La Canarias 'vaciada' se aísla aún más en tiempos de confinamiento

Betancuria

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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Salir de casa y respirar aire limpio. Huir del ruido y el caos de las urbes. Conocer a cada uno de los vecinos por su nombre. Vivir ligados al medio rural. Son algunos de los conceptos que tienen las personas que viven en zonas rurales, despobladas o aisladas. También están quienes se quedan por obligación, por atender el negocio familiar o porque han encontrado allí una oportunidad laboral. La Canarias vaciada respira muy fuerte en estos días de confinamiento. Sus mejores secretos se esconden más que nunca a la espera de que esta crisis sanitaria se convierta en un recuerdo que les permita volver a mostrarlos al mundo. Restablecer cada uno de sus servicios y que esta pandemia no se encargue de destruir lo poco que les queda está entre sus objetivos. Para algunos pueblos es un nuevo bache en un período de muchas dificultades.

Ir al supermercado una vez en semana y pasar mucho tiempo en casa ya era una costumbre en estas zonas aisladas. Vecinos y vecinas de los barrios más alejados de municipios como Tejeda o Artenara, en Gran Canaria, de Betancuria en Fuerteventura, de Garafía en La Palma, o de las zonas más aisladas la capital de Tenerife en el Macizo de Anaga saben bien lo que es vivir con un contacto social más limitado. No obstante, el confinamiento decretado por el Gobierno nacional tras la declaración del estado de alarma también les afecta y perjudica. 

Betancuria es uno de los municipios más despoblados de Canarias. Alrededor de 800 personas dan vida a este pueblo de Fuerteventura, la mayoría de avanzada edad. El alcalde de la que fuera primera capital de la isla en el inicio de la Conquista (1404), Marcelino Cerdeña, asegura que el confinamiento en esta localidad es del 100%. La gente está respetando la norma de salir de casa solo por causas de fuerza mayor. Si bien es cierto, reconoce que en las zonas rurales es muy distinto a las ciudades. “La mayoría de la gente tiene una huerta fuera de la casa donde puede entretenerse”, cuenta el regidor de la villa que recibe su nombre del conquistador normando, Jean de Bethencourt. 

La misma situación se da en otros municipios. La concejala de Cultura y Festejos de Artenara, Dina González, explica que en este pueblo de la cumbre de Gran Canaria la gente sale a la farmacia, al supermercado y a sus fincas. “Son tierras grandes, hay que cuidarlas e ir haciendo lo que se puede”. Coincide con el político majorero: “Aquí la gente tiene casas más amplias, no están tan agobiados como pueden estar en las grandes ciudades y se está respetando muy bien”, afirma. 

Es por ello que muchas personas optaron, desde que se empezó a hablar de las medidas que podría tomar el Gobierno frente a este epidemia y, sobre todo, a raíz de la decisión de suspender las clases, por irse a sus segundas residencias en estos lugares aislados. Así lo cuenta Yeray Rodríguez, alcalde de Garafía, en La Palma. “Muchas familias han venido desde el primer día a nuestro municipio porque aquí tienen una casa terrera, huertas y más espacio donde estar, mejor que en un piso encerrado”. El primer edil aclara que viven el confinamiento igual, dentro de sus viviendas, pero con más comodidades. Un tipo de éxodo que se ha vivido en la mayoría de estas localidades. “En otros municipios también lo han visto bastante”. 

En Chamorga, en el Distrito de Anaga de Santa Cruz de Tenerife, también presumen de que vivir este confinamiento allí es “diferente”. S. Rguez, una vecina de la zona cree que el hecho de vivir en esta zona rural de la isla de Tenerife hace que esta situación sea más llevadera. “Aquí son todo casas unifamiliares, quien no tiene un terreno, tiene un patio, sube a la azotea o sale a la puerta de la calle para coger un rayito de sol”, apunta. Rguez considera que el hecho de estar en un entorno rural, el sonido de la naturaleza y la atmósfera también ayudan a calmar la ansiedad y los nervios que puede provocarte un espacio cerrado. 

Desde todos estos lugares también se están llevando a cabo muchas iniciativas para mitigar los efectos del confinamiento y las consecuencias económicas derivadas de él. Así, en el municipio de Tejeda, en Gran Canaria, se están teniendo en cuenta las necesidades de sus vecinos, además de los escolares con cuota 0, brindando vales de compra a esas familias, cuenta el alcalde, Francisco Perera. 

Por otro lado, indica Perera, se están tomando medidas de desinfección. Se ha formado a personal del Consistorio para que vayan hasta los lugares de difícil acceso. El alcalde alude a que no está actuando el personal que desearía en estas labores por la ausencia de material de protección. Además, a través del Consorcio de Cumbres de Gran Canaria, que lo integran los municipios de Artenara, Tejeda y Valleseco, una empresa particular ha comenzado a desinfectar los espacios públicos municipales. 

En Garafía y Betancuria también se están llevando a cabo estas medidas, explican sus responsables políticos. Ambos municipios están coordinados con los Cabildos insulares para desinfectar parques, canchas, centros de salud, cajeros y algunas de las calles más transitadas por el turismo. Además de las limpiezas que se hacían desde el ámbito local. Sin embargo, en el pago de la isla tinerfeña, una vecina cuenta que ella no ha visto esas labores y tampoco tiene constancia de que se estén haciendo en estas zonas rurales. 

En Betancuria se han puesto en marcha varias iniciativas. Desde el primer momento se envió un comunicado a todos los vecinos, casa por casa, con el objetivo de que tuvieran contacto directo con todos los departamentos del ayuntamiento. El alcalde señala que se han priorizado los servicios sociales, la Policía Local y Protección Civil. Así, de acuerdo con la demanda están atendiendo a las personas mayores para poder acercarles a sus viviendas las medicinas o los alimentos. Además, se les están dando bonos de comida a las más necesitadas. “Hemos trasladado un servicio que comúnmente presta cualquier ayuntamiento en sus dependencias a los domicilios”, anota. Además, la Policía Local graba vídeos de lugares del municipio y lo lleva a redes sociales para acercar la imagen de los distintos pagos a los vecinos. 

De la misma forma, en Garafía, el alcalde asegura que los vecinos están cumpliendo bastante el confinamiento y que sus problemas se reflejan en los servicios. “No los tenemos todos al lado de casa, ni en el municipio, hay vecinos que tienen que trasladarse fuera”, apunta. No obstante, indica que los cuerpos de seguridad son “muy comprensivos”. Además, se han reforzado los servicios sociales para atender a las personas mayores, incluyendo a los que no estaban dentro del servicio. “Llaman, nos dicen lo que necesitan y alguien se acerca al supermercado y les compran. Así evitamos que estén tiempo fuera de sus casas y cojan el transporte público”. 

En Artenara algunos comercios también facilitan el confinamiento a sus vecinos. La popular panadería de Abraham Romero ha incluido el servicio a domicilio de pan los sábados, con el objetivo de que salgan solo cuando se necesario. Desde el ayuntamiento también han creado iniciativas a través de las redes sociales para “amenizar la situación”, señala la concejala. “Hemos puesto una especie de revista para que la gente pueda entrar en cada una de las secciones y tenga música, ejercicio, lectura…”. Esta idea ha sido muy aplaudida en redes entre los vecinos. 

“Desde aquí, el pueblo más pequeño de la Isla, estamos intentando que todo se lleve de la mejor manera posible”, opina. Artenara, al igual que Tejeda, sufrió dos grandes incendios este verano que hicieron que la actividad económica se viera perjudicada. “Lo que estamos adaptándonos aún, llevamos 15 días intentando ver la realidad”. 

Gran parte de la economía de estos pueblos está orientada al turismo, por lo que todas las personas consultadas coinciden en que esta crisis sanitaria es un “duro golpe” para el sector servicios. Aún así, se sienten esperanzados y con ganas de que toda vuelva a la normalidad.

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