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Candelaria quiere convertir en perrera un albergue de animales

La Policía Local y la Guardia Civil de Candelaria se han presentado en las instalaciones de la Asociación Protectora de Animales de Candelaria (Addanca), en la mañana de hoy miércoles, con la orden de no permitir la entrada a los voluntarios que allí trabajan. No obstante, 15 de los voluntarios han entrado en la instalación y afirman que de allí “no se irán”. Según denuncia la presidenta de la asociación, María Teresa Fernández, “no hay orden de desahucio”, y se queja de que el Ayuntamiento ha cambiado la mayoría de las cerraduras de la instalación, que “aunque es municipal, las construcciones que hay son nuestras”.

Fernández afirma que la policía ha actuado “a la fuerza, e incluso les obligaron a eliminar una fotografía que habían hecho esta mañana cuando llegaron los agentes”, algo que “es ilegal”, según los representantes legales de la entidad. El pasado lunes 22 de agosto el Ayuntamiento mandó un fax en el que decía que “querían llegar a un acuerdo amistoso”. “De pronto”, explica, cambiaron las cerraduras. “¿Qué acuerdo amistoso es este?”, se queja la presidenta.

Antonio Fontán, voluntario “activo” de la asociación, afirma que lo que el Ayuntamiento quiere es “hacer en el albergue una perrera municipal, con lo que implica que a los animales solo se le da un plazo de 20 días para encontrar un hogar, y si no lo encuentran, los matan”. “Lo que venía haciendo este albergue era un intento para que se escuche y se exprese el sentido ciudadano, dando una segunda oportunidad a estos animales”.

Tanto Antonio como María Teresa recuerdan que Addanca realiza una acción que debería de hacer el Ayuntamiento, según recoge la Ley de Protección animal en el Artículo 17, y que sin embargo han incumplido, por lo que la asociación se ha visto obligada “a comprar un vehículo para la recogida de animales, además de hacerse cargo de la recogida de los perros”.

También denuncia que la nueva perrera que quieren abrir en las instalaciones de Addanca nace de “un convenio entre el Ayuntamiento y el Gobierno de Canarias, con un coste de 42.000 euros cada seis meses”. “Nuestra asociación le costaba a Candelaria 15.000 euros al año”, asegura Fernández, y añade que el horario de la perrera es de “ocho de la mañana a dos de la tarde de lunes a viernes, cuando el de Addanca es mañana y tarde de lunes a lunes”.

Por último, María Teresa también protesta porque los nuevos empleados de la perrera son “personas no cualificadas, ya que el primer día limpiaron las instalaciones con lejía y amoniaco, además de comprar un saco de pienso de baja calidad al día, cuando nosotros comprábamos hasta 50 sacos mensuales”.

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