La portada de mañana
Acceder
La alcaldesa de Marbella cancela en Luxemburgo la hipoteca de tres millones
La última entrega de MAR confirma el fraude fiscal de la pareja de Ayuso
Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni
Viruela del mono

La viruela del mono y el uso de la salud como gasolina para la discriminación

Una muestra de laboratorio en una imagen de archivo. EFE/Fernando Bizerra

Natalia G. Vargas

Santa Cruz de Tenerife —

0

La viruela del mono “puede afectar a cualquiera y no está asociada a ningún grupo de personas en particular”, han sentenciado tanto Naciones Unidas como la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de ello, determinadas informaciones y comentarios “estereotipados” sobre la propagación de esta patología “han contribuido a reforzar un estigma homófobo y racista”, tal y como ha advertido la agencia sanitaria de la ONU. Son varios los ejemplos a lo largo de la historia en los que la salud se ha utilizado para alimentar la discriminación hacia determinadas comunidades y colectivos.

 

“Es un recurso estratégico más para legitimar la dominación, justificar la violencia y promover el control de las comunidades subalternas”, explica el investigador y experto en psicología social Daniel Buraschi. En Canarias se han diagnosticado dos casos de viruela del mono y otros tres están pendientes de confirmar, después de que se hayan notificado  al Centro Coordinador de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad. 

Mientras los expertos trataban de confirmar los dos positivos del Archipiélago, la Comunidad de Madrid y algunas informaciones periodísticas vincularon el origen del foco con el Gay Pride celebrado en Maspalomas. “Hay que valorar las fechas de cuándo se produjo la fiesta en Canarias, que es de donde parece que parte, y luego en la sauna madrileña”, apuntó el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, refiriéndose a la Sauna Paraíso, un local de referencia entre el colectivo LGTBI. 

La directora general de Salud Pública de Madrid, Elena Andradas, también insistió en que la mayoría de los casos sospechosos se correspondían con hombres jóvenes que tenían sexo con otros hombres. “El problema no está en nombrar la realidad de la orientación sexual de las personas que están siendo diagnosticadas, sino sesgar la información y solo nombrar eso. Es ahí donde la información empieza a cojear y a estereotipar al colectivo”, critica Ricardo Gómez, técnico de salud de Gamá, colectivo LGTBI de Canarias.

“En el caso de las personas homosexuales, hay un importante factor añadido: la condena moral y la necesidad de restablecer un orden moral heteronormativo”, añade el investigador Daniel Buraschi. “Ya pasó en su momento con el VIH. Se lanzó un mensaje inicial que se convirtió en un prejuicio y un estigma tremendo para la comunidad homosexual, que parecía que era la única que podía contraer la infección. No volvamos a cometer los mismos errores”, plantea Gómez. El técnico insiste en que las infecciones o las enfermedades tienen que ver “con las vías de transmisión” y no con la orientación sexual. 

Vincular el virus a un solo colectivo supone también, de acuerdo con Ricardo Gómez, un riesgo. “Puede dar a entender al resto de la población que otra vez más vuelve a haber un mal que se cierne solo sobre las personas homosexuales”. Además, el miembro de Gamá recuerda que el señalamiento puede suponer un hándicap para solicitar asistencia médica. 

Legitimar el racismo 

Los brotes de xenofobia son otra de las amenazas, al tratarse de una enfermedad endémica de algunos países africanos como República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Nigeria o Camerún. Según ha publicado El País, la viruela del mono provoca miles de casos y decenas de muertes en las regiones central y occidental de África. El aumento de la población, el comercio de especies y la destrucción de ecosistemas son algunos de los factores que explican por qué se está acelerando la expansión de las enfermedades que tienen su origen en un animal y se transmiten a humanos: las zoonosis.

En 2020, con la llegada de la COVID-19 a España, estalló una oleada de estigmatización sobre la población asiática. Fueron varias las personas que entonces se movilizaron en diferentes comunidades autónomas contra el racismo, bajo la campaña “No soy un virus”. 

“En 2020, en la guagua con mi amiga, la gente se apartaba de nosotras como si tuviéramos COVID. A mi hija durante su práctica en el hospital un paciente la llamó ”puta china“, contó una mujer filipina de 46 años a los investigadores que elaboraron el informe Experiencias de discriminación de las personas migrantes en Tenerife. ”El caso del coronavirus y la población china también ha evidenciado que esta estigmatización puede activarse muy rápidamente, pero también pasar muy rápido“, reconoce Buraschi. 

Lo que está pasando con la viruela del mono, explica el investigador, tiene un doble vínculo con el racismo. Por un lado, reproduce estereotipos coloniales y alimenta la representación de la inmigración como amenaza sanitaria. Un ejemplo es el uso de fotografías de personas negras con viruela para ilustrar las informaciones sobre la patología en España. “Por el otro, evidencia que nos tomamos en serio una enfermedad que ya afectaba a la población africana solo cuando afecta a la población occidental, evidenciando que hay vidas que valen y otras que son insignificantes”, subraya Daniel Buraschi. 

La diferente importancia que se otorga a las enfermedades endémicas africanas cuando brotan en Europa se debe, de acuerdo con el experto en psicología social, a una visión del mundo “etnocéntrica y colonial”. “Entre los países occidentales y del sur global no existen solo fronteras políticas, sino también morales que definen a quién se le aplican las normas de justicia, hacia quién nos sentimos responsables y con quién empatizamos. Las personas africanas están fuera de nuestras fronteras morales. La enorme tragedia de las miles de muertes en la ruta migratoria canaria sería intolerable si las personas africanas estuvieran dentro de nuestras fronteras morales”, detalla Buraschi. 

La población migrante que llega en pateras, cayucos y neumáticas a Canarias también ha sido señalada y responsabilizada tanto desde grupos de la población como desde algunas figuras políticas como responsables de la transmisión de enfermedades como la tuberculosis. También sus llegadas fueron vinculadas en 2020, durante la crisis de acogida, a la expansión del coronavirus en las Islas.

Lo que está pasando con la viruela del mono en Europa es “un buen ejemplo de la construcción colonial de la oltredad africana como pobre, enferma y peligrosa, y también de la moral heteronormativa, que culpa de la difusión de enfermedades a las personas homosexuales como inmorales e imprudentes”, concluye el investigador.

Etiquetas
stats