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Las buenas y malas noticias de la evolución del coronavirus en Canarias

Evolución de la curva de incidencia en Canarias

Toni Ferrera

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Canarias está a la cola de los contagios en España. El Archipiélago ha notificado cifras máximas de diagnósticos en las últimas semanas, pero no se ha acercado a los peores registros contabilizados en la Península y ha terminado por aplanar la curva. La comparación con el resto de territorios, según varios expertos, es importante para poner perspectiva a la evolución de la epidemia. A las Islas les ha “beneficiado” esto por la desastrosa deriva del virus en el resto del país. Sin embargo, también se pueden rescatar malas noticias si analizamos ciertos indicadores. Según los datos de la Consejería de Sanidad del Gobierno canario, las UCI registran 84 pacientes COVID, una cifra que no se notificaba desde abril, en los peores momentos de la pandemia. 

El gráfico dibuja la curva de los ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos y en planta de los hospitales. Canarias cogió velocidad en agosto, cuando la transmisión se desbocó en Gran Canaria y Lanzarote (justo lo que ha ocurrido este inicio de año). La presión asistencial llegó a su pico, sin alcanzar los niveles del primer confinamiento, pero prácticamente no cayó. Se quedó en una meseta que se prolonga ya cerca de cinco meses. El Archipiélago lleva registrando un mínimo de 40 pacientes en UCI y 150 en planta desde entonces. Este hecho, si miramos los porcentajes de ocupación que utiliza el Ministerio de Sanidad para los niveles de riesgo, podría no resultar preocupante, porque las Islas siempre se han mantenido lejos de los umbrales más altos. Pero no hay que olvidar que son pacientes con los que no se contaba hace un año. Y que son casos que requieren una atención sanitaria muy concreta.

Sanidad y la mayoría de los informes epidemiológicas usan el dato de la ocupación COVID en planta y UCI para calibrar la alerta. Pero también podemos echar la vista atrás y detectar si un hospital ya cuenta con una presión del resto de patologías notoria, lo que podría saturar aún más el sistema. En Canarias hay varios complejos hospitalarios con una carga asistencial a tener en cuenta. El Hospital Dr. Negrín, en Gran Canaria, cuenta con 76 pacientes de coronavirus. El dato no es peor que el de la segunda ola, pero sí supera el número de ingresos registrado en primavera. Según los datos que facilita la Consejería de Sanidad del Gobierno autonómico, solo habría cuatro camas libres en UCI, un 6,45% del total, y 120 en planta (17,19%). El Hospital Materno, también en la isla grancanaria, tiene una mejor posición. Pero allí la falta de camas en planta ha vuelto a colapsar las urgencias, con 80 personas que esperan traslado. El Hospital José Molina Orosa, en Lanzarote, ha comenzado a respirar después de unos días devastado por la COVID-19.

El indicador de hospitalizaciones es uno de los marcos donde mejor se puede analizar el efecto real del virus. Canarias logró ponerlo casi a cero en verano, con muy pocos casos de pacientes de coronavirus en los centros sanitarios. Pero ese espacio temporal queda ya muy lejos. De ahí a que sea difícil discernir si estamos en una tercera ola de ingresos, o realmente una prolongación de la segunda. Además, hay varios parámetros que no son nada favorables para el Archipiélago. Es la comunidad donde un mayor porcentaje de positivos termina en la UCI (1,5%). Y supera la media nacional en las hospitalizaciones. Esto es, de cada 100 contagios detectados, 8,4 acaba recibiendo asistencia médica, mientras que el promedio estatal está en 5,7.

Estos datos de presión hospitalaria podrían estar relacionados con el repunte de muertes por COVID-19 que ha habido en las últimas semanas. España lo ha notado y Canarias también, que ha vivido dos meses (diciembre y enero) con muchas más fallecidos de lo normal.  

En cuanto a la incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes) en los últimos 14 días, podemos ver que la curva en todas las islas, salvo El Hierro (aunque este caso hay que cogerlo con pinzas, porque al contar con poca población sufre picos de detección más prominentes que el resto), ha caído o está empezando a caer. En Gran Canaria las restricciones del nivel de alerta 3, el segundo más severo que ha impuesto el Ejecutivo regional, están comenzando a surtir efecto, aunque lo hacen de forma muy tímida. En los próximos días el Comité Científico del Gobierno canario se sentará para valorar la situación con más calma y decidir junto con el Gobierno canario si la isla redonda baja a nivel 2.

En Tenerife el descenso sigue siendo pronunciado. Las medidas de protección que se decretaron en Navidad (las más duras de casi toda España) frenaron la transmisión de la enfermedad. Ahora la isla del Teide está en una posición en la que puede seguir bajando y arrinconando al virus, o relajarse y situarse a mitad de camino, donde podría estar en riesgo alto muy rápido si las infecciones se descontrolan. No llegar a la incidencia acumulada de 25 casos por 100.000 habitantes que el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, marcó como objetivo prioritario, tiene estas cosas. En el momento en que no hay un control total sobre los contagios y los sistemas de rastreo alcanzan la rampa de salida, los diagnósticos se multiplican en cuestión de días. Así pasó, sin ir más lejos, en Lanzarote, que sufrió un ascenso meteórico que ahora empieza a revertir.

Canarias cuenta con dos indicadores que indican una buena estructura de rastreo en caso de que las curvas vuelvan a escalar. El primero es la trazabilidad, que señala los casos que se recogen como contactos de casos confirmados. Guardar un buen porcentaje sobre este indicador significa que los rastreadores están encontrando positivos entre los contactos estrechos del caso comprobado. Esto se hace cogiendo como marco temporal las 48 horas antes del diagnóstico. Y en esto, con sus más y sus menos (porque nos dice a cuántos hemos podido contagiar, pero no quién ni dónde nos hemos infectado), Canarias es la mejor comunidad de España con un 86,7% de trazabilidad. La positividad en las Islas también es muy buena teniendo en cuenta el resto de autonomías. Es de un 6%, lo que significa que seis de cada 100 pruebas diagnósticas en el Archipiélago (PCR o test de antígenos) dan positivo.

Sin embargo, hay otros dos indicadores publicados por el Instituto de Salud Carlos III que no dejan en buen lugar a Canarias. El primero es el de los contactos estrechos identificados por caso, que se sitúa en uno. Es la peor región de todo el país, solo superada por Castilla-La Mancha (cero). Y luego está el ámbito de exposición, que describe dónde se han producido los contagios. Las Islas, al igual que la media nacional, desconoce dónde se infecta el 40% de los casos. Y esto deja en el aire la posible transmisión del virus que puede haber en el transporte público, comercios o gimnasios. 

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