Loro Parque, contra la extinción

Efe

Científicos de la universidad alemana de Giessen y de Loro Parque Fundación han desarrollado un método de inseminación artificial pionero en el mundo por el que se ha extraído semen a más de cien especies de loros, lo que hará posible reproducir especies amenazadas o en vías de extinción.

Se trata de un descubrimiento histórico en medicina veterinaria porque abre “un halo de esperanza” para las especies de psitácidas grandes cuya supervivencia se encuentra gravemente amenazada, explica en una entrevista a Efe el biólogo David Waugh, director de Loro Parque Fundación y responsable de los proyectos de loros en el centro. Las psitácidas son las aves conocidas comúnmente como loros o papagayos, e incluye a guacamayos, cotorras y periquitos, entre otras.

La investigación fue iniciada por el catedrático de la Universidad de Giessen Michael Lierz, y cuenta con la financiación de Loro Parque Fundación, que alberga en Tenerife el mayor y más diverso centro de cría de psitácidas del mundo. “Por el tamaño y la alta diversidad de su reserva de psitácidas, así como la calidad de sus instalaciones, Loro Parque Fundación siempre ha sido el más indicado colaborador para llevar a cabo esta investigación”, explica Michael Lierz.

El proyecto se puso en marcha con los ejemplares del centro y se ha logrado concluir la primera etapa del experimento, que consiste en desarrollar un método de recolección de semen basado en la estimulación mecánica. David Waugh precisa que en animales de gran importancia comercial se ha utilizado la técnica de la estimulación eléctrica para obtener esperma, sobre todo con las especies de granja como vacas y caballos, y posteriormente se extendió a animales salvajes en condiciones de cautividad.

Con los años esta técnica se empezó a aplicar a grupos de aves, como grullas, faisanes y rapaces, pero no se obtuvo el mismo éxito con las de menor tamaño -hay especies que pesan cien gramos- sobre las que se aplicaron otros métodos, como masajes abdominales. Ello obtuvo buenos resultados en las especies pequeñas, como el periquito australiano común y la ninfa (una cacatúa) pero igualmente resultó inútil para las de mayor tamaño corporal.

Un pichón de guacamayo

Entonces un investigador de la Universidad de Giessen decidió elaborar un prototipo de máquina de electroestimulación para usar en loros, sobre todo en las especies de mayor tamaño, con la perspectiva de ayudar a reproducir aquellas poco comunes o con ejemplares muy escasos en la naturaleza, y así lograr su recuperación.

Las primeras pruebas resultaron exitosas y tras obtener esperma de los ejemplares machos se procedió a 63 intentos de inseminar a las hembras, con 25 resultados positivos. Entre ellos, el primer huevo puesto mediante el uso de esta técnica, con la que ha venido al mundo un pichón de guacamayo.

David Waugh precisa que el proyecto tiene dos vertientes y una de ellas consiste en saber más sobre los períodos del año y las horas del día idóneas para obtener esperma viable de los machos. Ello implica que se puede evaluar la calidad del semen de los loros así como la fertilidad de los machos, algo imposible hasta este proyecto, lo que ayudará a que las hembras que sólo habían producido huevos infértiles puedan asegurar la descendencia.

La otra parte del proyecto consiste en tratar de almacenar el esperma obtenido durante un tiempo indefinido con el sistema de criopreservación, y los investigadores estudian los factores necesarios para proteger el esperma durante el proceso y tras la descongelación para poder usarlo en la inseminación. “La posibilidad de congelar esperma aumenta nuestras opciones en cuanto a la transferencia de material genético, y se podrá usar esperma de un macho para diferentes hembras de distintas colecciones en varios lugares. Se trata de mantener la máxima variabilidad genética en la población y que así sea viable”, detalla el director de Loro Parque Fundación.

Por lo tanto, continúa el biólogo, esta técnica proporciona una opción adicional para mejorar “la tasa de repoblamiento de jóvenes” en una población de psitácidas, lo que es relevante en lugares en que estas especies están en vías de extinción por la captura ilegal y la destrucción de su hábitat. Ello ocurre al mismo tiempo que ejemplares que antes nunca habían tenido cría podrán, a partir de ahora, integrarse en programas de reproducción y ampliar así la base genética de estas especies en peligro de extinción, señala David Waugh, quien precisa que el proyecto de investigación se prolongará durante otro año.

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