Fran López a los vecinos de Ortega y Gasset: ''El juzgado está abierto, que vayan''

Hace varias semanas, se desató un conflicto en la calle Ortega y Gasset de Jinámar, en el que parte de los vecinos acusan al concejal de Urbanismo de Telde de trato de favor por permitir la construcción de un pequeño muro que bloquea un paso vecinal.

Además, los vecinos están paralizando como medida de presión las obras que se llevan a cabo en la mencionada vía, la cual se encuentra en un estado deplorable, a pesar de que en ella residen varias personas con dolencias de consideración. El edil ha querido ofrecer su versión de los hechos a este medio, negando la inculpación y avisando que las obras van a culminarse antes de fin de año.

“Ni ese señor es amigo mío, ni Urbanismo ha concedido ningún tipo de licencia”, asegura el concejal Fran López, invitando a sus acusadores a que le muestren el escrito firmado acerca de tal concesión. Ante la amenaza por parte de varios de los vecinos de acudir a los tribunales si el muro no es derribado, la respuesta del responsable urbanístico del municipio teldense es clara: “El juzgado está abierto, que vayan”, espetó.

Según el prisma del edil, tras la colocación de la red pluvial autorizada por el Plan Insular de Obras y Servicios de 2011, y quedando pendiente el resto de la obra, se encontraron con la problemática de la existencia de una porción de 1,93 metros cuadrados que es propiedad de uno de los residentes. El secretario de la Asociación de Vecinos de La Concepción comunicó al director de la obra que el problema estaba resuelto, por lo que se mandó a derribar el muro que delimitaba la zona. Sin embargo, el propietario del mencionado terreno reclamó su posesión, por lo que se volvió a construir el amurallado de la discordia, dando lugar a la polémica actual. “El secretario de la Asociación de Vecinos insistió en que ese muro se tirase, pero, al no ser de titularidad pública y no tener un documento de cesión, yo no puedo hacer nada”, aseguró.

La versión del mencionado secretario es bien distinta, aseverando que posee una escritura pública en la que se identifica dicha porción de terreno como “camino vecinal que tiene dos metros de ancho”, por lo que todo hace pensar que el conflicto acabará en los tribunales.

A día de hoy, las obras de la calle siguen estando a medias por el bloqueo vecinal, con el correspondiente perjuicio para los residentes, entre los que se encuentra un señor con un solo pulmón y varias dolencias de consideración y una señora operada del corazón. El secretario de la Asociación de Vecinos asegura que no van a dejar pasar las máquinas hasta que el muro se haya derruido y la serpentía vuelva a estar abierta para los vecinos. El concejal, por su parte, mantiene que la calle será asfaltada antes de que acabe el año, ya que deben certificar la obra para no perder la concesión del presupuesto. “Esta corporación no va a perder 50.000 euros porque alguien se encapriche en mover dos metros hacia atrás”, concluyó.

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