El mejor momento para ver las lágrimas de San Lorenzo

Las lágrimas de San Lorenzo, o lluvia de estrellas fugaces de las Perseidas, tendrán este año su mejor momento de observación en la madrugada del 11 al 12 de agosto, informó el Instituto de Astrofísica de Canarias.

En esas horas será cuando la constelación de Perseo, la zona del cielo de la que, por un efecto de perspectiva, parece proceder la lluvia, se encuentre más alta en el horizonte y la Luna, en avanzado cuarto creciente, se haya puesto.

No obstante, el IAC ha aclarado que este no será un buen año para observar las lágrimas de San Lorenzo, ya que la máxima actividad se registrará durante el día, en concreto el 12 de agosto entre las 11.30 y las 14.00 horas GMT.

En ese momento, se estima que se registrará una media de 100 estrellas fugaces por hora, si bien este fenómeno, en menor intensidad, es apreciable desde la segunda mitad de julio.

El IAC explicó que las estrellas fugaces son en realidad pequeñas partículas de polvo, algunas más pequeñas que un grano de arena, asociadas a restos de materia que los cometas van dejando a lo largo de su órbita en sus sucesivos pasos alrededor del Sol.

La corriente de partículas se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra, de manera que el polvo se desintegra al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, dejando un trazo luminoso.

En el caso de las Perseidas, la órbita atravesada por la Tierra es la del cometa Swift-Tuttle, que da una vuelta alrededor del Sol cada 130 años.

Su última aparición fue el 11 de diciembre de 1992, año en el que se observaron más de 300 meteoros por hora, más de tres veces la cantidad habitual.

A pesar del nombre, las Lágrimas de San Lorenzo no tienen lugar el día de San Lorenzo, que se celebra el 10 de agosto.

Esa denominación procede de mediados del siglo XIX, cuando los campesinos de Irlanda observaron que la lluvia de estrellas era más intensa durante la noche del 9 de agosto, víspera de esta festividad.

Sin embargo, la órbita del cometa se ha modificado ligeramente desde entonces, y por eso ahora se ve unos días después de San Lorenzo.

El IAC recomienda la observación de las lágrimas de San Lorenzo a simple vista, sin telescopio ni anteojos de ningún tipo, para poder abarcar el máximo campo de visión.

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