Volcán de La Palma

La normalidad no llega para los afectados del volcán de La Palma: “Cualquier sonido hace pensar en un nuevo volcán”

Imagen de archivo de un hombre observando el volcán de Cumbre Vieja desde el mirador de Tajuya

Natalia G. Vargas

Santa Cruz de Tenerife —

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Carlos Manuel observa angustiado un vídeo que le llega por WhatsApp. En la imagen se ve una finca en llamas. Aunque se trata de un pequeño incendio, el vecino de La Palma piensa en otra cosa: “Eso es un volcán otra vez”. Carlos Manuel lleva desde octubre de 2021 viviendo en el hotel de Fuencaliente, habilitado para alojar a los damnificados por la erupción de Cumbre Vieja. Aunque su casa sigue en pie, no puede volver por los gases tóxicos que envuelven la zona de La Bombilla, en Los Llanos de Aridane. Han pasado seis meses desde que el volcán se apagó, pero la huella que dejó en los palmeros no se ha borrado.

La psicóloga de Cruz Roja Aurora Soria insiste en que, aunque el volcán haya dejado de escupir lava, La Palma no ha vuelto a la normalidad: “La gente sigue estando mal”. La experta apunta a la hipervigilancia como una de las secuelas más repetidas. “Es habitual que al escuchar un sonido o un temblor los vecinos lo asocien al estruendo del volcán. En estos casos, es importante el proceso de desaprendizaje para dejar de vincular los ruidos a una erupción”, explica la experta. 

Soria, que imparte talleres a niños y a jóvenes afectados por el volcán, utiliza la enseñanza como herramienta para paliar el miedo a tener que salir corriendo otra vez. “Suelo explicar cómo se crearon las Islas Canarias, cómo funciona un volcán o qué requisitos deberían cumplirse para que volviéramos a estar en una situación de riesgo”, asegura. 

Muchas personas afectadas por la erupción del 19 de septiembre no habían solicitado asistencia psicológica hasta hace dos semanas. “Muchos pensaban que no la necesitaban, o trataban de mantener la mente ocupada a través del trabajo”, señala la psicóloga. La depresión y la ansiedad son los diagnósticos más repetidos. Hasta ahora, solo un psicólogo más trabaja con Aurora en La Palma, aunque también cuentan con la colaboración de un especialista voluntario en Tenerife. Cualquier persona puede llamar al 661620926, la línea del servicio de apoyo emocional que ofrece la ONG a los damnificados.

La depresión y la ansiedad son los diagnósticos más repetidos, así como el trastorno de estrés postraumático. “Muchas personas tienen pesadillas o sueños recurrentes”, detalla. Los tratamientos dependen del estado de cada persona, pero suelen pasar por la gestión de las emociones, la relajación y el manejo de la ansiedad. 

Los sanitarios también han atendido en este tiempo a personas con pensamientos suicidas. Ya en octubre, la psicóloga del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife Estefanía Martín alertaba de un incremento de este tipo de pensamientos. “Hay mucha gente que confiesa que ya no le ve sentido a vivir”, contaba entonces. Para la psicóloga de Cruz Roja, dos episodios recientes han contribuido a desestigmatizar la salud mental: la pandemia de COVID-19 y el volcán de La Palma. Los dos acontecimientos han aumentado la sensibilidad sobre las enfermedades mentales y han facilitado que las personas pidan ayuda. 

“Yo estoy mal. Se me están acumulando muchas cosas. Salgo a caminar, cojo aire e intento hacer actividades para no comerme la cabeza. Espero que haya solución”, dice Carlos Manuel. “Yo solo he recibido 2.000 euros del Cabildo y 200 euros del Ayuntamiento. Lo tengo todo guardadito para cuando me haga falta”. Este vecino es una de las 280 personas que siguen viviendo en los tres hoteles habilitados para las familias sin alternativa habitacional, distribuidos entre Los Cancajos, Los Llanos de Aridane y Fuencaliente. 

114 casas entregadas 

“He estado buscando alquileres pero la cosa está imposible. De 600 euros no baja”, añade Carlos Manuel. La mayoría de las personas albergadas en estos recursos están ahí desde el principio de la emergencia, aunque ha habido varias incorporaciones. “Muchas familias estaban en casas de familiares y amigos, pero no podían seguir ahí por diversas razones”, señalan fuentes de Cruz Roja. 

Según los datos ofrecidos por el Gobierno de Canarias, hasta el 20 de junio de 2022 se habían invertido 226 millones de euros en materia de vivienda y alojamiento para las personas afectadas por la erupción. El gasto en alojamiento de personas desplazadas en hoteles asciende a los 3,92 millones de euros. Por otra parte, se han entregado 114 casas: cinco prefabricadas de madera en Los Llanos y 109 inmuebles no modulares. También se han ingresado 4,95 millones de euros a 424 familias en concepto de ayudas para enseres.

Aunque algunas infraestructuras dañadas han vuelto a resurgir, como la carretera de La Laguna que conectaba el norte con el sur, otros puntos de la isla siguen siendo pueblos fantasma. Es el caso de Puerto Naos y La Bombilla. Estos barrios costeros están vacíos y los establecimientos cerrados. Los niveles de dióxido de carbono son irrespirables y peligrosos para la salud. “Los gases son letales, no queda nada vivo”, recuerda el vecino Carlos Manuel. 

La vida de los vecinos y de los empresarios de Puerto Naos está congelada desde el 19 de septiembre del año pasado. Por esta razón, la Asociación de Empresarios del lugar ha exigido soluciones. “El volcán nos quitó el pasado y los políticos nos están quitando el futuro”, concluyeron en una asamblea celebrada el pasado 27 de junio.

“No podemos acercarnos a nuestros negocios ni viviendas, que están sufriendo un deterioro grave que podría ser fácilmente solucionado con un poco de organización”, indicaron en un comunicado emitido después de la reunión. Algunos vecinos se quejan de no poder apagar sus electrodomésticos para poder hacer frente a las facturas de la luz. Otros advierten que el agua de la lluvia se ha filtrado a los techos y ha provocado roturas en la estructura de las casas. 

“No entendemos que, con la cantidad de dinero que parece que se está moviendo, no haya una dotación para acceder con orden y un equipo a la zona. ¿Quién se hará cargo de estos desperfectos y pérdidas? ¿Tenemos menos derechos? ¿Somos ciudadanos de segunda? ¿Se nos quiere eliminar de la ecuación?”, cuestiona la Asociación. 

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