''Oigo voces, me dicen mata''

“Yo soy una persona muy tranquila”. Con estas palabras Deyan Valentinov Deyanov, conocido como el decapitador de Arona, negaba este lunes ser el autor de la muerte de una ciudadana británica el 13 de mayo de 2011 en un bazar de esa localidad del sur de Tenerife. Deyan no solo niega ser el autor del crimen, sino que niega sufrir cualquier enfermedad mental.

En la primera sesión del juicio con jurado por asesinato, que se lleva a cabo en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, se visionaron dos vídeos captados por las cámaras de seguridad del bazar chino, en uno de los cuales se ve cómo ataca a la mujer por la espalda y en el suelo, de rodillas sobre ella, le corta la cabeza con un cuchillo que cogió de una estantería, de 22 centímetros de largo.

Sin embargo, Deyan insistió en que él no era quien se mostraba en las imágenes y que se trataba de un montaje. Tampoco dijo saber por qué se encontraba en esa sala de vistas, custodiado por cuatro policías nacionales, ni de qué se le acusaba.

“Yo no soy el del vídeo. Es un montaje. Soy una persona muy tranquila, no pude hacer eso”, afirmó al ser interrogado por el fiscal y por su abogado defensor, Francisco Beltrán. Igualmente no reconoció el cuchillo que se le mostró y que empleó para decapitar a Jennifer Joan Mills-Westley, que se encontraba por causalidad en la tienda y que no conocía de nada al acusado.

Deyan Valentinov, búlgaro de 30 años en la actualidad, aseguró que no recuerda nada y que se acababa de enterar de que estaba en Tenerife cuando se lo dijeron en la sala de vistas. No recuerda haber cogido el cuchillo, haber atacado a Jennifer, haber sido detenido y haber declarado en el juzgado.

“Soy un ángel de Jesucristo”

A preguntas del fiscal, negó ser un enfermo mental. “No estoy enfermo ni necesito tratamiento”, respondió a la traductora de búlgaro. También negó que hubiese sido visto por psiquiatras cuando vivía en el Reino Unido, antes de llegar a España.

Cuando su abogado defensor le preguntó si escuchaba voces dijo que sí, desde hacía cinco años. “¿Escucha voces ahora?”, “Sí”, “¿Y qué le dicen esas voces?”, “Me dicen que soy un Ángel de Jesucristo para crear un nuevo Jerusalén”.

También afirmó que “las voces son mis dirigentes y me dicen lo que tengo que hacer: mata, pelea, reza”.

Admitió haber sido consumidor de crack, LSD y alcohol

En el juicio con jurado, con mucha repercusión mediática y periodistas llegados del Reino Unido, estuvieron presentes las hijas de la fallecida, que días antes habían pedido que se respetase su privacidad por lo duro del suceso. Una de ellas declaró que su madre no conocía de nada al acusado.

En el juicio también declaró el conductor de una ambulancia de un centro de Salud cercano a la tienda donde ocurrió el suceso. “Escuché gritos, no sabía qué pasaba y al entrar me encontré al chico cortándole el cuello a la mujer. La reacción fue de miedo. Vi que entraba más gente en el local y les dije que no entraran. Al salir, el chico había salido por otra puerta y llevaba la cabeza en la mano, cogida por el pelo”.

Otro testigo, un joven británico que ayudó a reducir a Deyan junto con otros transeúntes hasta que llegó un policía local, coincidió en que “estaba muy alterado y gritaba palabras en su idioma”. También que Deyan ya era conocido en la zona de Los Cristianos por varios altercados violentos anteriores“.

“No es un asesino, es un enfermo”

Tanto la Fiscalía como la defensa sostienen que el acusado sufre esquizofrenia paranoide con núcleo delirante y que en el momento de la decapitación de Jennifer Joan Mills-Westley estaba en fase aguda, que le anuló su capacidad volitiva e intelectiva.

Pero mientras el fiscal pide que sea condenado por asesinato, con indemnización a los familiares de la víctima en 200.000 euros, el abogado de la defensa pide su libre absolución, ya que “no es un asesino, es un enfermo, y como tal deben verle”, dijo al jurado.

Francisco Beltrán recalcó que cuando el acusado cometió el crimen, vivía en la calle, no tenía diagnosticada la enfermedad ni estaba bajo tratamiento. “De haber tenido ayuda, como debería haber sido, ahora no estaríamos aquí”.

Sin embargo, ambos coinciden en que Deyan necesita internamiento en un centro psiquiátrico. La diferencia radica para Beltrán en que si no se le imputa el asesinato no se le pueden pedir responsabilidades ni penales ni indemnizatorias.

Como recoge Diario de Avisos, Deyan Valentinov Deyanov fue dado de alta un hospital psiquiátrico de Gales cuatro meses antes del suceso, en enero de 2011. Viajó a Tenerife y en febrero ya comenzó a causar altercados violentos en Arona y tuvo un intento frustrado de decapitación.

En ese mes, la Policía Local alertó de su peligrosidad, porque ya sufría delirios de forma patente e incluso llegó a estar detenido cinco días, tras intentar agredir con una piedra a un vigilante, al que le partió varios dientes, pero no se le puso bajo vigilancia médica.

Dado que no se presentaba periódicamente ante el juzgado, como se le había ordenado, el juzgado de Instrucción 4 de Arona dictó su búsqueda y captura el 11 de mayo. Lo que no se ha explicado aún es por qué no se le detuvo, ya que se sabía que vivía en las inmediaciones de la Montaña de Guaza.

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