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Las carreteras y el Puerto, los principales focos de contaminación acústica en Las Palmas de Gran Canaria

Imagen del Mapa Estratégico de Ruidos de Las Palmas de Gran Canaria.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

El ruido es una parte fundamental de Las Palmas de Gran Canaria. Convive cada día con las 378.998 personas que residen en la ciudad y con los miles de hombres y mujeres que llegan desde otros puntos de la isla para pasar gran parte de su día en ella. En el nuevo Mapa Estratégico de Ruidos (MER), que retrata una imagen de un momento determinado de la ciudad en el que se calculan los niveles acústicos al que están sometidos los vecinos y vecinas, se concluye que las carreteras y el Puerto de La Luz se han convertido en los principales focos de contaminación acústica.

El tráfico que se genera en las grandes carreteras, muchas de ellas se extienden por el término municipal, producen una afección muy importante. En el caso del Puerto, en toda la zona que está muy cerca a su entrada principal, antes del polígono industrial, hay afección nocturna. Además, hay otra zona “que es difícil de controlar” que es donde fondean todas las plataformas, “justo en frente de la ciudad”. Así lo explica Fernando López, director y dueño de la empresa Sincosur S.L. Ingeniería Sostenible, encargada de realizar el MER.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con el objetivo de cumplir con la normativa europea sobre contaminación acústica que obliga a las ciudades del continente de más de 100.000 habitantes a hacer un Mapa Estratégico de Ruidos, ha presentado esta semana a los técnicos de todos los servicios municipales el documento. El MER permitirá medir el nivel acústico que generan los focos viarios e industriales de todo el municipio para calcular la población afectada por niveles de ruidos superiores a los permitidos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido es “una amenaza infravalorada”. Convivimos con él, desarrollamos buena parte de nuestra actividad diaria rodeados de él, pero no somos demasiado conscientes de que una exposición prolongada puede afectar a nuestra salud a través de efectos en el sueño, enfermedades cardiovasculares o trastornos relacionados con la audición.

La directiva europea estableció un calendario de actuación que se definía en fases: la primera se tenía que llevar a cabo en el año 2007 y en el 2008 un plan de acción. La segunda empezó a los cinco años, en 2012 y un año después, en 2013, la actuación. Ahora se ha entrado en una tercera etapa que comenzó en 2017 y en 2018 debería estar haciéndose el plan de acción.

López explica que la información de los mapas de ruidos hay que enviarla a Europa para que pueda hacer una comparativa de las distintas ciudades del continente. Así, a raíz de esa información, se ha elaborado un dictamen en el que se aprecian incumplimientos y, tras conceder una serie de moratorias, Europa “ya ha llegado a un punto en el que ha dicho: a pagar; y le ha puesto una sanción al Gobierno de España”, señala. Ante esa situación, el Ejecutivo nacional transmitió “indirectamente” la sanción a los incumplidores.

El mapa del ruido con el que contaba hasta ahora la capital grancanaria es de 2007, lo que la convirtió en la primera ciudad canaria que lo hizo. La siguieron en ese mismo año el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna. En 2012 las tres ciudades llevaron a cabo la actualización. El cuarto municipio canario que debe hacerlo es Telde, que entra en la sanción que ha puesto Europa a España por incumplimiento de la ley.

El director de Sincosur S.L. detalla que la capital grancanaria, con respecto a otras ciudades españolas, está en la media. “Los niveles de afección están en torno al 25 o 28%, lo que se está teniendo en ciudades como Málaga (con más población), Bilbao (de similar población, pero más industrializada) o Córdoba”, señala. Los puntos más afectados están donde hay una concentración alta de personas, edificios de más de una planta y que están cercanos a vías principales. “La Avenida Marítima, la avenida de Mesa y López o la circunvalación por la parte norte, son las zonas que tienen mayor afección”, acentúa.

Con el mapa de ruidos en la mano se llevará a cabo el Plan de Acción Contra el Ruido. La intervención tiene que tener en cuenta una serie de actuaciones que irán en la línea de mejorar la afección del nivel acústico al que está sometido la población. Las medidas fundamentales son de tres categorías: las de carácter correctivo, los puntos donde se ha detectado que se produce un incumplimiento del objetivo de calidad acústica; las preventivas, para que en las próximas acciones las diferentes partes administrativas del Ayuntamiento consideren la variable ruido dentro de sus programas y, finalmente, los instrumentos de control, gestión y validación de esas mejoras. “El objetivo es que cada cinco años se pudiera ver la evolución y tendencia del ruido”, expone López.

El primer paso es identificar cuáles son los puntos de conflicto, tanto para edificios residenciales, como para edificios sensibles, los colegios o los centros culturales, entre otros. “Una vez se definan esos puntos de conflicto se hace un análisis de los mismos y unas propuestas de actuación, pero para ellos es importante priorizar”, apostilla el experto. A partir de ahí, el Consistorio tendrá una herramienta para poder ir dando poco a poco inversiones a medio, corto y largo plazo.

La concejala del área de Sostenibilidad, Pilar Álvarez, no puede negar su satisfacción por tener un mapa de ruidos de la ciudad. “Es un objetivo que teníamos en el actual mandato”, asegura. Su intención es que el plan de acción incluya a todos los agentes posibles: internos, políticos, económicos, expertos externos y a la ciudadanía. Según explica, el siguiente objetivo es que se cree una mesa de ruido como órgano principal en la que todas las actividades tengan su voz para tomar decisiones.

El siguiente paso, una vez presentado a los técnicos en la reunión en la que no estaban presentes ni el Gobierno de Canarias ni el Cabildo grancanario, es pasarlo a aprobación inicial en el pleno de enero. A partir de ahí habrá un período de exposición pública, en el que se podrán generar alegaciones, para dar lugar a la aprobación definitiva en otro pleno. “Mientras tanto, vamos a empezar con el plan, a organizar participadamente esa mesa del ruido que las acciones sean fruto de un trabajo conjunto y de una toma de decisiones conjuntas desde el principio”, asegura.

El plan de acción tendrá una dotación presupuestaria que aún se desconoce, pero la concejala afirma que los servicios son conscientes ahora, y lo han sido siempre, de que hay determinados aspectos ambientales que se tienen que presupuestar. “Se tiene que hacer porque es una normativa europea, pero también porque hay voluntad política”, sentencia.

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