no se ha explotado de forma inteligente ni ha habido suficiente formación de los trabajadores. Coincidiendo con lo que se ha dicho en Canarias desde la aprobación de la Ley de Directrices en 2003, consideran que “se debe apostar por la especialización y la excelencia”. “Por cantidad no podemos competir con nadie pero sí podemos ser competitivos en cuestión de calidad”, subraya Alfonso.

Un mensaje a la clase política

Piensan que el futuro de Canarias puede ser positivo si se efectúan algunos cambios. Para Beatriz la clave está en que “inviertan más en educación y en la gente y menos en fiestas”. Y ése es el mensaje que envía a los dirigentes municipales y autonómicos, que parecen estar muy interesados en tener a los ciudadanos “entretenidos siempre en carnavales y fútbol”.

Por su parte, Alfonso más que enviarles un mensaje, les hace la siguiente petición: “que se vayan todos y algunos que no se vayan a su casa, sino a otro sitio”, en clara referencia a los imputados en casos de corrupción. “Que dejen paso a la renovación porque sí hay gente nueva que quiere cambiar las cosas”. Aunque reconoce que el cambio debe empezar por los propios ciudadanos. “Que saquen la escoba y limpien” a los actuales dirigentes políticos, estén imputados o no. “La misma culpa tiene el que ha actuado contra la ley como el que no ha sido capaz de ver estas malas prácticas”.

Si el cambio ya ha empezado, como afirman las encuestas de estimación de voto, se verá en las elecciones del próximo 24 de mayo. De lo que no hay duda es que los partidos ya están en campaña política. El Debate del Estado de la Nación de los pasados 24 y 25 de febrero fue el arranque. El PP y el PSOE anuncian medidas que pretenden reparar las consecuencias de la guillotina que ha supuesto la política de recortes hasta ahora aplicadas.

La opinión de Alfonso sobre el discurso de Rajoy en el debate coincide con la de la mayoría de los españoles: muy alejado de la realidad, “pero tampoco esperaba algo realista”, apostilla. “¿Rajoy dice que con sensatez habrá más futuro? Que venga a Brighton y le pregunte a algún freganchín qué va a hacer la sensatez profesada por su futuro”. Beatriz no está al corriente de lo que se dijo en el Parlamento. Además no va a ir a votar porque no pudo registrarse dentro del plazo en el censo de residentes ausentes, que expiró el 31 de diciembre de 2014, y le es imposible trasladarse al Archipiélago en la fecha de las elecciones. Alfonso, por el contrario, sí va a ir a votar a Tenerife, “ya que nos lo han puesto tan fácil”, dice con ironía en referencia al corto plazo de tiempo y al silencio informativo que ha habido por parte de la administración española para complicar el voto de los residentes en el extranjero.

Nuevo Gobierno en Inglaterra

Pero antes de que sepamos si en España los ciudadanos castigan en las urnas el bipartidismo, en Inglaterra habrá nuevo gobierno. El 7 de mayo los ciudadanos británicos están llamados a las urnas. Las encuestas apuntan que tendrá que reeditarse un gobierno de pacto y las quinielas se juegan en saber qué partidos decidirán las políticas en los próximos cinco años.

Los resultados serán muy importantes para los extranjeros que residen en el Reino Unido ya que la inmigración, convertida en el chivo expiatorio de los males de la educación, la vivienda pública o la sanidad, ha sido un eje central del debate político y la campaña electoral.

La extrema derecha, representada por el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), está creciendo notablemente. En veinte años ha pasado de obtener el 1% de los votos emitidos hasta el 28% en las pasadas elecciones al Parlamento europeo. Fue el partido más votado.

Liderado por Nigel Farage, el UKIP propone, además de la salida de la Unión Europea, el cierre de las fronteras. Su campaña y su mensaje político se centran en el abandono de la Unión y el fomento de la xenofobia.

Su ascenso no sorprende si tenemos en cuenta que se ha producido un repunte -hasta el 30%- de ciudadanos que reconocen tener prejuicios raciales. “En los tres años que llevo viviendo aquí no he sufrido nunca ningún tipo de ataque verbal o discriminación por no ser británica”, asegura Beatriz, que considera típico que se utilice la inmigración como arma arrojadiza entre los políticos y se haga mucha demagogia.

España fue en el periodo 2012-2013 el segundo país de la UE que más fomentó la movilidad exterior, como diría la ministra de Empleo, Fátima Báñez. 45.500 españoles se registraron como solicitantes de número de la Seguridad Social (NINo, por la siglas en inglés) imprescindible para poder trabajar y para solicitar benefits (seguro por desempleo, ayuda al alquiler de una vivienda, a la manutención de los hijos, etc.).

Demagogia pura

La idea de que los inmigrantes vienen a vivir de unas ayudas públicas muy generosas, y que por tanto el control de la inmigración es la solución, ha calado hondo en la sociedad británica. Un 77% de los ciudadanos considera que es necesario reducir la inmigración.

Cameron, con la clara intención de frenar la huida de votos hacia la derecha que sufre su partido, se ha sumado al carro de la demagogia apostando por una política inmigratoria más dura. Ya en 2014 pusieron en marcha nuevas medidas diseñadas para “facilitar la identificación y extradición de los inmigrantes ilegales y para hacerles más difícil vivir en el Reino Unido”, según explica el Informe sobre migraciones internacionales elaborado por el Departamento de Geografía del University College de Londres.

Respecto a los inmigrantes procedentes de la Unión Europea el Primer Ministro británico plantea las siguientes medidas: a) los que vengan para buscar un empleo no tendrán derecho a cobrar el paro; b) si en seis meses no han encontrado un trabajo tendrán que abandonar el país; c) hasta que hayan trabajado y residido cuatro años en el Reino Unido no podrán solicitar ayudas al alquiler, rebaja de impuestos, viviendas sociales, etc.; d) las ayudas a la manutención de los hijos no podrán recibirse si éstos viven fuera del país de acogida.

Cameron está seguro de que el pueblo británico le apoyará en el establecimiento de estas medidas que deben ser negociadas con Bruselas, pues son contrarias a los principios y leyes de la UE. En el caso de no conseguir el entendimiento, convocará la celebración de un referéndum para que los ciudadanos decidan si quieren seguir siendo socios de la Unión.

A pesar de esta imagen negativa y distorsionada de la inmigración en el Reino Unido -especialmente de la que tiene su origen en países de la Unión Europea-, la verdad es que los inmigrantes han aportado más a la economía británica que lo que se han beneficiado de ésta. Así lo demuestra el Estudio y Análisis de la Migración titulado Los efectos fiscales de la inmigración en el Reino Unido. Según este estudio, entre 1995 y 2011 la aportación de los inmigrantes al sistema fiscal fue un 4% superior a lo que estos recibieron de las arcas públicas en forma de ayudas o descuentos fiscales. Este porcentaje positivo alcanza el 34% en el periodo 2001-2011.

“Creo que Inglaterra necesita de nosotros, los extranjeros”, apunta Alfonso. La economía británica necesita de la mano de obra inmigrante. “Si Inglaterra tiene algún problema no creo que nosotros seamos uno de ellos”. Si los británicos comparten la opinión de Alfonso, y de los estudios que respaldan sus palabras, lo sabremos el próximo 7 de mayo.

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