El acusado de violar a su hija dice que su suegra se lo inventó
El hombre acusado de agredir sexualmente y de manera continuada a su hija desde los 14 años, así como de maltratarla al igual que a su hermano menor, ha negado los hechos ante la Audiencia de Las Palmas y ha dicho que su suegra, con la que no mantenía una buena relación, se los inventó.
El acusado J.M.A.V. ha asegurado que “jamás” intentó violar a su hija ni le efectuó tocamientos, pues ha manifestado que no es “una persona de esas” y que tampoco tenía “tiempo” para ello.
Así mismo, ha negado haber maltratado a sus dos hijos, como mantiene el fiscal en su escrito de acusación y la acusación particular ejercida en nombre de su hija, que sostienen que entre 2003 y 2007, en el domicilio familiar de Arrecife, en Lanzarote, la menor fue agredida sexualmente de manera continuada hasta que se refugió en casa de su abuela a consecuencia de esos hechos.
El acusado ha dicho que sólo recuerda que una vez castigó a su hija, a la que ordenó que se pusiera de rodillas “unos segundos” por mentirle, pues le había asegurado que había hecho los deberes y no era cierto, y ha explicado que su relación con ella como padre era buena.
El procesado, que está en prisión provisional desde el 30 de enero de 2009, ha manifestado al tribunal que no entiende el motivo por el que se le imputan esos hechos y que durante el tiempo en que ha estado en la cárcel ha pensado muchas veces cómo su suegra ha tenido “tanta maldad” para inventárselos.
Su abogado solicita su absolución, mientras que el fiscal y la acusación particular reclaman para el acusado una pena de 17 años de prisión por ambos delitos, así como que se le prohíba acercarse a su hija, ahora de 19 años, durante veinticinco años y a su hijo durante cinco, y que tampoco pueda portar armas por un periodo de cinco años.
Así mismo, piden una indemnización de 18.000 euros por los daños morales causados a su hija, la cual presenta un cuadro de ansiedad y depresión con tendencia al suicidio, además de una personalidad con carencia de deseo e incapacidad para experimentar en profundidad placer o dolor, según señala el fiscal en su escrito.