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La subdelegada del Gobierno en Las Palmas critica que se traten con psicofármacos las secuelas de la violencia machista

La subdelegada del Gobierno en Las Palmas, Teresa Mayans.

Efe

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La subdelegada de Gobierno en Las Palmas, Teresa Mayans, ha advertido este viernes de que durante muchos años se han abordado con psicofármacos las patologías psicológicas que presentan con frecuencia las víctimas de violencia machista, sin tener un diagnóstico claro y sin ir al origen de lo que les estaba ocurriendo.

“La violencia de género está en el relato biográfico que contextualiza el malestar y la somatización”, ha indicado la subdelegada al señalar que, respondiendo a estos a través de los fármacos, “no solo se perpetúa sino que se agrava el problema de estas mujeres”.

Esta respuesta solo sirve “para aguantar, para no cambiar nada, seguir sufriendo y llegar a situaciones muchas veces irreversibles”, ha añadido Mayans durante el panel de debate 'La violencia de género como factor clave sobre la salud mental' organizado por la Delegación del Gobierno en Canarias y que ella ha moderado.

Mayans ha destacado que España lidera el consumo de psicofármacos en el entorno europeo y que Canarias es la segunda comunidad autónoma con más problemas de salud, después de Valencia, al señalar que el consumo de psicofármacos en las islas es mayormente femenino, representando el 33 % del total de mujeres en el archipiélago.

También ha señalado que el uso de esta medicación aumenta cuanto peores son sus condiciones sociales y que las mujeres que sufren violencia de género no lo manifiestan hablando de ello directamente, sino a través de diferentes somatizaciones, como dolores y frecuentación de los médicos de atención primaria, que suelen acallar ese malestar con los psicofármacos.

Silvia Luján, psicóloga del Servicio de Atención Primaria del Servicio Canario de Salud que ha participado en el debate, ha indicado que los factores de riesgo que se pueden advertir por los médicos de atención primaria son quejas generalizadas, pacientes hiperfrecuentadoras de la consulta, con un cuadro de ansiedad y depresión e incluso con dolor crónico.

Luján ha indicado que la incorporación a través del proyecto piloto que ha introducido a los psicólogos en el Servicio de Atención Primaria está permitiendo que se detecten más casos de violencia machista, con la puesta en marcha de un protocolo por el que los casos se filtran desde la consulta del médico de familia si existen indicios de ésta.

La psicóloga ha señalado que considera que la sensibilización entre los profesionales de la salud es cada vez mayor, que ha percibido un interés por parte de los médicos, pero que es consciente de que queda trabajo por hacer y que es necesario aumentar la formación y habilidades para poder detectar estos casos. 

Ana Sofía Fernández, jefa de Servicio de Clínica Forense del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, ha indicado que en las víctimas de violencia de género se ven antecedentes psicosomáticos, como gastritis o migrañas, y ha señalado que sufrir una enfermedad mental hace a la mujer “especialmente vulnerable porque establece muchas veces una relación de dependencia con el agresor, lo que precisamente le dificulta pedir ayuda, y además sufre esa situación que baja su autoestima y es como un circulo vicioso”.

En ese sentido, también ha recordado que las mujeres con adicciones o con enfermedades mentales previas también son más propensas a ser víctimas de violencia de género por su vulnerabilidad.

Fernández ha señalado que desde el Instituto de Medicina Legal realizan un abordaje multicisciplinar, con la implicación de una psicóloga, una trabajadora social y la médico forense, con el objetivo de establecer una pericia de calidad para que el juez pueda dar una sentencia adecuada.

Para ello, ha considerado relevante “valorar la personalidad, las patologías y el hecho que la violencia en sí produce sobre la mujer, porque no estamos hablando solo de una situación previa sino que el maltrato produce un daño en la mujer y ese daño, que se traduce normalmente en depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad y muchas veces también somatizaciones, deben estar reflejados en los protocolos y la historia clínica”.

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